Shain.
Es mi última opción. Y me siento horrible por tener que acudir a él para pedirle ayuda.
Me miro al espejo y le pido al Dios del Otro Lado que me ayude a que Shain no me eche en cuanto me vea, que todo salga bien. No me he animado a ir a verle pero he rastreado el Instagram de Donuts, el bar gay donde canta y he esperado al día de hoy, domingo, en que toca.
Me he pasado los día viernes y sábado demasiado preocupado por lo de Francis. Hoy necesito respuestas o ideas o alguien que me ayude a sobrellevar quién soy.
Aparentemente, esta noche bailará un grupo de Drag Queens (que parecen ser una especie de personas montadas al extremo con demasiado brillo y colores) pero será Shain su telonero. Es una excelente noticia.
Mi reflejo devuelve un Jimmy con buzo, capucha y pantalones ceñidos al cuerpo, no muy apretados. Me he puesto un choker para intentar agradar, sin embargo no me acostumbro a ese colgante negro atado a mi cuello.
Para salir, les he dicho a mis abuelos que tengo un cumpleaños. Mentira piadosa.
Susan me pasa unos cuantos dólares y me desea que me divierta esta noche. Ojala sus dichos hiciesen magia.
Me guardo el dinero en un bolsillo del pantalón, le agradezco y salgo. Un taxi me espera fuera.
Raise your glass se oye en la entrada, cuando le paso mi identificación al tipo que está en la puerta. Me observa y sonríe. Es alto, tiene cabello rapado y ni siquiera se ha molestado en vestir como policía.
—Diecisiete—dice él.
—Se supone que no piden identificación a esta hora—le señalo. La vez pasada tampoco me la pidieron. A esta hora el sitio más que ser bar, es un lugar para venir a comer.
—Se supone que deberías esforzarte por conseguir una identificación falsa—murmura y me pasa la cédula de identidad—. En dos horas tendrás que estar fuera, chiquillo.
—Gracias—le digo y paso.
Un chico de mi edad metido solo en un lugar como este es motivo para que todos se fijen en mí. Sin embargo, es muy temprano, apenas hay un par de personas esparcidas en pocas mesas quienes deben llegar a este tipo de lugares a modo de refugio.
Apenas me siento, noto que Daliah (la chica transgénero que me atendió la vez pasada) se arregla una peluca pelirroja y de rulos mientras se dirige a la mesa donde voy sentado. No obstante, repara en quién soy, se vuelve al interior del lugar y luego regresa.
Shain no está en el escenario. De hecho, no hay nada en el escenario y el corazón me viene a los pies.
—Cariño, ¿solo por aquí? Hay mucho viejo depravado que te podría traer problemas—dice Daliah y saca de su delantal un anotador y un bolígrafo. De pronto caigo en la cuenta de que tiene puesto un conjunto de camarera sexy, con escote demasiado abierto, peluca muy alborotada y medias de red. Su maquillaje es muy exuberante, en cierto modo resulta divertida y además me está dando consejos. Ojalá fuese mi amiga pero estoy seguro de que me avergonzaría. ¿Qué pensaría Francis? ¿Steve? ¿Los chicos del equipo? A Britt seguro no le importaría, inclusive me acompañaría a este bar; Jena se decepcionaría y Meredith... Meredith es un misterio. De acuerdo a su conveniencia, lo haría.
ESTÁS LEYENDO
Los Colores de Jimmy
Teen FictionSólo hay dos clases de personas en el mundo: ☝Las que deben salir del armario. ✌Las que no. Y no encajo en ninguna de ellas.