~Fin~

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Estábamos todos juntos en el cementerio, mirando la lápida de dónde estaba nuestra amiga, mi corazón estaba roto, tan roto que no podía para de llorar toda la noche, no me creía que no estaba con nosotros, que se había ido... tantos recuerdos venían a mí mente, todo lo que vivimos, todo lo que experimentamos juntos.

-Despidámonos de ella apropiadamente- dice difícilmente Max.

-No me puedo cree que se haya ido- dice Verónica entre murmullos.

-Nadie se lo puedo creer- afirma Coco con la voz rota.

-Quiero empezar yo- Bady se limpia las lágrimas y da un paso para adelante, quedando enfrente de la lápida. -Hola Emma, sé que esto es un adiós, nunca creí que llegaría este momento en el que tendrías que irte, quiero agradecerte todo lo que me has ayudado- lágrimas descontroladas empiezan a caer por sus mejillas ha sido que parara de hablar, pasan unos segundos hasta que consigue calmarse y continúa.  - Nos has apoyado siempre, estuviste ahí para mí, para nosotros, y no puedo estar más contento de que alguien como tú haya aparecido en mi vida aún que la tuya haya acabado, simplemente gracias- se agacha lentamente y coloca un farolillo, da un paso atrás y abraza fuertemente a Coco. Verónica temblando se separa de Max y da un paso al frente. Colocándose dónde estaba Bady.

-Emma... fui la primera en descubrir quién eras, sé que actúe mal y me equivoque en tantas cosas, pero nunca me miraste con malos ojos, siempre me apoyaste, fuiste alguien en quien pude confiar- su voz se estaba rompiendo cada vez más y el aire se le estaba acabando por momentos . -Me acuerdo de todos los momentos que hemos vivido, las locuras que nos has hecho hacer y todas las sonrisas que nos has sacado. Mi corazón siempre confiara en ti, no lo olvides jamás- al lado de la de Bady deja un Aster, una flor morada preciosa, un pequeño copo de nieve cayó en un de sus pétalos, seguidos de muchos más, aún que en ese momento nos dio igual, volvió a su posición y Max se armó de valor uniéndose también.

-Yo... no sé muy bien que decir en verdad, todo esto nos ha pillado tan de sorpresa, hace menos de una semana estabas con nosotros, a nuestro lado, aún que creo que siempre estarás aquí, aún que no te veamos te sentiremos a nuestro lado, confió que empieces de nuevo en otra vida, con otra oportunidad donde todo lo bueno que has hecho para arreglar lo que hiciste mal, la esperanza que me devolviste fue el mayo reglas que tendré- para un momento en mira para arriba, toma aire y lo suelta lentamente, mira la flor que tiene en la mano y la deja junto a las otras, una campanilla de invierno, y abraza fuertemente a Verónica.

-Voy a acabar con esto- Coco se limpió las lágrimas bruscamente y mira fijamente al cielo y levanta el brazo apuntado arriba. - EMMA SÉ QUE ME ESTÁS ESCUCHANDO, NOS DEJASTE MUY PRONTO MALDITA, TÚ TENIAS QUE ESTAR AQUÍ- aún que Coco llorara no paraba gritar. -AÚN QUE SEA UNA CHICA MUY GUAPA Y LO SABES CREO QUE DEJARE QUE SEAS TÚ LA PERSONA MÁS HERMOSA QUE ESTE MUNDO HAYA PODIDO TENER- aprieta los puños y baja la cabeza, su pelo rubio se había llenado de pequeños copos de nieve que se iban derritiendo. -Hasta pronto Emma- susurra al Clematide dejando esa hermosa flor en el suelo lleno de nieve.

No tuvimos que decir nada para que Max saliera, su rostro estaba tenso y sus ojos rojos de llorar.

-Me he dado cuenta de muchas cosas ahora que no estás, me doy cuenta de toda la esperanza que nos has dado a cada uno de nosotros para poder arreglar lo que nos atormentaba, había hecho algo horrible tanto que no me merecía perdón, pero tú junto a todos los demás me lo concedisteis y eso es algo que se puede explicar con palabras- suspiro y sonrío, su labio inferior temblaba pero eso no impidió que su campanilla de invierno la dejara lentamente.

Pero desgraciadamente llegó mi turno, con un nudo en el estómago y las lágrimas en los ojos, me armé de valor para decir palabras que nunca quise decir a ella.

-Que puedo decir yo que no te hayan dicho ya, ¿sabes? Esta noche me acordé del comienzo, de nuestro comienzo- me giré y mire a todos a los ojos durante unos segundos, peor no tardé en volver a poner atención a la lápida o mejor dicho a ella. No sé si fue una ilusión o era cierto lo que veían mis ojos, llevaba ese hermoso vestido rojo brillante que resaltaba con la nieve y su cabello negro lleno de pequeños puntos blancos que se iban desvaneciendo, Emma estaba mirándome con esos ojos que traspasan almas, la nieve bailaba con la brisa haciendo que mis manos se congelaran y se enrojecieran. -Nunca nadie ha llegado a mi corazón como tú lo hiciste, creo que nunca te he dicho lo mucho que te quiero- ella se acercó a mi, y colocó su mano dulcemente en mi mejilla, sonriéndome, sus rostro estaba a unos centímetros del mío, cerró los ojos y apoyó su frente contra la mía, levante mi brazo y le coloque la flor en la mano que tenía libre, cerrándosela para que la agarrara, ella se separó de mi un poco y vio mi crisantemo rojo.
-Nos veremos en otra vida amor mío- le susurré antes de que ella desapareciera, di un paso atrás y me posicioné donde estaban todos mis amigos, pero noto algo en mi muñeca, mi vista baja velozmente y veo un lazo rojo atado.

Ella nos dio su final para poder tener nuestro comienzo.

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