Esto va por la cantidad de veces que no te he llamado. Esto va por la cantidad de veces que te he tratado no sé si mal, pero como si fueras una pesada. La de veces que te he dicho que sí, que ya, que tengo prisa. Esto es para ti, para la única persona en el mundo a la que realmente le debo la vida. A la única persona en el mundo que no se esperaba salir en este texto. A la única persona en el mundo que jamás lo pidió.
Te amo poco. Poco para lo que te mereces. Poco para lo que me has amado tú a mí. Te amo poco y ya lo siento porque creo que te amo como sólo se le puede querer a una madre. Pero, aun así, siento que por mucho que te ame, jamás te voy a amar como me amaste tú. Te iba a pedir que me perdonases de entrada. Pero sé que encima no crees que haya nada que perdonar.
Te amo poco. Y aun así te amo con todas mis fuerzas. Pero es que lo tuyo es descomunal. En unos tiempos en los que todo el mundo ama contra reembolso, lo tuyo es a fondo perdido, y lo que es más increíble, por más que pierdas en esta balanza, tú sigues poniendo más.
Negaré que lo he escrito, pero jamás he merecido tanto cariño. Ni tanto amor ni tanta atención. Es más, a veces incluso te he pagado como el Estado, tarde y mal. Me has cuidado cuando sabías que ni siquiera lo iba a recordar. Esos años que ya han caído en el olvido de todos, menos el tuyo. Me has cuidado en mi adolescencia, cuando sabías que sólo recibirías por respuesta un "ay mamá déjame en paz". Y me sigues cuidando ahora, cuando ya a nadie se le ocurre que pueda necesitar que me cuiden así, tú ahí sigues, tú ahí estás.
Te noto cuando me voy de viaje. Cuando me sigues preguntando si he llegado bien. Cuando me encuentro en cualquier parte del mundo y sé que te preocupas por que coma y duerma. Y cuando vuelvo a casa, y te alivio con un mensaje que siempre es el mismo. "Mamá, ya estoy aquí". Ahí te dejo tranquila, y lo que es más injusto, eres tú la que me das las gracias por avisar. Te noto cuando no paso buenas épocas. No hace falta ni que te lo explique, porque me lo notas no sólo en mi cara, sino hasta en mi voz. Y es que no hay manera de esconderte nada. Yo lo intento por no preocuparte, porque creas que todo va correctamente, por no darte más dolores de cabeza, pero ahí está tu detector de mentiras, más fiable que cualquier polígrafo, para desenmascararme y hacerme sentir culpable de engaño en primer grado, una vez más.
Te noto, en definitiva, cuando no sólo estoy solo sino además me siento, cuando no hay nadie más. Es la grandeza de sentirse tu hijo. Saber que soy lo que soy porque tú me lo enseñaste casi todo.
Así que hoy te digo que te amo poco. Poco para el tiempo que hemos pasado. Poco para el que vendrá. Porque así de jodida es la naturaleza. Te da el amor más grande y puro del mundo y luego te lo quita, para que sepas lo que es perder el amor de una madre, el amor de verdad. Y entonces es como que te empuja a poner en práctica lo aprendido. Y a formar tu propia familia. Y que de este modo haya algo de ella que continúa. Pero entonces es cuando tu madre ya no está. Cuando más la necesitas. Cuando miras al cielo y te gustaría ser creyente para pensar que desde arriba te sigue los pasos. Y te sigue llamando para saber si has llegado y si comes y duermes bien.
Pero hoy no hablemos de cosas tristes, hablemos de que te amo poco. Hoy te escribo y te cuento esto. Que mientras un macho alfa es un imbécil, leer hembra alfa es pensar en el inicio de todas las cosas. Por algo será.
Hoy, que seguro que eres tú la que tienes problemas que no me cuentas por no preocuparme. Y a mí, que carezco de tus superpoderes y tu intuición superlativa, sólo se me ocurre decirte que cuentes conmigo. Que me des la oportunidad de ser tan buen hijo como tú has sido conmigo como madre.
Hoy pienso gritarlo a los cuatro vientos que aquí estoy, orgulloso de ti y avergonzado de quererte tan poco para lo que tú mereces.
Lo digo, lo repito y lo repetiré ante quien me cruce.
Viva la madre que me parió.
Viva tú.
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Astronomía de tus lunares
PoesieCuando la astronomía te pide que escribas, y sus lunares te exigen escribir. Antología de poemas y canciones. Cuando el corazón habla y la mente recuerda.