The Last of Us {COMPLETA}

>Capítulo 4

Al final cambié mi arma por un arco, sólo para no desperdiciar balas y conseguir de un movimiento certero aquel conejo.

Le arranqué la flecha mientras pensaba que lo que sacaríamos y nada sería prácticamente lo mismo. Lo até a una cuerda y lo dejé caer, notando el nuevo peso en mi mochila. Guardé de nuevo la flecha; la primera vez que la utilizaba.

—Ellie, ya llegamos, atenta— me aguanté las ganas de decirle que no me hablara como a una niña pequeña.

Vi cómo Joel reaccionaba al meterse en el agua, que apenas le llegaba a la cintura; genial, estaba congelada. Mientras me metía yo también, llegando a ser más cubierta que él, recordé tiempos pasados. Cuando no sabía nadar y en cuanto el agua cubría más que eso, teníamos que ingeniárnoslas para seguir adelante.

Al llegar al otro lado la cosa no fue a mejor; sentir el frío calándose ahí donde antes cubría el agua era peor que el primer contacto con esta.

Solté una maldición por lo bajo y seguí el paso sigiloso de Joel. Estaba en tensión, y me obligué a adoptar la misma postura. No se sabía qué podría pasar...

Pero todo parecía en calma y no tardamos en adentrarnos en la casa. No estaba muy caliente pero mejor que el exterior ya era.

Joel me ordenó cerrar las ventanas que había abiertas y se dirigó a otra sala sin mí. "Siempre juntos", pensé con ironía mientras cerraba una de las ventanas. "Menos si se tiene que trabajar, entonces ya se encarga Ellie", seguí con mi comportamiento indignado.

—¿Huh...?— me sorprendí al ver que los cristales del ventanal estaban relucientes. ¿Cómo era eso posible con la ventisca de ayer noche? Estaban tan relucientes que vi al desconocido acercándose por mi espalda.

Me giré rápidamente, sacando la pistola y apuntándolo. Sólo podía pensar en dónde debía estar Joel, ¿lo habría matado este hombre o no se habrían encontrado?

El desconocido siguió avanzando hasta que vio que preparaba el gatillo y endurecía la mirada. Lo analicé: debía ser un poco más joven que Joel y aquel collar...

—¿Luciérnaga?— fue lo único que pude decir. Hacía demasiado que no tenía contacto con ninguna. Y la última vez ni lo recordaba, no habían tardado en dormirme, en anestesiarme...

En ese momento el hombre cayó al suelo de bruces, con una flecha clavada en la cabeza.