The Last of Us {COMPLETA}

>Capítulo 24

Joel esperaría fuera mientras me colaba en el edificio a por mis cosas. No me preocupaba mucho si alguien me veía, pero... ¿Y si Elliot preguntaba demasiado?

Me alegré al ver que Eddy no estaba esperando en el pasillo, habría sido una molestia. Abrí la puerta lentamente y me alegré al ver que las luces estaban apagadas. Elliot era un niño pequeño, se habría dormido sin importarle dónde estaba su compañera de habitación.

Las luces se abrieron de golpe y yo sentí cómo el corazón me daba un vuelco. Fue peor cuando vi que Elliot no era el único en la habitación.

—Al fin llegas, ¿sabes qué habría pasado si te encuentran fuera de tu habitación?— no hice caso, me puse a recoger mis cosas—. Ellie, no me ignores.

—Eddy, cállate— dije imitando su voz.

—Tú tampoco estás en tu habitación— miré a Elliot con una sonrisa, el pequeño estaba sentado en mi cama, comiendo de aquellos cereales.

—Tú calla, Ardilla— respondió sin el tono enfadado que tendría que haber acompañado aquellas palabras—. ¿Por qué...?— justo acabé de recoger y me puse la mochila.

—Eres demasiado interesante Eddy, pero me voy.

—¿Irte?— Eddy estaba realmente sorprendido, Elliot comía los cereales como si se tratasen de las palomitas con las que observaba su película favorita—. ¿Adónde? ¿No será por lo de antes? Ellie...

—No es por eso— lo corté—. Creo recordar que dijiste que me podría ir cuando quisiera. En cuanto a dónde... Pues al mismo lugar al que me dirigía cuando me viste— y salvaste.

—¿Pero así, de repente?— se acercó y yo me alejé, no quería acortar distancias—. Espera a que sea de día, por lo menos. Mañana hablas con Susan y seguro que podrás irte.

—Obviamente que podré— soné más convencida de lo que estaba—. Simplemente no me van las despedidas, me voy ahora.

—¿Puedo saber porqué, por lo menos?— me puse nerviosa, ¿se lo debía decir? Tanto él como Elliot parecían más cercanos a Susan que los demás, pero a pesar de eso no parecían seguirla del todo... ¿Qué debía hacer?

—Entonces, ¿Joel también se va?— ambos nos giramos hacia Elliot. Era verdad, debía ir ya con él o pensaría que algo había ido mal.

—No os podéis ir— miré a los ojos a Eddy, daba miedo—. No ahora, así— añadió como si se hubiera dado cuenta de cómo había sonado.

—Mira Eddy, nos vamos a ir. Puedes decir y hacer lo que quieras pero hoy no dormiremos aquí.

—Dormiréis en las celdas si doy la alarma— me asombré de que el sonriente Eddy estuviera amenazándome.

—Siempre supe que eras imbécil, ¿pero tanto?— me reí—. No sabes nada sobre nosotros— esta vez me acerqué yo, pero a diferencia de mí, él no se alejó—. Hemos escapado en otras situaciones similares... Que pena que no quedase nadie para contarlo.