Adaliah.
Me preparo para ver el combate de Thiel en el sofá. Gominolas: listas, televisión de tropecientas pulgadas: lista, Coca-cola: lista, Luciel a mi lado: listo. Sólo me faltan Elena y Zop, y todo perfecto. Como antes. Me quedo pensativa mientras mi hermano se acurruca un poco, a mi lado. Está en una de las esquinas, y yo me he puesto a su lado. Sé que no quiere que nadie se ponga a su lado que no sea alguien conocido, y que quizás la presencia de Elena le sea extraña. Pero no creo que haya problemas con eso, esa mujer es una explosión de energía, sinceramente, así que al final, conseguirá alcanzar el corazón de mi hermanito.
Esta última semana ha sido... genial. No se clasificarla de otra manera. Mis amigas me venían siempre a visitar, todas las tardes. Luc se había unido poco a poco, al principio, los primeros días, se quedaba sólo unos minutos. Al final, se ha llegado a quedar dos horas. Es maravilloso verle mejorar.
Aunque, lo mejor de todo eran las noches. Todo el mundo se iba y yo me quedaba a solas con Thiel que me abrazaba y me besaba durante horas hasta que nos dormíamos. Nunca se ha atrevido llegar más allá, teme por mis quemaduras, así que me trata como si fuera de cristal.
Eso sólo consigue que me pregunte si Elissa tiene razón y ya no le puedo gustar.
“Mírate, das asco. No entiendo como puedes llegar a creer que de verdad le gusta cómo eres, ¿No te das cuenta de que siente pena cada vez que te ve? ¿No te has dado cuenta de que eres muy poca cosa para él?”
Sacudo la cabeza, tratando de alejar esas palabras de mis recuerdos.
-¿Cuándo vendrán?- me pregunta, apoyando la cabeza en mi hombro.
-Cuando vengan...- imito a una voz de ultratumba y me río, al ver su cara de asombro. Se escucha la puerta y ambos nos giramos hacia las dos que vienen, lentamente, y con una extraña sonrisa en sus bocas. Se sientan y se acurrucan entre las mantas que hay en el sofá. Ni siquiera han saludado.
-Hola- digo, mirándolas con el ceño fruncido. Las dos se giran a la vez, las sonrisas esas permanentes.
-Hola- dicen a la vez. Un escalofrío recorre mi columna vertebral. Dan miedo.
-¿Qué diantes habéis hecho?
-Nada- repiten. Se giran de nuevo y nos centramos en la tele.
Una enorme sala, en medio, el ring. Hay demasiada gente, todos excitados y con ganas de que el combate comience.
-Muy buenas noches a todos los espectadores que hoy nos están viendo- dice uno de los dos comentaristas.
-Hoy estamos vamos a presenciar una gran pelea entre dos grandes... nunca mejor dicho.
-Bill, tú ¿Por quién te decantas?
-Bueno, Dani. Creo que Klitschko tiene mejor técnica, además de que lleva siendo el campeón desde el 2006. Apostaré por él, iré a lo seguro.
-Imbécil- tose Zop al escucharle. Me empiezo a reír.
-¿Y tú, Bill?
-Bueno, yo siempre apuesto por lo joven y lo fresco. Selatiel es más grande, y es más rápido en cuanto a movimientos. También la juventud ayuda mucho en su lugar, ese chico tiene una gran técnica.
-Ese tío sí que sabe- dice Elena, sonriente.
Los focos dan de lleno al centro del cuadrilátero, dónde se encuentra un hombre trajeado. La gente calla, cuando éste hace un gesto, pidiendo silencio. Hasta los comentaristas le hacen caso.
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No me dejes caer (Gate to hell #1)
RomansaCuando los integrantes del grupo de heavy metal Gate to Hell llegan a su casa después de cada gira, acaban revolucionando su propio pueblo. Eso lo comprueba Sel, el hermano pequeño de la cantante de la banda. Y es que no puede dejar de pensar en cie...