Capitulo 30: La cuarta lagrima de acero.

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NARRA BADY JONES

Kevin me miraba impresionado. Todas las personas que estaban en mi habitación no podía apartar su vista de mi.

-¿Que pasa?-

La verdad no sabía porque había hecho eso. O porque simplemente había accedido a jugará a este estúpido juego de niños. El acogió vuelve sincero a las personas. ¿No?.

-¿Que, que pasa? pues que acabas de beber de la botella- reprochó Coco bastante enfadada.

-¿Has oído bien la pregunta que he dicho?- me pregunto Kevin. Todavía de podía ver un poco de esperanza en sus ojos. Esperaban que rectificara o que hiciera que me equivocara. Una pequeña llama de tristeza crecía en mi interior. Creciendo lentamente y progresivamente. Para que me derrumbara y recordara lo que pasó o lo que hice.

-He oído perfectamente tu pregunta, he matado a un familiar mío- mis palabras salieron de mi boca disparadas como balas. Me levante del suelo y salí de la habitación. Todo el grupo me seguía detrás como si fuera Mama pato. En realidad mi pasado solo estaba a unos pocos metros de donde dormía todos los días.

Abrí la puerta blanca, donde tenía colocadas letras de colores que ponían. A L E N. Sacudí la cabeza para poder centrarme. Puse la mano en el pomo plateado y solo con girar levemente la muñeca, abrí lo que lleva carcomiéndome desde que sucedió.

-¿Bady que es esto?- Coco, fue la primera en entrar a la habitación. Observaba todo con mucho detalle. Pasando su mano por todos los lugares.

-Está es la habitación de mi hermano pequeño, todavía sigue igual desde hace un año- mi voz sonó mucho más triste de lo que me imaginaba.

-¿Y dónde está?- pregunto Kevin dudoso. En si la pregunta que me había hecho era la adecuada o no.

-Enterrado- lo dije de manera directa y seca. Mi corazón se estaba empezando a acelerar, pero no de alegría.

Mi respuesta incomodó a Kevin. Todo el mundo se quedó en silencio sin saber muy bien que decir.

-¿No me vais a preguntar cómo murió?- No deje que esto me alterará, no podía dejar que me invadiera otra vez ese sentimiento de pesar.

-Emmm, Bady, está bien, no es necesario que nos la digas- Emma estaba muy incómoda y no podía dejar de mover las manos de manera nerviosa.

-No lo voy a dejar, ¿De verdad crees que no lo voy a decir?, por favor, la chica que tengo a unos metros de mi, mató a su padre, él que está en la puerta violo a una chica en su coche, y después tenemos al que separó y destrozó la vida a su madre. Yo no soy menos.- mi respiración se estaba empezando a acelerar. Absolutamente todos, miraron al suelo, sin poder mirarme a la cara o porque simplemente, me estaba comportando como un idiota. Cerré los ojos, apreté los puños y me condecore en las palabras que iba a decir. -No sé porque os voy a contra esto, así que si yo fuera vosotros pasaría a la habitación y me sentaría- Veronica frunció ligeramente el ceño y se re colocó las gafas que se le iban resbalando por la nariz. Coco fue la primera en sentarse y "acomodarse" seguido de Kevin, Emma y Max. Veronica solo se mantuvo de pie, apoyada en la puerta.

-Yo antes vivía en Florida, como muchos sabéis eso es una charca. Tenía un hermano pequeño, se llamaba Alen, era tres años menor que yo. Siempre jugábamos juntos o yo me metía con él. Cosas que hacían los hermanos mayores. En esa época yo estaba bastante flaco y era un palito. No era el empollón de mi instituto y no estaba gordo. Mi vida era perfecta. Un día, como otro cualquiera, nos fuimos a pescar como mi padre a un lago que  estaba al lado de nuestra casa de verano. A mí personalmente, no me gustaba pescar mucho. Así que prefería hacer otras cosas. Como era un día caluroso mi hermano y yo decidimos bañarnos en el lago. Como era obvio creíamos que lo peor que nos podíamos encontrar  eran unas cuentas sanguijuelas. Pero no fue así. Alen y yo nos pusimos a jugar, hicimos carreras de natación, pero Alen se adelantó y se alejó mucho de mi. Yo fui a lo mío y empecé a observar la fauna del lago. Sim prestarle mucha atención a mi hermano. -"Ayuda"- -"Ayuda"- gritaba desde la distancia. Esa broma ya me la había hecho más veces así que creía que están de cachondeo. Pero no fue así. -"Hermano, sálvame por favor, HERMANO"- Alen ya estaba empezando a llorar. Intentaba salir, pero se volví a hundir. Algo tiraba de él hacia abajo. Una sombra se deslizaba entre las aguas sucias. No era nítido y no se podía ver con claridad lo que había. Me di la vuelta y lo vi. Como un enorme cocodrilo salía de las profundidades y le daba un mordisco en el tórax a mi hermano de apenas once años. Cuando se volvió a sumergir, el cocodrilo iba dejando un rastro de sangre por dónde iba. Lo único que hice. Fue Llorar y salir a una velocidad increíble del agua. Gritando, llorando, pidiendo ayuda. Llamado a mi padre con todas las ganas que pude. Mi padre vino, y me pregunto qué había, pasado. Le dije todo... excepto la parte donde no le creí. Mis padres están destrozados sobre la noticia de que mi hermano había fallecido. El sufrimiento de haber perdido a alguien querido y luego ver cómo todas las personas que más quieres lloran. ¿no creéis que es doble perdida?- las piernas me temblaban como gelatina. No eran capaz de sostenerme por mí mismo. Fui a la cama y me senté. Relajando mis hombros. Coco no me miraba a la cara en ningún momento. Todo el mundo estaba en completo silencio y eso me incomodaba bastante.

SEIS LÁGRIMAS DE ACERO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora