Capitulo 34: Biblioteca.

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Qué decir al respecto. Los profesores no tardaron nada en separar a Rick y a Max. ¿Y sabéis que paso?. Bueno, pues obviamente a Max lo castigaron y Rick se fue de rositas, eso sí con unos buenos maratones y heridas en la cara de regalo. Aún que... a pesar de la escena tan violenta, de todas nuestras miradas de horror y preocupación, lo que más me dolió fue todas las personas que habían en el comedor, ni se dignaron a acercarse. Pero que voy a decir yo, estaréis pensado, si yo hace unos meses era igual que ellos. No estoy en mi derecho de quejarme y mucho menos de decir algo al respecto, pero, ¿para que voy a mentir?. Duele tanto, ese simple gesto de apartar la mirada, es tan frustrante. Nunca me lo habían hecho, yo si lo había hecho. Y creo que ninguna de esas personas es consciente de lo que eso supone para esa gente que necesitan su ayuda más que nunca. Ahora lo entiendo, yo creía que era bueno, que era un buen chico...
No Kevin, estas equivocado, tu solo eres un tío que el mundo pudo con el y que después hiciste lo que todos decían que no se debías hacer. Oh querido Kevin, solo eres el chico que hico Bullying y que Luego se convirtió en víctima.
***
-¿Que vamos hacer?- Pregunta Bady preocupado.

-No lo se- contestó sinceramente.

La situación todavía me podía, no acababa de tragarlo, ahora mismo estábamos en la recepción, esperando a que el director nos entrevistará por todo lo sucedido. No tengo ganas de contestar a sus preguntas, ni si quiera sé del todo lo que acaba de pasar.

-Coco O'hara sígueme por favor- Dice una chica de pelo largo embotada en un vestido negro .

Ella asiente y se dirige hacia la chica, desapareciendo a su vez por el pasillo.

Estuvimos esperando veinte minutos, hasta que al fin salió y pudimos ver otra vez la cara de Coco. No parecía estar nerviosa ni incomoda, si no que su rostro era de indiferencia.

-¿Que te han preguntado?- habla Emma acercándose a ella.

-Ya lo veréis- su rostro se endurece y se va por la puerta.

Mire a Emma y estaba igual de nerviosa que yo.

-Kevin Clark- mi nombre rebotó entre las paredes. Era mi hora.

Me levanté y seguí a la chica, llevándome por un pasillo estrecho, acabando enfrente de una puerta, la abrí y vi como el director tenía su mirada puesta en los papeles apilados encima de su mesa. Tardó varios segundos en darse cuenta de mi presencia, levanto lentamente la cabeza y se digno a mirarme a los ojos, sus gafas se resbalaban por su tabique dejando al descubierto su mirada seria.

-Hola Kevin- me dice con voz ronca. Le hace un gesto a la chica y ella se va, dejándonos totalmente solos. -Por favor siéntate- se levanta y me acomoda la silla, yo le obedezco y pongo mi trasero en esa superficie. -Bueno... ¿Sabes porque estás aquí?-

Yo asiento.

-Bien- contesta, -Tu estuviste de testigo, ¿Sabes la razón de porque Rick Simpson y Max Brown se pelearon?-

Su pregunta me descolocó, no creía que fuera al grano nada más empezar.

-No lo se, no estoy seguro...- contesto incómodo.

La verdad era cierto lo que decía, no sabía que estaba pasando, aún que creo que tengo una que puede tener bastante sentido.

-¿No herías vosotros amigos?- insiste el director.

-Si lo somos, pero creo seguramente él tenga sus razones- le digo con toda la tranquilidad que puedo. -Y si me permite señor director, debo hacer los deberes que sus profesores me mandaron-

Una sonrisa apareció en mi rostro por mi propia contestación. Kevin 1 Director 0.

Agarre mi mochila y me fui, esquive a la chica que seguramente quería detenerme, peor no le di la oportunidad de hacerlo.

Llegue a la sala de espera, Todos habían desaparecido, Bady, Emma y Coco, no estaban. Aún que no me extraña, ya era demasiado tarde. Y si no llegaba dentro de poco a mi casa, seguramente mi madre me mate. Solo de pensar cómo estaría ella en estos momentos, hizo que me espabilara lo suficiente para que acelerara el paso.

Llegue a mi casa, abrí la puerta y me encontré con mi madre. No estaba enfadada, si no indiferente, aún que siempre había sido así. Bueno, no, había sido así desde que nos mudamos. Todavía resultaba dolorosa verla. Lo había dicho a mis amigos, se supone que me había liberado de esta carga, entonces... ¿Por que?.

***
Me levante de mi cama, me fui directo a la ducha, necesitaba despejarme, tenía la cabeza embotada, no podía pensar con claridad y eso llegaba a cansarme lo suficiente para que no tuviera fuerzas para salir por la puerta de mi casa y enfrentarme al mundo. Pero la idea, de que dejara todo esto como esta, lo de Veronica, Max..., La SUT, hacia que dormir por la noche fuera una tarea imposible. Salí y me rodeé la toalla en mi cadera. No pude evitar mirar mi reflejo en el espejo. Las Gotas se resbalaban por mi cara, mi pelo mojado se mantenía revuelto mientras que mi simple cara de querer cargarme en los muertos de todo el mundo no desaprecia. Un suspiro pesado se escapó de mis labios y no me demoré mucho en vestirme y bajar a desayunar. Eran las siete y media de la madrugada. Todavía no había salido el sol, así que todo estaba oscuro. Agarre la tostada menos quemada que encontré en el plato que había en La Cocina y me fui. Mi madre tenía turno de mañana y se había levantado una hora antes que yo.

Fui comiendo mi tostada a la vez que pensaba en mis cosas de adolescentes o no tan de adolescentes. Porque mi vida es una película. Pero no una película en donde unas hadas que brillan y si lee están sonriendo te dicen . "Hola Kevin, soy una hada que viene del mundo caramelo y va a trasformar tu vida en una aventura interminable donde una tia buenorra y amigos inseparables te acompañarán" . No señores, ese no es mi caso.

Siento que me choco contra algo, ¿el que?, no lo sé, estaba demasiado ocupado levantándome del suelo.

-K-Kevin lo siento-

Es Veronica.

La miró de reojo y está igual que siempre, insegura de si misma y totalmente avergonzada. Estoy cansado de verla así.

-Da igual-

Me levanto y sigo caminando. Seguramente salga corriendo otra vez. Lo había hecho tanto que ya me lo esperaba.

-¡N-NECESITO QUE LLAMES A TODOS KEVIN!- grita Veronica.

Me sola vuelta y la miró, tenía los ojos cerrados y sus puños estaban cerrados. Sus mejillas estaban prendidas de un intenso color rojo. ¿Por que ahora quiere hablar con nosotros?.

-¿Por que?- le contestó de manera seca. No se lo iba a poner fácil, y quería saber si eso era cosa de un instante o si de verdad quería decirnos algo. Ella retrocedió. -Lo suponía- dije en un suspiro. Me volví a dar la vuelta y seguí caminando. En realidad ¿Que me esperaba?.

Alguien me agarra de la muñeca y tira con la suficiente fuerza y confianza para que me de la vuelta de golpe.

-Es hora de aclarar todo esto Kevin, ir a la biblioteca, a las doce, os espero ahí, si no vais, sabré que ninguno de vosotros queréis verme después de lo que he hecho- Habló Veronica segura sin apartar sus ojos verdes de los míos.

Esa es la Veronica que recordaba.

-Está bien, no prometo nada- intento decir indiferente.

Sigo andando y me adentro en el instituto.

Ya es hora de que nos aclare que está pasando.

SEIS LÁGRIMAS DE ACERO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora