Capitulo 29: San Valentín.

11 3 0
                                    

San Valentín... la fecha donde los enamorados declaran su amor el un al otro, donde las parejitas están juntos todo el día y las calles se llena de promesas, chocolate, corazones y promesas. ¿Qué bonito no creéis?. Pues NO, ¿Que pasa con los solteros?. ¿Y nosotros que?. ¿Tenemos que estar aguantando esto?. Nosotros no elegimos que el amor de nuestra vida todavía no haya llegado. Así que declarar vuestro amor eterno en una habitación. Gracias.

-¡Hola Kevin!- una persona que no reconocía por la distancia en la que se encontraba vino corriendo hacia a mi y me dio un fuerte abrazo. Vale retiro lo dicho. Si que La reconocía. Emma.

-Quita de encima que me vas a tirara todos los apuntes de matemáticas- le dije portándola. Ella se apartó avergonzada. Cuando ya sentía su cuerpo alejado del mío me recoloque la mochila.

-No te pongas así, hoy es un día muy especial para los enamorados, el aire está cargado de felicidad, los pájaros cantan, las nubes se levantan...-

-Para, para- la corte antes de que siguiera, ella se cruzó de brazos y me miró molesta esperando a que siguiera. -Eso es para los E N A M O R A D O S- La deletree. -No tengo tiempo para esas cosas, yo no estoy enamorado...- alargue la última vocal por su repentino acercamiento. Mi corazón empezó a latir desconsoladamente. Ella me miraba curiosas con sus enormes ojos, tenía apoyada su mano izquierda en mi hombro, y su cuerpo estaba muy pegado al mío. Lo único que nos separaba era mi libreta de apuntes, que hacia de barrera.

-¿Seguro que no estás enamorado?- dijo en un susurro sin apartarse de mi ni un centímetro.

Mi respiración empezó a acelerarse. Haber, NO, ¡NO!, estúpido corazón quédate quieto. Emma achinó sus ojos y giro levemente su cabeza confusa, esperando una respuesta por mi parte.

-No estoy enamorado y deja de acercarte de esa manera a un hombre- estaba bastante enfadado y no sabía porque. La aparté de mi rápidamente y me fui caminando por el pasillo. Algo en mi interior decía que mentía. Pero estaba claro que no lo iba a decir.

***
La horas pasaban rápido y antes de que me diera cuenta ya era la hora del almuerzo.

-Hoy las chicas han desaparecido-comentó Bady sin dejar de masticar.

-Estarán pintándose las uñas o hablando de cotilleos, déjalas que hagan lo que quieres- dije indiferente.

De repente Max dejo de masticar y abrió ligeramente la boca. Me di la vuelta sobre mi asiento y vi la escénica que tenía a Max de esa manera.

-Verónica, me gustas- dijo el chico moreno, bastante avergonzado.

-¿Jon?, ¿Jon Sánchez? ¿Enserio?- hablo Max totalmente indignado.

-¿Por que te molesta, no estarás...?- Max le puso el dedo índice en la boca a Bady para que se callara. -No hables, Está es la parte más importante-

-No siento lo mismo que por ti- hablo al fin Verónica con todo el tacto que pudo.

Max al por esas palabras se relajó bastante, resbalándose por el asiento.

Hoy todo el mundo está muy raro...

-Señor tic tac, ¿Ya no estás enfadado verdad?- Emma se sentó a mi lado con cara de cachorrito.

-No, no lo estoy- confesé entre suspiros. Mis manos se fueron a mi cabello revuelto y empecé a aplastarlo hacia abajo para que taparan mis ojos. Sentí como una mano apartaba delicadamente los mechones que tapaban mis rostro.

-Estás mejor así- Emma me sonrió dulcemente. No sé porque pero mis mejillas se pusieron rojas. No podía verme así. Vale, vallamos al plan de huida. Puse mi rostro en la mesa y lo tape con mis brazos. Ocultándolo por completo. Buen plan Kevin. Premio novel a la inteligencia. Seguro que así no se da cuenta de nada.

SEIS LÁGRIMAS DE ACERO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora