HOGAR DULCE HOGAR

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Despues de pasar unas semanas en Italia maravillosas, en compañía de mi rubia chichona, volvimos a Madrid. Yo estaba pendiente al movil, necesitaba saber si lo que tenia preparado estaba listo.

- ¿Eli? Amor, te hablo y pasas de mi culo... ¿Por que no dejas el movil un rato? -dijo Alexandra un poco molesta.
- ¿Estas celosa? Amoreee... -dije abalanzandome hacia ella para abrazarla mientras esperábamos que saliesen nuestras maletas.
- ¿Ahora si me haces caso? -dijo un poco enfadada y esquivandome, pero yo utilice mi sonrisa encantadora hasta que la hice reír y me beso.- ¡Eres mi perdición! ¿Lo sabias?... Acabas haciendo conmigo lo que quieres-Con lo que me dijo me hizo reír aun mas, y abrazarla como a una niña pequeña. Me gustaba saber que era su debilidad, y que era algo ante lo que no podía oponerse, porque a mi me sucedía exactamente lo mismo con ella pero al mirar sus fascinantes ojos.
- Estas completamente enamorada, baby. -dije con voz seductora.
- Pues como tu... -contesto ella sonriendo, antes de besarme.
- ¡Las maletas! Aiutoooo... ¡Dai! -dije saliendo corriendo cuando las vi aparecer.
- Que locatriz eres, tia. -me dijo Alexandra estallando en carcajadas.

Salimos del aeropuerto, y por fin tuve la confirmación que estaba esperando. Yo me puse muy contenta, y Alexandra empezaba a sospechar que estaba tramando algo. Yo me puse firme para intentar aguantar el tipo.
- ¿Que sucede? ¿Tienes buenas noticias? -dijo fijando sus ojos en los míos. Yo para salvaguardar la información desvíe la mirada.
- Que va tia, cosas de trabajo. -conteste mordiéndome el labio para contener las palabras.
- No te creo, esa cara... A ver, mirame a los ojos... -yo hice un pequeño amago y desvíe otra vez mi mirada.
- Elettra... -dijo poniendo su mano en mi mejilla y girando mi cabeza hasta que nuestros ojos se encontraron. - ¿Tienes algo que contarme? -dijo fijando sus ojos a los mios.
- Tengo que pasar a firmar unos papeles... ya te lo he dicho. Luego te cuento, ahora no me apetece hablar de eso. ¿Podemos pasar antes de ir a casa? -en el fondo lo que le dije era cierto.
- Claro que si, pero no se por que tantos rodeos, a veces te pones muy tontita. -dijo totalmente convencida de lo que le había dicho antes.

Le di la dirección al taxista, y llegamos a la urbanización. Eran unos chalets preciosos, y parecía un barrio muy tranquilo. A mi me recordaba a Bolonia, donde siempre había mucha tranquilidad. Al llegar bajamos, y saque las maletas.
- ¿Pero que haces? Deberíamos de haberle dicho que nos esperase, luego para volver a casa tardaremos mas en encontrar un taxi. -dijo preocupada y mirándome como su hubiese enloquesido.
- Relájate, despreocúpate... -cante sonriendo y haciendole ojitos.
- Ya sabes como... -me contesto guiñándome el ojo.
- Amore, no te preocupes que en cuanto termine me pongo manos a la obra... -termine la frase lazándole un beso. Con ese gesto la hice reír aun mas.

Me encamine hacia la entrada, y cogi la llave escondida detrás de una figura que había en la entrada. Ella se dio cuenta, y puso cara de no entender nada. Yo sonreí al ver la cara de asombro que tenia. La verdad es que no dejaba de verla desde hacia varias semanas, y eso era algo que me encantaba hacer con ella.
Antes de introducir la llave en la cerradura, me acerque a Alexandra, y agarre su mano entrelazando nuestros dedos.
- Después de un largo viaje lleno de sorpresas y aventuras por la bella Italia, no hay nada como llegar a casa. -dije abriendo la puerta y dandole paso a que entrara dentro.
- ¿Como?
- Pues que a partir de hoy este será nuestro hogar... -dije agarrando su cintura para atraerla a mi y besarla.
- Elettra, esta casa es muy grande, y no... A ver, un segundo... -como me temía sabia que empezaría a ver que era algo innecesario.
- Shhhhh, no te preocupes por nada. Tu piso es pequeño, y ahora que voy a traer mis cosas para empezar una vida juntas, deberemos cambiar de casa, ¿no crees? -dije mientras paseaba mis manos por su espalda.
- Pero cariño, esta casa es demasiado grande para nosotras dos.
- Ya se nos ocurrirá algo para llenarla... -dije guiñando el ojo antes de besarla.
- ¿Y cuanto es el alquiler? -eso me hizo reír, no paraba de darle vueltas a la cabeza.
- Daniela, deja de pensar tanto y disfruta del momento. Ademas la casa la he comprado, es nuestra. -fui a besarla, y ella puso sus manos en mis hombros para apartarme.
- Cariño, pero yo... No puedo aceptar que corras con todos los gastos. Sabes que me hace sentir mal y no me gusta. -dijo muy seria. Ella nunca quiso aprovecharse de mi cómoda situación economica, y sabia que ese seria el mayor inconveniente, pero si íbamos a empezar una vida juntas eso debería cambiar.
- Amore, estamos comprometidas, yo no quiero una casa a donde volver, solo quiero un hogar al que regresar a tu lado... Me basta con que tu formes parte de todo esto... ¿No te gusta la casa? -dije abrazándola por la cintura.
- Me encanta, es preciosa... Pero no puedo permitírmelo, y no quiero que corras tu con todos los gastos.
- Shhhhhh, relájate, despreocúpate... -le cante al oido sonriendo antes de besarla.

La espera desespera. BLUMETTRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora