Capítulo 1: Primer latido de corazón.

250 20 13
                                    

Selatiel

Miro la hora y doy un profundo suspiro. Las doce en punto, nunca pensé que sería tan jodidamente difícil.

-Me voy- le digo a nadie en particular y salgo. Empiezo a pasear, un sitio concreto en mi mierda de mente desecha y algo apretando mis entrañas. Pronto dejo atrás la casa de mis padres, esa de la que me mudé meses atrás, para hacer el recorrido incompleto que hizo Hada el día de su desaparición, hace justo hoy un año.

Las calles pronto dejan de estar bien iluminadas, pero la Luna da la suficiente luz como para que ilumine mi camino, tal y como ella hacía.

Recuerdo la noche en la que encontré al hermano mellizo de Hada, Luciel, en casa de su padre.

-¡No es la que buscas!- me gritó el padre de Hada. Me giré, enfadado, frustrado. Pocas veces en mi puta vida he estado tan cabreado.

-Hijo de puta, había dos.

-¡Fuera de mi hog...

No pudo acabar con la frase, me lancé contra él y estampé su cuerpo contra la pared, agarrándolo al minuto siguiente del cuello y ahogándolo. Lo veo todo rojo, la ira está tan a la superficie que no me extrañaría que lo matara. Entonces, siento la soledad. Hada habría estado agarrando mi brazo, relajándome. Me habría sonreído, me habría acariciado y yo lo habría soltado sin pensarlo.

Conseguí relajarme y dejarlo caer, únicamente por el recuerdo de ella.

-Escúchame, desgraciado. Me llevo al chico conmigo, y por Hada es por lo que no te mato. Más te vale rezar como un hijo de puta para que ella no esté muerta, porque en ese momento, te mataré.

Me giré hacia el chico y le tendí la mano. Él se acurrucó y se puso a llorar. Era tan pequeño que tanto dolor por Hada hacía que mis entrañas ardieran. Cuando me acerqué un poco más, el chico emitio un gemido de horror.

-N-no...

-No te haré daño. Soy Selatiel, el marido de tu hermana. No temas, pequeño. Te sacaré de aquí.

Me miró con sus hermosos ojos violetas pálidos y se lanzó estrepitosamente contra mí, como si fuera a desaparecer.

Bueno, minutos más tarde descubrimos que sufría agorafobia realmente gigante, así que compré una casa a las afueras, le hice una habitación, y no ha vuelto a salir salvo por el día de la morgue. El doctor Dorian viene una vez a la semana a verle y, cuando me obligó el juez, a mí también.

Duele decirlo, hace que me siente rastrero y un hijo de puta, pero para mí es un sustituto de Hada. Tiene su voz y su cara (un poco más masculina). Sin embargo, no tiene su dulzura, sus gestos o los preciosos ojos rojos de ella. Nadie puede reemplazarla, ni en mi mente ni en mi corazón jodido, casi inexistente.

Ruz tenía razón, soy un hijo de puta sin ella, pero no he vuelto a cometer errores pasados, como el de alejar a mis amigos o buscarme una sustituta. Tengo que decir que un año de abstinencia es curioso, pero es que no deseo a nadie que no sea ella. Creo que esto me va a traer problemas en el futuro, puesto que me puedo morir con el puto de castidad hecho.

Estoy destraído y me doy cuenta de que he llegado a mi destino. La casa de la psicóloga. Me acerco y toco con los nudillos. Una chica abre y me sonríe, invitándome a entrar.

-Gracias, doctora Mendez.

-Tranquilo, comprendo que necesites estar aquí- me dice, invitándome a entrar en el bonito salón interior y a sentarme.- ¿Quieres algo para tomar?

No me dejes caer (Gate to hell #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora