CAPITULO VI

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Espero disfruten del nuevo capítulo, no olviden dejar sus comentarios, les quiero 💖🏵️

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La rabia recorría los adentros de Liona MacLachlan cada vez que recordaba las palabras de Dante MacCallum. «Me encanta que te dejes domar...»

Aquel hombre era un pedante ¿Cómo se atrevía a afirmar aquello tan a la ligera? Nadie, en aquellas tierras o en cualquier otra, tenía el poder de domarla. ¡Ni que fuera un animal! Pensaba, llena de rabia.

Ese mismo día se encargaría de hacérselo saber y aunque no estuviese en sus manos impedir aquel matrimonio, al menos podría retrasarlo lo suficiente como para que los nervios de aquel hombre hirvieran. Sin importar las consecuencias que sabía aquello traería.

Decidida a ello, en vez de quedarse en su aposento y esperar a Nairna para que le ayudara a prepararse, salió de allí para dirigirse a su jardín circular.

Bajó silenciosamente las escaleras, cuidando que entre el alboroto de los preparativos nadie le viera. Con sumo cuidado, caminó con sus pies descalzos hasta el jardín y, cuando llegó, se detuvo a admirar y sentir aquel lugar que había tenido abandonado por tanto tiempo y que, a pesar de ello, permanecía casi intacto.

Un escalofrío recorrió su espina dorsal cuando los recuerdos empezaron a inundar su mente y tuvo que esforzarse en gran manera para hacerlos a un lado.

Estas a salvo, es parte del pasado... Se dijo a si misma varias veces, para calmar su respiración.

Estaba arrepentida de haber escogido ese lugar para esconderse pero también sabía que sería el último en que alguien la buscaría. Sin embargo, sobre todo esto, había ido allí porque su santuario, aquella hermosa cascada que amaba con el alma, había sido invadido por cierto individuo que no deseaba ver.

Era duro para ella volver al amargo lugar después de tantos años y no porque estuviese abandonado, todo lo contario, su padre había encargado a las criadas que lo mantuvieran impecable todo ese tiempo, pues el Laird tenía la esperanza de que ella, en algún momento, superara todo y volviera a él.

Pero eso nunca pasó y, en aquel momento, observando el lugar donde su vida cambió por completo, siendo los últimos días que estaría por allí, en sus tierras, decidió serenarse y marcharse con un recuerdo mejor que aquel que le atormentaba.

Se sentó en el suelo y evocó aquellos hermosos recuerdos cuando, junto a Germania y una pequeña Nairna, empezaron a darle forma al lugar.

Pensó en el desastre que era, en las tantas flores que se marchitaron, las veces que lloraron al creer que no lograrían hacer de aquel un hermoso lugar y, por supuesto, en el momento en que todo lo que imaginaron se hizo realidad.

Desterró los malos pensamientos de su mente y se relajó.

Sonriendo se levantó nueva vez del suelo, para recorrer por última vez el jardín, recogiendo de los altas paredes de plantas varias flores, con el propósito de realizar con ellas una corona y utilizarla en la ceremonia.

Aunque lo último que quería era llevar a cabo el matrimonio y que sus impulsos se basaban en escapar lo más lejos posible del hombre que sin permiso se coló entre su coraza, por la promesa hecha a su padre no se atrevería, pero al menos podría esforzarse para lucir radiante aquel día.

Luego de recoger las flores que deseaba, volvió al lugar donde se había sentado y se quedó allí por largo tiempo, haciendo una hermosa corona de flores para el vestido que se pondría más adelante. Y allí permaneció, hasta que dos individuos entraron de forma furtiva al jardín.

La Fiera del Highlander (Secretos en las Highlands 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora