Dante MacCallum soltó un gruñido y se levantó del lecho en que descansaba cuando aún no ascendía el alba.
No había podido dormir en toda la noche, pues su mente se rehusaba a detener la infinita reproducción de imágenes de su futura esposa. El joven, en medio de su desesperación, intentó distraer su mente de aquello, pero fue inútil, debido a que esta no hizo más que quedarse prendada de cada uno de los encuentros que hasta ese momento había tenido con la hermosa pelirroja.
Cada uno de los intentos por dejar de pensar en ella, fueron en vano, había pasado toda la noche recordando su primer encuentro, el tiempo a solas que tuvieron en aquel viejo tronco y, por supuesto, recordando como el día anterior, recién llegado de cazar, fue hasta su aposento para entregarle su daga.
Rememoró haber subido las escaleras que llevaban a la torre en la que dormía su inminente esposa cuando todos se habían marchado a ducharse y a culminar con sus deberes y, mientras lo hacía, pensó seriamente en lo permisivo que fue el Laird MacLachlan al dejarle dormir tan alejada de los demás, en un lugar en el cual seguramente cualquiera podría acceder y lastimarla, sin embargo, al recordar sus peculiares talentos, no pudo hacer más que sonreír.
Que los dioses libraran al que se interpusiera en el camino de esa beldad... Pensó, divertido.
Cuando subió el último escalón, se detuvo frente a su puerta, que estaba entreabierta, y la observó, tan hermosa como siempre, sentada nueva vez en su ventana. Para su disgusto, aquella visión se esfumó demasiado pronto pues ella, al sentir su presencia, bajó de allí con una enorme sonrisa que se esfumó al instante en que lo vio.
Ella había esperado que fuese su amiga Nairna quien hubiese subido hasta allí, en busca de más detalles de su prometido, pero no estuvo preparada para verlo a él en un lugar tan íntimo como aquel. El solo saber que estaban los dos tan cerca de un lecho, la ponía extremadamente nerviosa y por esa razón su rostro fue tan expresivo, no había estado preparada para verle.
¿Por qué había ido él hasta allí? ¿Por qué se tomaba tal atrevimiento? ¿Qué tal sí...? Se negó siquiera a pensarlo.
— ¿Qué hace aquí? —dijo, sintiéndose vulnerable, por primera vez en años.
Trató que su voz sonara segura pero en la última palabra decayó y Dante lo notó y por ello dio un paso atrás. No tenía intenciones de asustarla, mucho menos de incomodarla, lo único que deseaba era verla, aún fuere con la excusa de devolverle el arma con la que le había amenazado ya en dos ocasiones.
—He venido a entregarte esto —dijo, desenvolviendo la daga de la tela en la que la había resguardado la noche anterior al encontrarla y extendiéndola hacia la joven.
De inmediato, Liona se acercó y tomó su preciada y buscada daga de sus manos para luego dejarla en su lecho.
Por un momento se quedó de espaldas y Dante percibió que sus hombros se relajaron, con alivio mientras él permaneció quieto, sin moverse de su lugar, simplemente observándola, grabando en su mente cada espacio de su cuerpo mientras el tiempo pareció ralentizarse.
Admiró como su pelo rozaba el terminar de su espalda por encima de su ropa, como parecía estar aún atónita con su daga, que pensaba perdida, y como contenía la respiración intentando calmar la ansiedad que le causaba tal cercanía entre ellos.
Fue un instante, uno insignificante para muchos pero no para cierta parte de su anatomía, que en aquel preciso instante le obligó a marcharse, antes de que ella lo viera e interpretara erróneamente sus intenciones.
Aunque, para ser sincero, Dante admitía que la interpretación de aquello no sería totalmente errónea, pues él había deseado reclamarla y hacerla suya desde el mismo instante en que la conoció, sin embargo, había tomado sus palabras de la noche anterior en serio y estaba decidido a respetarla y esperar, como ella había dicho.
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La Fiera del Highlander (Secretos en las Highlands 1)
Fiksi SejarahA mediados del siglo XI, en las tierras altas de Escocia, el hijo primogénito del laird del clan MacCallum, Dante, se negaba a obedecer las órdenes de su padre sobre desposar a una mujer a quien siquiera conocía. Pero luego, cuando Duncan le comenta...