No quiero entrar en detalles.
No me interesa.
De golpe, la corta distancia que hay entre nosotros se vuelve como kilómetros y he vuelto a sentirme solo. Marginado.
Por qué soy tan imbécil, por qué. POR QUÉ. NO. TE. HAGAS. ILUSIONES. CON. UN. CHICO. HETERO. JIMMY. Cuántas veces me lo debo repetir para aprender.
Steve no tiene la culpa. Él parece contento. Es bellísimo con sus hoyuelos marcados pero yo no puedo sentirme contento también por él. Resulta que ahora hasta Miranda va a visitar a su suegra amada, que ojalá fuese mi suegra. ¿Cómo sería que la madre de Steve fuese mi suegra? Él me está contando algo pero no lo capto. Mi cabeza comienza a divagar imaginándome a este chico como mi pareja, llegando juntos en su camioneta, pienso en su mano pasando de la palanca de cambios a mi rodilla mientras me sonríe y vamos a su casa para un almuerzo familiar. Pienso en su madre contándome cosas vergonzosas de cuando Steve era pequeño. Pienso en mis abuelos haciendo de sus bromas extrañas en la mesa y todos riendo por compromiso. Pienso en Miranda...y todo el mundo de mis sueños se esfuma.
—¿No es fabuloso? —dice Steve.
Parpadeo y reacciono.
—Esto... ¡sí! ¡Fabuloso! —digo en un tono fingido que capta y me arroja un vistazo cargado de suspicacia.
—Bien—se frota las manos y mira por la ventanilla mientras aparca el auto—. Ya llegamos.
Observo donde él lo hace.
Esto es un maldito par que para niños.
—Ven—me dice y sale corriendo como un chico, tras un puente.
Lo sigo y nos metemos bajo éste, cubierto de una enorme enredadera de flores, hierba descuidada y espinas. Nos sentamos en el suelo y capto que frente a nosotros hay una pared con grafitis.
El gesto de él se viene abajo.
—Ese muro no estaba antes—comenta en un murmullo—. Había una vista hermosa de la puesta de sol...en fin. Lo demás no ha cambiado. Este lugar está bien...no sé por cuánto tiempo pero ahora lo está.
Parece haberse decepcionado.
—Steve—le digo—. ¿Qué tiene este lugar que lo hace diferente a los demás? Por algún motivo lo escogiste y no creo que un muro de ladrillos y pintadas sea la respuesta.
—Eres un listillo—contesta como si tuviese cinco años—. Es un lugar importante, sí.
Se sonroja un poco y toma su mochila de la cual saca una barra de cereal con chocolate. La rompe, me ofrece un trozo y acepto: tiene relleno de maní y dulce de leche, algo empalagoso para mi gusto pero si viene de él, por supuesto que me fascina.
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Los Colores de Jimmy
Teen FictionSólo hay dos clases de personas en el mundo: ☝Las que deben salir del armario. ✌Las que no. Y no encajo en ninguna de ellas.