Epílogo (Maratón 5/5)

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Epílogo.

Los caminos que sigue cada uno no paran ni se detienen al terminar el libro.

En esa noche en la que Hada y Thiel hacen el amor después de un año sin estar juntos ocurren varias cosas, todas ellas importantes en la vida de varias personas.

Zophiel, sentada en la cama que hacía unos pocos minutos había estado compartiendo con el hombre que ella ama, mira a Gael. Callada. Este ha hincado una rodilla en suelo y le muestra un anillo, que hace que ella deje de pensar, de sentir. El pánico se eleva cuando él le hace la pregunta:

-¿Quieres casarte conmigo?

Ella permanece en silencio, quizás por cobardía o egoísmo, se levanta y, sólo cogiendo una chamarra larga, sale a la calle, corriendo, escapando, tratando de no mirar atrás, asustada.

Luciel simplemente observa al hombre destrozado que se halla en su jardín, sin tener claro qué debe hacer. El tipo que da miedo, que es seco, que es borde y que parece que va a matar a alguien en cualquier momento, le ha hecho una pregunta. Y no sabe bien qué contestar a ello, así que se ha mantenido en su sitio, como un palo.

-¿Entonces, qué? ¿Qué me dices?

Traga saliva, sin poderlo evitar.

-Acepto- la voz ronca y rota no parece suya.

Liam está sentado tras el escritorio después de haber ido de fiesta, cansado. Su padre le ha llamado para que termine algo de papeleo, está agotado, pero eso no impide que haga su trabajo. Aún así, coge la cámara que esconde bajo llave en uno de los cajones de su escritorio, para que su padre no se la quite.

La enciende y empieza a mirar las fotos, casi todas de una chica con mirada dulce que aún habiendo pasado tanto tiempo, hace que su corazón acelere el ritmo. Pero no, debe parecer insensible y cruel, por mucho que le guste estar con ella, a ella no le puede gustar estar con él. Si su padre supiera que tiene una debilidad, la usaría en su contra, así que vuelve a guardar ese pequeño secreto bajo llave y sigue con su trabajo.

Ruz recibe una llamada de su coronel, diciéndole que dentro de poco se tendrá que ir a la guerra. Está asustado, pero para él es mejor que estar cerca de aquello que ama más que a su vida y que no puede alcanzar. Mira sus manos, la bolsa a su lado, descansando. Graduado con todos los honores. Sería el héroe que su padre siempre había querido que fuera. Sin embargo, lo único que él quería era estar junto a esa persona en concreto, junto a esa mujer... y jamás podría volverla a ver.

Sophía está enfadada. Odia estar ahí, sola, en ese maldito lugar. Jake se ha ido a por algo para comer. Les busca la policía. Se acurruca, sintiéndose muy desdichada. ¿Qué ha hecho ella para merecer eso? Nada malo, eso seguro. Ella sólo quería tocar la perfección. De pronto, un hombre extraño entra en su guarida. Se aleja, pero él sólo le pone una foto en la mano. Es una luz blanca junto a otra.

-Puede que una de ellas ya esté sucia- gruñe, recordando a su pequeño ángel siendo besado por el gran hombre.- Pero el otro aún está intacto.

Vuelve a mirar la foto de los gemelos y se relame los labios. Sí, definitivamente, el otro podría volverse su luz.

O eso cree. Los lazos del destino son curiosos y quizás se asombren de darse cuenta de que la solución es mucho más sencilla de lo que todos ellos creen. 

No me dejes caer (Gate to hell #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora