Me quedo aferrado a mis gafas con el corazón en la garganta a causa del miedo. Posiblemente esto que dijo fue en tono de amenaza y lo de la pomada no resultó ser más que una excusa para retenerme y decirme que él sabe que yo estuve pegado a su ventana viéndolo bailar.
O quizá no es así.
Puede que realmente él sea muy diferente a los demás y opto por acoplarme a esta idea.
Tras haber comprado mi ropa para el Baile de Bienvenida, Britt, Jena y Meredith no se distancian de mí ni el miércoles ni el jueves, sin embargo me siento solo o bien, traicionado. Y es que el mariscal de campo del equipo de futbol no me ha dirigido la palabra luego de haberme ayudado con lo de mi espalda, aunque no sólo eso, sino que ahora me esquiva la mirada cada vez que me le quedo viendo fijo.
Debo ser intimidante pero antes al menos me sostenía cuando lo veía y ahora ni siquiera eso...
Ahí está. Pasándose el balón en un jardín del instituto con Francis y dando risotadas mientras caminan y les dicen piropos a las animadoras que pasan con sus faldas cortas y atrevidas.
Yo simplemente no puedo dejar de verle. Reparo en que se ha rapado el pelo un poco a los costados y atrás, dejando más largo sus cortos rulos en la parte superior. Su cabeza parece el balón que se arrojan, pero esas mejillas tan blancas y llenas parecen ser las de un bebé.
—No entiendo cómo pueden ser amigos esos dos—me dice Jenna llegando tras de mí mientras ambos nos quedamos de pie junto a los escalones.
—¿Eh?
—Francis y Steve—me dice señalándolos. Al parecer se ha percatado de que les estoy viendo—. Francis es un patán, lo detesto. No existe persona más desagradable que él; no al menos en este instituto. En cambio Steve Morgan es perfecto: buenas calificaciones, buen deportista, amigable... No, no entiendo, es tan lindo...
«Steve.»
Bien, al menos sé su nombre. Me pregunto si él sabrá el mío, aunque descarto al instante mi duda puesto que es imposible que él lo sepa. ¿Quién lo sabe?
Shain.
Sólo Shain.
Pero Shain no es Steve.
De pronto me golpea darme cuenta que Jen también tiene visto a Steve Morgan.
Algo me queda del dinero que la abuela me dio y utilizo eso para ir hasta una tienda de música y compro unos discos con videos musicales de los años ochenta. Al llegar a casa los meto en mi ordenador y cierro la puerta. Es jueves por la noche y estamos a sólo un día del Baile de Bienvenida, entonces me encontraré a Steve y quiero al menos saber bailar tan bien como él.
Me divierte mucho las canciones de A-HA y sobre todo Dancing queen de ABBA. Intento seguir las coreografías y a pesar de que me cuesta, decido improvisar, notando la pasión con la que seguro Steve bailaba cuando lo descubrí en su casa.
Y él también descubrió que yo le estaba espiando.
Falta poco para la cena. La abuela seguramente la tendrá lista en menos de media hora... Es el momento exacto en que lo vi al bailarín de disco en su casa aquella noche. ¿Y yo recuerdo dónde vive? ¡Por supuesto! Quizá... quizá quiero volverlo a ver.
Stayin' Alive de los Bee Gees suena mientras pienso en que tomar la decisión correcta es lo que debo hacer en este instante.
¿Qué sería la decisión correcta, Jim? Pues, volver a atraparlo ¿no? Quizá sea eso una alternativa a mi insistencia de que vuelva a llamar su atención, para que deje de ignorarme de una vez por todas.
No hay tiempo para comenzar con todo el musical de Grease.
Aunque por otro lado, si él me descubre en su casa de nuevo, me enviará al diablo y esta vez no me lo perdonará. Pero si soy precavido, él no me verá y así por fin sabré un poco más acerca de la vida de Steve.
You are the one that I want puede esperar en mi reproductor de DVD.
Me calzo un par de tenis y le anuncio a la abuela que saldré. Ella como me lo suponía, me avisa que en poco más de veinte minutos estará la cena servida y el abuelo me recuerda que la vez pasada llegué tarde. En esta ocasión les prometo volver a horario y salgo de la casa a toda prisa.
No se oye un alma en estas calles, salvo la mía corriendo con sigilo hasta cruzar las dos avenidas correspondientes para llegar al fin a casa de Steve.
Pero me detengo cuando estoy a pocos metros de su patio delantero.
Algo sucede...se oyen gritos. Hay personas discutiendo ahí dentro y se me pone la carne de gallina al recordar las peleas de mis padres. Toda una película de imágenes me nubla la mirada y siento una terrible presión en el pecho que me produce dolor.
Encárgate de que este...chico, no esté en mi casa por la noche. Encárgate de que desaparezca y no lo vuelva a ver hasta que se enderece. Hasta que sea un hombre. No quiero un loquito de mierda en mi casa.
Un plato revienta contra la pared y despierto de mi ensimismamiento. Esta vez no es mi imaginación, sino que está realmente sucediendo algo ahí.
La puerta de entrada se abre y me meto tras un arbusto en casa de los Morgan. Steve sale con las mejillas hinchadas y los ojos llenos de lágrimas dando un portazo. Levanta la portezuela de su garaje y en efecto, veo su Sprinter y otro auto. Él se mete dentro de su camioneta negra y se olvida de cerrar la portezuela del garaje pero sí lo hace con la de su camioneta, del lado de conductor donde sube y se queda ahí.
No enciende el motor, no avanza, no pasa nada. Los gritos siguen dentro de la casa y Steve permanece dentro de la camioneta con la música a un volumen considerable como para aturdirlo ahí dentro y olvidarse de los problemas dentro de la casa.
Camino hasta su garaje y cuando llego a la camioneta, voy a gatas hasta el lado de conductor y me siento en el suelo bajo la ventanilla de cristal para que no me vea. Estoy frito en caso de que pretenda bajar de la Sprinter, aunque noto que no lo va a hacer: está enfrascado en llorar contra el volante y escuchar a todo volumen Stand by me.
Me abrazo los codos y a mi manera procuro hacerle compañía esa noche ahí. No debe quedar más de diez minutos para que llegue la hora de la cena en casa de la abuela y debo ir.
Pero también llevo la imperiosa necesidad de tener que acompañar en este momento a Steve.
Me pregunto si él ha cenado esta noche o si tendrá una comida caliente sobre la mesa...
...pero un nuevo plato contra la pared estalla y obtengo mi respuesta: No. Steve esta noche no tendrá cena.
Estoy tan metido en mis pensamientos que lo que me despierta es un golpe seco en la cabeza y me aparto.
Al darme la vuelta noto que Steve ha abierto la puerta de la camioneta.
Ya no hay música.
Nada.
Sólo un silencio insoportable que me aturde.
Steve tiene sus ojos clavados en mí.
—¿Qué diablos haces aquí otra vez?
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#ACOLORES #JIMMY #SHIMMY #STEVE
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Es todo por ahora,
Les amo con mi kora
Bssss
L.
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Los Colores de Jimmy
Teen FictionSólo hay dos clases de personas en el mundo: ☝Las que deben salir del armario. ✌Las que no. Y no encajo en ninguna de ellas.