T R E I N T A Y N U E V E

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Esta noche Francis estará solo en el edificio abandonado puesto que Birtt no irá y yo tampoco. Está todo en su debido equilibrio salvo por... Steve. Ahora toca a él. Estoy frente a la puerta de su casa, he avisado a Susan que no llegaré a cenar. Sólo debo acercarme, golpear y pedir hablar con él.

Sí, eso es todo.

Muero por verle... ¿estará enojado por lo de Francis? Tenemos que hablar. Nos debemos una charla y debo sincerarme, sino nuestra extraña amistad no será del todo saludable puesto que él me ha contado la verdad respecto a su vida y yo, como pésimo amigo invisible, no he hecho lo mismo.

Me acerco atravesando el patio delantero y antes de llamar a la puerta, me lleno el pecho de aire. Estoy nervioso. ¿Qué pensará su familia si me ve? ¿Sabrán quién soy? Dudo que Steve haya comentado sobre mí en su casa.

Dos golpes.

Escucho dentro que hay movimiento y antes de llamar con un tercer golpe a la entrada, un aparato junto a la puerta me habla:

—¿Si?—pregunta alguien desde el portero eléctrico. Claro, no he visto el timbre.

—Hola... disculpe, quería saber si Steve Morgan se encuentra en casa—pregunto algo inquieto.

—Sí, un momento—me contesta la voz al otro lado y cuelga.

Segundos luego la puerta se abre y una mujer está del otro lado obstruyendo la entrada. Es rubia platinada, con el cabello tieso de tanto fijador, los ojos nublados de rímel y las uñas largas pintadas de rojo.

Me mira.

—Mi nombre es Jeremiah Blake, soy amigo de Steve—le digo y ni yo mismo me lo creo. No había escuchado en voz alta que Jimmy fuese amigo de Steve.

—Pasa, cariño—me dice la mujer y se hace a un lado—sube las escaleras, segundo pasillo, por la izquierda, tercera puerta. Es su habitación. Adelante—me permite y entro.

Me asombra lo enorme que es la casa, se ve aún más grande desde adentro. Hay una sala con enormes juegos de sillones, una mesa y un juego de sillas lujosas que más que para sentarse, son un decorado bastante bonito. Pretendo no detenerme demasiado y sigo las indicaciones que la mujer me ha dado.

Mientras subo las escaleras, advierte:

—Mi hijo se está dando una ducha, espéralo que enseguida saldrá.

Wao, esa mujer es su madre. Quien, de lo último que tiene pinta es de madre de alguien.

Escaleras arriba. Segundo pasillo. Mano izquierda. Tercera puerta. Bingo, la entrada no tiene seguro. Ingreso al cuarto y me encuentro con una cama desordenada, videojuegos con montones de cables desparramados, posters de bandas de rock pegados en las paredes (lo cual me da que dudar mucho) y una pantalla gigante sobre la pared.

Hay un sillón junto a un ordenador portátil y otro de escritorio. Tomo asiento y escucho que desde el cuarto de baño de Steve se percibe el ruido de la ducha...y...y...okay, debo cerrar la boca para contener la baba.

Me presiono las piernas para tratar de relajar mis pensamientos y me muerdo fuertemente el labio inferior. Basta Jeremiah, compórtate.

A la izquierda de donde estoy sentado se encuentra la puerta que da al baño y me llaman la atención unos cuantos CDs en un estante. Estoy por levantarme e ir hacia ellos en el momento que reconozco todas las temporadas de Glee.

Y se detiene el agua de la ducha.

Terminó.

Trago saliva y en cuanto Steve abre la puerta y sale en toalla, casi cae del susto que se lleva al verme.

—Tú... ¿qué haces aquí?—me pregunta.

Lo miro y estoy anonadado. ¿Cómo simula tan bien esos pectorales, y esos abdominales? Sus brazos me los tengo de memoria pero jamás imaginé que tendría un cuerpo tan...estructural. Mis recuerdos de aquel día en el vestuario no le hacen justicia.

CONCÉNTRATE JEREMIAH, me recuerdo. Debo hacer lo que debo y punto. Hablar con él.

—Steve—le digo y trato de conservar el gesto serio—. Debo hablar contigo. Es muy importante.

—¿No podías esperar al menos hasta que me cambie?—inquiere.

Me encojo de hombros.

—Tu madre me hizo pasar—reconozco en lugar de ofrecerme a salir de la habitación—, además no veré nada que no pueda ver en mí mismo.

Carajo, es casi como si Shain hubiese hablado en mi lugar.

Steve me observa serio.

—Es verdad—contesta.

Y se deja caer la toalla.

Y se deja caer la toalla

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#LosColoresDeJimmy

#Shain #Steve #Jimmy

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