Que extraña pero tan curiosa coincidencia...

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Capitulo 44


Una muy bonita coincidencia

Bueno, hemos llegado al ultimo "capitulo" de esta parte... lo siguiente era el epilogo el cual estoy seguro que les encantara...

Oh, y cuando lleguen a la canción, escúchenla cuantas veces quieran...😌

Gracias por seguir aqui, por continuar, por seguirme en este maravilloso camino.... GRACIAS.

Con ustedes, les dejo el capitulo mas largo hasta ahora. (Les juro que no tiene una parte "postcreditos")

¡NO OLVIDEN COMENTAR!

ADVERTENCIA: LENGUAJE VULGAR

Sabado – 10:15 a.m.

El elegante, placentero y muy leve sonido que producía el potente motor de 1700 caballos de fuerza del súper deportivo lo cautivaba. Con una gorra plana hacia atras, lentes de sol y mangas arremangadas iba William manejando con ambas patas el pequeño pero muy, muy refinado volante de cuero de su auto a toda velocidad por la carretera dejando atrás la gran Metrópolis que tanto adoraba sin si quiera haberla recorrido por completo ni mucho menos vivir en ella.

Con la luz del sol en un dia despejado iba a toda velocidad, cambiando de carril muy ágilmente aprovechando que en este tramo de carretera de 40 km no había limite de velocidad así que podía disfrutar de su auto de 3.4 millones de dólares sin ningún maldito problema.

El vulpino sonreía con placer por la adrenalina de ir a esa velocidad.

Miraba de reojo el interior del Bugatti. No se cansaba de deleitarse con el acabado de color beige. El zorro estaba enamorado de su potente coche.

De repente, se dio cuenta que unas jóvenes cebras en un Mustang Rojo mas adelante se asomaban y sacaban sus patas por la ventana haciéndole señas para que bajara la velocidad.

William sonrió con curiosidad, fue disminuyendo la velocidad y se acercó a lado del Mustang manejando a 65 km/h. Las cebras le gritaban, lo saludaban y grababan por diversión. El zorro bajo la ventana del asiento de copiloto para escuchar lo que querian

– ¿Una carrera? – preguntó el joven conductor en voz alta para que William lo escuchara mientras sus amigos alababan al zorro.

William le asintió con la cabeza. – Baja a 50 – dijo Will. La cebra hizo caso mientras sus amigos armaban un escandalo grabandose ellos mismos y al lujoso auto del zorro para posteriormente compartir esas grabaciones en sus redes sociales.

Si, iban a obtener muchas reproducciones y "likes"

– ¡1...2...3! – gritaron al unisono.

El Mustang arranco a toda velocidad pasando algunos autos que iban a la velocidad establecida para los que no tuvieran prisa o en su defecto, un coche de 3,4 millones. El zorro les dio una pequeña ventaja la cual les duro solo 7.7 segundos.

Will contó 5 segundos y al terminar acelero a máxima potencia haciendo que el auto llegara de 45 a 145 km/h en 2.7 segundos. Alcanzó a los adolescentes y de reojo vio como estos gritaban emocionados y lo continuaban grabando. William sonrío divertido después de dejarlos atrás por mucho y continuó su camino llevandose una no tan grande anécdota con el.

.

.

Ya había pasado el tramo de libre velocidad, ahora el zorro iba a 100 como máximo y, aunque podía romper esta regla e ir como el demonio, a Will le gustaba acatar y seguir las reglas que en este caso no eran dadas por mamíferos, si no por letreros a lo largo y ancho de la carretera.

Juntos hasta el final.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora