Hey! Feliz viernes, os traigo unas sorpresitas, espero que luego me digáis Que os a parecido. Gracias por seguir leyéndome!
J.SVeronica devolvió todas las chocolatinas al director. Pero... no vemos a Coco desde hace días. No a vuelto al instituto. Emma está muy preocupada por ella y no deja de moverse de un lado a otro.
-¿Puedes quedarte quieta?-
Ella se paró de golpe y me miró enfadada. Si te fijabas, se podía notar una pequeña llama de preocupación en sus ojos color miel, que crecía por momentos.
-Tenemos que hacer algo- dijo Emma al fin.
-¿Que podemos hacer?, solo la conocemos desde hace tres semanas, solo déjala-
Bady sonó muy frío y distante.
-Pero tiene que tener alguna razón...- dijo Veronica re colocándose las gafas pensativa.
-¿Y si vamos todos juntos a visitarla?- comentó Emma ilusionada.
No era mala idea. Además necesitaba explicaciones y tenía ganas de ver su súper mansión.
-Me parece bien-
Emma me miró impresionada. Se acercó rápidamente a mi y estrecho sus ojos pensativa. Estaba demasiado cerca.
-¿Estas enfermo?, ¿Tienes fiebre?-
-No estoy enfermo y no tengo fiebre, solo que me parece buena idea- respondí.
-Vero, se han llevado al señor tic tac y lo han sustituido por una copia barata-
-¿Enserio Emma?- dije poniendo los ojos en blanco
Bady y Max se empezaron a reír a carcajadas.
-Os voy a envenenar por la noche y moriréis en terrible sufrimiento- les dije a la vez que les regalaba la sonrisa más falsa que tenía.
Eso hizo que sus risas aumentarán y empezarán a dar golpes contra la mesa.
-Podemos pedirle a uno de los profesores que nos de la dirección de su casa para llevarle los deberes de esta semana- dijo Bady.
-Me parece bien, ¿Emma se lo podrías preguntar tu?-preguntó Veronica.
-Eh...eh vale...-contestó un poco confusa.
-Prefecto, te esperamos fuera- finalizó Max.
Cogimos nuestras mochilas y salimos de la cafetería. Esperamos un rato en la entrada y por fin apareció Emma con un papelito.
-Aquí tengo apuntada la dirección de Coco-
Nos mostró el papelito y Me fijé en la calle, Estaba un poco lejos pero bueno. Todo sea por respuestas.
Andamos durante una media hora. Y llegamos a la casa de Coco. Era enorme, tenía unas palmeras a los dos lados gigantesca y una puerta de madera descomunal. La casa estaba pintado de un alegre color amarillo claro. Llamamos al timbre y salió una señora. Nos regaló una sonrisa.
-¿Que queréis?- dijo amablemente.
-Estamos buscando a Coco, ¿Está en casa?- se atrevió a preguntar Bady.
ESTÁS LEYENDO
SEIS LÁGRIMAS DE ACERO
Mistério / SuspenseUnos adolescentes aparentemente normales que se conocen en un instituto de Misuri. Creeréis saber cómo son... pero en realidad las apariencias engañan y los secretos siempre se guardan bajo llave para que nadie los descubra. En esta historia iréis d...