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-¿Dónde estabas? -Fue lo primero que escuché desde que llegue a mi departamento.

-Con Touka. -Respondí sin más mientras me sentaba en el sillón.

-No me gusta que estés con ella. -Habló desde la cocina.

-¿Porqué?

-Ella fue la que te metió ideas raras. Además, estas todo el día con ella, y no conmigo. -Hablaba mientras caminaba hacia mi.

-¿Y cómo quieres que esté contigo si siempre te la pasas fuera "buscando trabajo"? -Hice comillas con los dedos y el frunció el ceño.

-¿Qué insinúas?

-Nada, sólo que es demasiado raro que te vayas desde las 8:00 de la mañana y regreses cuando se te da la gana -vi como cerró sus puños-. Esto ha estado igual desde que llegaste. Pensé que pasarías más tiempo conmigo.

-Vale, pues estaré día y noche frente al televisor esperando que llegues de trabajar para follarte hasta que te quedes sin fuerzas. Tal vez sólo así dejes de estar pegada a Touka. -Se cruzó de bazos.

-¿Qué te sucede? Tu no eras así.

-¡Oh! No me vengas con todo ese rollo cursi. Yo siempre he sido así, sólo que hasta el momento me tienes harto con tu estúpido miedo a los ghouls.

-¿A eso consideras ideas raras? ¡Joder, tu no los haz visto!

-¿Sabes que? Si no dejas de decir tonterías a la buena, será a la mala. -Me tomó del antebrazo y de un tirón hizo que me levantara del sofá.

Me llevó hasta la entrada y abrió la puerta, salimos y cerró.

Llegamos a la calle, todo estaba vacío.

-¿¡Qué te sucede?! Son más de las 10:00 pm. -Traté de safarme.

El no respondió, me cubrió los ojos con su palma y comenzó a caminar.

-¿Qué haces? -no dijo nada.

Cuando traté de quitar su palma de mis ojos, el aumentó la fuerza en el agarre de mi brazo. Estaba segura que dejaría un moretón.

Dio un pequeño empujón en mi espalda y comenzamos a caminar: yo, frente a el.
Todo estaba oscuro, no veía por donde caminábamos, sólo me quedaba hacer lo que decía.

Pasó un rato más y por fin se detuvo, retiró la mano de mis párpados y abrí los ojos. Veía borroso, así que intenté tallarmelos con el dorso de la mano, pero no funcionó, así que tuve que esperar unos cuantos segundos a que regresara a la normalidad.

-¿Dónde estamos? -Pregunté.

-Es un se-cre-to -Sonrió.

-¿Qué pretendes? -Miré a mi alrededor, parecía que estábamos en un callejón.

-Hacerte ver que no existen los ghouls. -Dio media vuelta y comenzó a caminar entre la neblina.

-¡Hey! ¡Espera! ¿Piensas dejarme aquí? -Grité.

-Si, ¿algún problema?

-¿¡Eres idiota?! Hay más peligros que sólo los ghouls. -La neblina era tan densa que prácticamente desapareció de mi campo de visión.

-Ese ya no es mi problema.

-¡No te atrevas a dejarme aquí! -Corrí en dirección donde anteriormente estaba, pero nada.

Miré a los lados tratando de encontrarlo, pero no lograba ver más allá de la longitud de mi brazo.

-¡Ashton! -Maldije en voz baja.

Pasé mis dedos por algunos mechones de cabello que ahora estaba en mi rostro y los quité.
Resignada, comencé a caminar recto, de vez en cuando pisaba algunos vidrios de botellas rotas, y otras veces algunos pares de bolsas de basura obstruían mi camino.

Grande fue mi frustración cundo vi que el callejón no tenía salida, sino que estaba una gran reja oxidada a mitad del camino.

Mi enojo aumentó, di un golpe en la pared y mis nudillos enrojecieron. No me importó en lo absoluto, en cambio, volví a hacerlo con más fuerza. Miré el dorso de mi mano y vi que en los nudillos habían raspones. Golpee la pared una tercera vez, pero esta vez, en donde parecía tener más irregularidades, los miré y una pequeña gota de sangre comenzaba a asomarse.

-Eso no se ve nada bien. -Una voz masculina apareció a mis espaldas y mi corazón se aceleró.

Rápidamente di la vuelta, y frente a mi, estaba un chico de más o menos mi edad, cabello completamente blanco y ojos grises, solo que el izquierdo tenía un parche.

-¿Q-Quien eres?

-No te diré mi nombre, pero descuida, no te haré daño.

-¿Qué haces aquí? -Retrocedí un paso.

-Escuché tus gritos. Buenos pulmones, eh. -Sonrió.

-¿Porqué viniste?

-Escuché la discusión con tu novio, ¿de verdad cree que no existim...existen los ghouls? Vaya idiota.

-Lo se. -Recargue mi espalda en la pared y poco a coco fui bajando hasta quedar sentada en el suelo.

-¿Quieres que te haga compañía? -Se fue acercando.

-¿Porqué harías eso? -Se paró en cunclillas frente a mi.

-¿Callejones solitarios y ghouls? Créeme que no le deseo esa experiencia a alguien más. No puedo llevarte conmigo, pero cuidarte es lo menos que puedo hacer. Es como mi obra buena del mes.

-¿Del mes? -Reí. El sonrió.

-No suelo ayudar a extraños, pero creo que tu situación no es la más favorable.

-¿Cómo piensas cuidarme? Los ghouls podrían aparecer en cualquier momento. -Me preocupé.

-No, no vendrán.

-¿Cómo estas seguro de eso? -El me miró y soltó una leve risa.

-Sólo lo se, y ya.

Fijé mi mirada en sus ojos y el ladeo la cabeza.

-¿Qué? -Dijo.

-Nada, me gustan tus ojos.

-Eh, gracias -su rostro enrojeció por algunos instantes-. Bueno, enséñame tu mano.

Hice lo que me pidió y le mostré la mano derecha, lugar donde eran notables los raspones. La tomó entre las suyas e inspeccionó los nudillos enrojecidos.
De una pequeña mochila en su espalda, sacó una botella de agua y algunas vendas. Mojó mi palma y después la secó con su pantalón, envolvió las heridas con el vendaje y finalmente cubrió mis manos con las suyas.

-Estás muy fría.

-Lo se. -Reí torpemente.

-Vamos, duerme.

-Espero poder pagartelo, créeme que estoy muy agradecida.

-No tienes nada que agradecer, sólo hago lo que me hubiera gustado que hicieran por mi.

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BLOOD [Touka x reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora