La tristeza es un sentimiento muy jodido.
Muchas veces aparece camuflada de dolor.
O de rabia.
Pero cuando realmente tiene toda su intensidad es cuando viene sola.
Cuando no hay matices.
Cuando te preguntan por qué estás triste... y no sabes contestar.
A veces se está. Y punto.
Como cuando estamos felices y no hace falta más explicación.
La tristeza es esa sensación de fragilidad absoluta.
Un sentimiento ideal para quienes valoran la soledad.
Estar con uno mismo, quererse hacia dentro, darse importancia.
Apagar el móvil durante unas horas.
Subir el volumen de esa canción que habla de ti.
Abrir la ventana y notar la lluvia en la cara.
Sentir que estás solo.
Que nadie va a venir a decirte que tienes una llamada perdida.
O que bajes la música.
O que cierres la ventana.
Estás solo porque quieres.
Porque tienes miedo a la felicidad.
Porque quizá llegó demasiado pronto.
Y porque tal y como vino, se puede marchar.
Hay días que te sale estar triste.
Aunque sea injusto.
Y esos son los días que más valoras.
Los que te pones en la piel de los que no eligen su soledad.
De los que les viene dada.
De aquellos que darían su vida por tener la tuya.
Y lloras.
Lloras hasta confundirte con la lluvia.
Porque sabes que la tristeza es precisamente eso.
Un sentimiento muy jodido... que te impide ver el sol.
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Astronomía de tus lunares
PoetryCuando la astronomía te pide que escribas, y sus lunares te exigen escribir. Antología de poemas y canciones. Cuando el corazón habla y la mente recuerda.