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Por fin había amanecido y mi cuerpo ya no se sentía tan agotado.
Ahora podía ver con claridad la habitación en la que me encontraba, la cual a pesar de ser de día, seguía pareciendo sólo un poco oscura.

Miré alrededor y no encontré por ningún lado a...¿Touka? Si, creo que así
era.

Me quité las sábanas de encima y me senté a la orilla de la cama, me apoye con las palmas y me levanté.
Al igual que ayer, comencé a dar pasos lentos; admito que seguía doliendo demasiado, pero ya no era tanto como aquel día.

Busque con la mirada mis zapatos, y los encontré a lado de la puerta blanca, me los coloqué con cuidado y desenredé un poco mi cabello con los dedos. Tampoco iba a abusar de el hospedaje temporal que me había brindado Touka.

Acomodé mis ropas y giré el plomo de la puerta, salí de la habitación y ahora me encontraba en un pasillo largo completamente blanco. En el habían más puertas a los lados, pero no quería entrometerme, así que sólo busqué una salida.

-¿Qué haces levantada? -al escuchar esa voz, gire sobre mis talones y vi a Touka parada frente a mi.

-Es hora de irme, pero quería agradecerte todo lo que hiciste, sin ti tal vez habría muerto.

-¿Pero qué dices? No tienes nada que agradecer, además, aún no te recuperas, debes descansar. -puso sus brazos en jarra y alzo una ceja.

-Créeme que no es necesario, tengo que ir al colegio. -Su ceño se frunció y ladeó la cabeza.

-Mira, regresemos a la habitación y ahí me explicas. -No tuve más remedio que acceder, después de todo, sólo quiere ayudar.

Ella se acercó a mi y volvió a cargarme como la noche anterior.

-¿Sabes? No es necesario que lo hagas, yo puedo sola, de verdad.

-El médico dijo que hicieras el menor esfuerzo posible, podrían abrirse los puntos si sigues así de terca. -comenzó a caminar de regreso a la habitación.

Una vez que ya estaba de nuevo sentada en la cama, ella se puso a mi lado y cruzó las piernas.

-Ahora si, ¿Qué decías del colegio?

-Tenía que ir hace unos días para poder inscribirme.

-¿Inscribirte? Estamos a más de medio año escolar, no te aceptarán a menos que seas de intercambio.

La miré expectante mientras trataba de analizar la información. Enarqué las cejas y mis labios de abrieron levemente, pero no dije nada. Las palabras se me escaparon.

-No, mis padres aseguraron que podría entrar. -dije completamente convencida.

-Pues se equivocaron.

Dirigí la mirada hasta la ventana y me perdí en el reflejo de los árboles cercanos.

¿Eso significaba que había venido hasta aquí para nada? ¿Aquel ghoul me atacó para nada? ¡Pero como!

-Argh, ¿de verdad no me aceptarán? -algo frustrada masajee mis sientes y cerré los ojos.

-Sólo te digo lo que sé.

Me detuve y deje salir un suspiro pesado. Supongo que me tendré que quedar aquí, puesto que mis padres no querrán pagar un boleto extra de regreso. Me recargue en la cabecera de la cama y con las manos me tape la cara para así ahogar un grito de frustración.

-¿Y que harás? -ella me tocó el hombro para llamar mi atención.

-No lo se, tal vez busque trabajo. -aún con las manos en mi rostro me límite a decir con cansancio.

-¿No te gustaría trabajar aquí? -baje las manos y ladee la cabeza.

-¿Qué hay aquí? -pregunté.

-Es una cafetería, se llama Anteiku. Si gustas, puedo convencer a mi jefe de darte trabajo. -Una gran sonrisa se formó en mi rostro y mis ojos se iluminaron. Parecía que esta era la mejor-y peor-semana desde que llegue aquí.

-¿De verdad me ayudarías?

-Claro, no veo porqué no.

-¡Gracias! -la abrace fuertemente, pero segundos después me di cuenta de que tal vez la estaba incomodando, yo aún seguía siendo una desconocida, así que me separé rápidamente con las mejilla rojas -lamento incomodarte, fue la emoción. -reí nerviosamente y desvíe la mirada.

-No hay problema. -ella río junto conmigo y continuó- Pero ya es hora de cambiarte el vendaje.

-Oh, claro. Sólo necesito una cuantas vendas nuevas y terminaré en menos de cinco minutos.

-Yo lo haré, descuida. -se levantó de la cama y fue directo a la puerta de madera, la que supongo que es del baño.
Algunos momentos después, regresó con guantes de látex, vendas y lo que parece ser un ungüento. -Quítate la blusa. -hice lo que me pidió y me recostó sobre las sábanas.

-¿Te puedo preguntar algo? -dije.

-Claro.

-¿Porqué haces esto? Bueno, me refiero a que te has tomado demasiadas molestias por cosas que quizá yo podría haber hecho. Si, te lo agradezco, pero no se porqué me ayudas. Fácilmente me podrías haber dejado en la calle.

La mire a los ojos, y estaba igual de sería que siempre, pero había algo más en su mirada que no lograba interpretar por completo.

Ella no despegó la mirada de mi, pero luego la desvío y comenzó a quitar las vendas viejas de mi cuerpo.

-No lo se. Puede que me recuerdes a alguien. No se si lo sepas, pero hace un tiempo hubo un chico que al igual que tu, fue atacado por un ghoul. Lo traje aquí y le dimos trabajo. -se colocó los guantes y aplicó en la punta de sus dedos, una porción de aquel ungüento, y lo fue colocando en la herida. Me estremecí y ella se detuvo.

-¿Te duele?

-Un poco. -Touka asintió con la cabeza y ahora sus movimientos eran más lentos y delicados.

-¿Qué paso con el?-susurré lo suficientemente fuerte para que me escuchara.

-Se fue de este distrito. Se que a veces era fría con el, pero realmente lo quería. Y pues cuando te vi malherida en la calle, me recordaste mucho a el.

-Entiendo. -cuando terminó de untarme aquella extraña pasta verde, me colocó vendas nuevas y se levantó.

-Vístete, pasado mañana conocerás al jefe.

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BLOOD [Touka x reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora