CAPITULO XXV

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GLOSARIO DE TÉRMINOS

11. Bràthair : Hermano en gaélico escoses.

12. Nighean bheag: niñita/pequeña niña en gaélico escoses.

***

La comitiva se desplazaba a paso constante, de vuelta a tierras MacCallum, dos días después del derrocamiento de George. Cada uno de los guerreros cabalgaba en silencio, aumentando la tensión en el ambiente y no era para menos.

Ante ellos ocurría un hecho inédito pues, su futuro Laird, Dante, había permitido que su mujer montara sobre el mismo caballo que otro hombre, aun fuere su hermano, luego de que esta se negara a hacerlo con él. Fue una sorpresa para todos, tomando en cuenta el temperamento infernal de este, pero él simplemente no tuvo como rebatir su negativa, no después de todo lo que, por su culpa, ella terminó pasando.

Aquellos días fueron difíciles para ambos, realmente devastadores.

Dante había tenido que soportar sus rechazos y desplantes a cada momento pues, a pesar de que aquel primer día, en medio de su dolor por haber perdido a su hijo, Liona terminara permitiéndose llorar entre sus brazos, fue la única vez que ella aceptó su compañía y él estaba a punto de morir por aquello.

Por como a cada intento le alejaba.

Tenía tantas ganas de sentirla en verdad, de conversar con ella, de escuchar su risa, de verle sonreír... pero la entendía y sabía que no sería un camino fácil recuperarla, obtener su perdón. Pero estaba seguro de una cosa, haría lo que fuere, y si ello significaba que tendría que humillarse de aquella y otras tantas formas para que eso pasare, lo haría.

Las únicas personas que Liona había permitido se acercaran a ella fueron Elliot y Rhoda, y Dante nunca sintió, a lo largo de su vida, tanta envidia y desasosiego como por aquel hecho.

Junto a su hermano ella se permitió llorar como una cría, dejando salir sus sentimientos sin vergüenza alguna, compartiendo con él su dolor, su pérdida. Terminó drenando sus lágrimas hasta que en sí solo quedó ese dolor agonizante en su pecho, recuerdo de que no podría volver el tiempo atrás y recuperar aquello que había perdido.

Con Rhoda fue totalmente lo contrario, ella en ningún momento le reveló lo que le estaba pasando, la pérdida de su bebé, simplemente se convirtió en la roca de la rubia, consolándole, después de que esta encontrase el cuerpo sin vida de quien había sido su prometido, que a la vez fue el mismo hombre que la raptó hasta allí, Robbie.

No sé alegraba del dolor de la pobre muchacha, le enternecía, pero sí estuvo satisfecha de que él hubiese pagado por lo que le hizo, aún fuere para poder estar al lado de la mujer a quien amaba. Había sido un cobarde y terminó pagado bajo la ley de las Highlands, con la muerte.

Consolar a Rhoda le brindó la distracción que había anhelado, para dejar de pensar en sus desgracias, en lo que pasaría de ahí en adelante con su vida, porque estaba resentida, dolida con Dante y ciertamente no creía volver a confiar en él.

Él terminó haciendo lo mismo que prometió nunca haría, hacerle sufrir, y ella en aquel momento comenzaba a odiarle. O eso creía...

—Llévame a casa —dijo Liona a su hermano, sorprendiéndole, cuando estaban a punto de llegar a la entrada de las tierras MacCallum.

—Sabes que no puedo hacerlo, piuthar beagh, este es tu hogar ahora —suspiró y ella quiso echarse a llorar por su negativa. Estaba demasiado sensible y anhelaba tanto la compañía de su padre, el consuelo de aquel hombre que por años fue su pilar—. Sé que estás dolida, en luto, por tu pérdida, pero él es tu marido y, por más que me cueste admitirlo, te quiere y mucho.

La Fiera del Highlander (Secretos en las Highlands 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora