>Capítulo 34

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Habían pasado tres noches antes de que Elliot nos indicara que la comunidad estaba cerca. No acababa de decirlo que ya teníamos un grupo rodeándonos. Nos apuntaban, eran bastantes, pero tenía claro que podía deshacerme de ellos antes de que me rozaran siquiera. Pero Joel no aceptaría aquello, así que lo imité y alcé los brazos en señal de rendición. Tenía controlada aquella situación, pero esta vez debía seguir lo que Joel quería.

Mientras nos ataban me fijé en que sus atuendos se camuflaban perfectamente con el bosque. Esperaba que fueran exploradores de aquella comunidad a la que íbamos.

Cuando empezamos a movernos porque no quedaba otra que hacer lo que ellos quisieran, me fijé en que Elliot no estaba. Me puse nerviosa, ¿nos había abandonado? ¿Cuándo se había escapado? ¡Sin él estábamos perdidos!

Me puse a buscar con la mirada, intentando que no se notara, pero no lo encontré y la caminata se acabó enseguida. Eso quería decir que aquella gente era el grupo al que habíamos estado buscando. Sólo había un problema: no teníamos nuestro pase, Elliot.

Nos entraron cómo a delincuentes, atados, pero eso no me preocupaba. ¿Qué íbamos a hacer? Ahora sí que no podíamos controlar la situación, estábamos atados.

—Llamad al jefe— ordenó quién me había llevado todo el camino. Descubrí que aquella persona a la que no le importaba agarrar con fuerza a una adolescente era una mujer.

Nos llevaron al que debía ser el corazón de aquella población, pues la propia comunidad quedaba dentro de altos y frondosos árboles. No tardaron en aparecer los primeros curiosos.

Se acercaron un par de hombres. Al instante me di cuenta de que esta comunidad no era tan pacífica como la otra, no veía aquella humanidad en ellos, sino la supervivencia.

Tragué saliva en cuanto los ojos de uno de ellos toparon con los míos. Eran duros y mostraban desconfianza. ¿Sería ese nuestro contacto, Charly?

No quería mirar a Joel, eso demostraría mi inseguridad, pero necesitaba saber que él seguía conmigo. Miré a mi derecha, y ahí estaba, con una actitud tranquila. Si no le viera las manos atadas podría decir que la situación estaba bajo control, que no estábamos en territorio desconocido (y posiblemente enemigo) sin posibilidad de hacer nada para huir.

Volví la mirada a aquellos dos, que ya habían llegado a nuestro lado. Uno, el más robusto y mayor  (en edad y altura), miraba la escena con el ceño fruncido. Aquello no debía entrar en sus planes del día. El otro, sonreía amigablemente, con las manos a sus lados. Éste último y Joel precían ser viejos amigos que se reencontraban, no parecía que fueran conscientes de la situación. En cuanto los que nos habían llevado hasta ahí se arrodillaron, la situación cambió. La sonrisa desapareció y su rostro se acercó más al de su compañero, su postura nada amenazante y desconfiada se convirtió en unos brazos cruzados. ¿Qué nos iba a ocurrir? Aquella gente parecían más salvajes que personas.

Miré a la mujer que me había llevado hasta allí; con una rodilla en el suelo y la otra de manera que pudiera reposar una de sus manos, la otra, clavada en el suelo con un puño. Se quitó la tela de camuflaje que llevaba tapándole los labios y empezó a hablar, presentando la situación. Los dos hombres que teníamos delante la miraron al principio y cuando empezó a hablar de nosotros pasaron a observarnos.

Y se extendió un silencio que se vio interrumpido por los murmullos de los curiosos. Estaba algo nerviosa, para qué negarlo. A esas alturas, ¿de qué servía saber que Charly Cooper nos apoyaría en el plan de atacar a los opresores?

—¿Tenéis algo que decir antes de ser encerrados?— dijo el mayor, seguramente el jefe.

—No hace falta encarcelarnos, no somos peligrosos. Veníamos con...— no acabó de completar la frase, pues nos quedamos mudos al ver cómo Elliot caía de un árbol, encima del hombre que estaba al lado del que debía ser el jefe. En ese momento me di cuenta de que "Ardilla" le quedaba demasiado bien.

The Last of Us   {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora