C U A R E N T A Y C I N C O

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Hay quienes dicen que las cosas permanecen en un estado, cual recibe un estímulo y se vuelve turbulento. Pasa ese estado de cambios y sacudidas para cumplir un ciclo y regresar a esa unidad inicial, ese momento al que había permanecido con anterioridad. Algo así como "El orden más perfecto proviene del desorden más caótico."

Pues, así es mi vida.

De haber sido algo sumamente tranquilo pasó a lo turbulento... Cuando me vine a lo de mis abuelos, durante un instante, se volvió hacia una estabilidad relativa, ya que actualmente mi existencia retornó al detonante de mi estado inicial: el caos, el desastre.

A veces uno simplemente no es lo suficientemente bueno como para cumplir con las expectativas de los demás.

O quizá los otros no son lo suficientemente buenos como para estar a la altura de uno, sin embargo esto es totalmente subjetivo, pues depende cómo se crea cada quien en proporción a sí mismo: un ser superior o una basura.

No sé qué día es, no entiendo qué hago escondido en mi cuarto separado de mi celular y mi ordenador, pues siento horror de tener que tomar un maletín o acercarme a una valija. Soy consciente de que Jena y Britt han querido verme pero me he apartado, negándome rotundamente a mostrarme en mi estado de vulnerabilidad. Se preocuparían y entonces tendría que contarles lo sucedido con Steve, suceso que es mejor mantener a raya, por lo menos hasta que Meredith se encargue del resto del trabajo.

Pienso en cómo ha de sentirse Steve y supongo que no es nada grato, puesto que yo he pasado por eso y se siente terrible el estar sumergido en el infierno mismo.

La presión es intolerable.

Una radical diferencia es que él tiene el respaldo de una novia que no lo dejaría por nada del mundo, pues Steve es buen amante, buen deportista, bueno...en lo que sea que haga.

Yo por tanto, siempre me sentiré el mismo fracasado.

Me sorprende un mensaje en mi celular.

"Hola, ¿cómo has estado?" Es mi pareja virtual. O ex pareja. Ya qué sé.

Dudo un momento en contestarle... me siento demasiado solo y necesito del apoyo de alguien, ya sea físicamente o en alma pero de algún modo lo que requiero es una persona que me salve de mis miserias.

"Hola—decido responderle—, muy bien gracias. ¿Y tú?"

No demora en contestar:

"¡Genial! No sabes cuánto me alegra tener noticias de ti, te tenía por desaparecido del mundo, ja."

Me sonrío a mí mismo.

"Descuida, estoy bien. Cuéntame, qué te ha motivado a querer hablarme de nuevo? J"

"Yo...simplemente lo creía bueno, Jimmy. No me gusta que nos impongamos este tipo de distancias."

"Pues, ya tenemos las distancias físicas."

"Lo sé."

"Ja."

No. No quiero respuestas monosílabas. Espero un momento y mientras escribo un nuevo mensaje recibo otro de él:

"Verás...en realidad si te hablé fue con un motivo."

"¿Ah, sí? ¡Dime!"

Me altera un poco su demora al contestar, ya que anteriormente había una fluidez a la cual comenzaba a acostumbrarme. Su esperada respuesta llega y me impacta en los ojos cuando lo leo:

"He conocido a alguien."

Dios santo...

"¿En verdad? Pues... ¡Me alegro mucho por ti!", miento.

Los Colores de JimmyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora