Capitulo 26: The Salvetion Army

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No podía ser, esto no puede estar pasando.

-Hola pequeña, ¿Como te llamas?- habló Veronica a la vez que se ponía de cuclillas para estar a su altura.

-Me llamó Sophia- contestó la niña pequeña con una voz dulce y alegre.

Mi vista se fue a los regalos y había algunos con su nombre. Habría como unos ocho regalos.

-Papa Noel, ¿Ya has traído mis regalos?, aún que llegas muy pronto... ¿He sido entonces una buena chica?-

La niña vino corriendo hacia mi, pero como su camisón de frozen le quedaba muy largo lo pisó y se calló al suelo. Fui hacia ella con bastante pánico. Porque si empezaba a llorar los padres iban a entrar a la casa y nos verían. Y eso no está en mis planes.
Sophia me miró con los ojos llorosos y su nariz estaba roja por el golpe. Iba a llorar. Pero... antes de que una lagrima saliera de sus enormes ojos marrones, se restregó su brazo en su cara y se limpió cualquier rastro de tristeza y dolor. Y una sonrisa de oreja a oreja apareció en su rostro. No sé porque pero mi corazón se estremeció. La facilidad de un niño es infinita. Mis brazos inconscientemente la rodearon y le di un abrazo. No sé si fue por mi o por ella. Pero me reconfortó mucho.

-Oye Papa Noel, ¿Tu también estás a dieta como mi Mama?-

Fruncí el ceño porque no sabía que quería decir. Hasta que me di cuenta de que estaba vestido de Papa Noel, estábamos en la casa de uno de mis peores enemigos, abrazando a su hermana pequeña, que me quedaba dos minutos para salir de ahí y que mis amigos estaban fuera distrayendo a Rick y a sus padres con penosos villancicos. ¡Genial! Estrés, vuelve a mi.

-Nos tenemos que ir ya, se nos está acabando el tiempo- comentó Emma nerviosa.

Me asomé a la ventana y vi que los padre ya cansados de estar afuera y intentado innumerables veces marcharse pero como Max y Coco los agarraban del brazo para que se quedarán. Y de una cosa que no me había dado cuenta al ver tan nítidamente la imagen, es que los ventanales de cristal son enormes y se nos ve a nosotros dentro. Coco se dio cuenta que estaba en la ventana y empezó a darme señales de que saliera de la casa. La pareja y Rick ya se iban a dar la vuelta para dirigirse por fin a su casa. Nuestro tiempo había acabado. Pero justo Coco calló al suelo desvanecida.

-Necesitamos ayuda, mi amiga se a echo un esguince - dijo Max con tono preocupado.

-Oh me duele mucho, necesito una ambulancia por favor ayúdenme- habló Coco de forma dramática y exagerada.

Nos estaban dando un poco más de tiempo para poder salir de esa casa. Y no lo iba a desperdiciar.

-Bueno Sophia. Papa Noel y sus amigos se tienen que ir, pero recuerda que tú no has visto nada, tiene que ser un secreto ¿Me lo prometes?- la dije a la vez que acariciaba su cabeza.

-Te lo prometo Papa Noel-

Sonreí ante la respuesta y nos fuimos corriendo a La Cocina. Abrí la ventana y saltamos a fuera. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo por el cambio de temperatura. El frío me había golpeado de lleno. Pero eso me ayudó a despertarme. Nos dirigimos al muro y empezamos a escalarlo. Como ya era de noche los ladrillos que tocaba estaban helados, me congelaba los dedos y parecía un robot sin aceite. Estaba súper tenso y los músculos me estaban empezando a picar por el roce de la ropa. Pero no paramos ni un instante, quería estar fuera de esa casa lo antes posible. Mi nivel de estrés ya estaba en unos niveles insospechados. Seguro que hasta se me cae el pelo. Por fin tocamos el suelo. Me asomé y pude ver que los padres de Rick estaban llamado a la ambulancia.
Intenté captar la atención de Bady y él al fin me miró. Se dio cuenta que ya no estábamos en el interior de la casa. Y que debíamos irnos cuánto antes. Se agachó y le susurró algo al oído a Coco. Por suerte nadie se dio cuenta de tal gesto ya que estaban demasiado ocupados llamando. De repente como si de un zombie que acababa de volver a la vida se tratase. Coco se levanto sin problema.

SEIS LÁGRIMAS DE ACERO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora