🌊Capítulo 22🌊

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 Sus ojos comenzaron a cristalizarse , y al poco tiempo pequeñas y transparentes lágrimas brotaron de ellos.

 La azabache cerró los ojos con impotencia y ocultó su rostro entre sus manos mientras sentía un pequeño cosquilleo en sus piernas. Efectivamente, tal y como había predicho, sus piernas humanas comenzaron a desaparecer para dar lugar a su auténtica cola de sirena.

 Martinette comenzó a sollozar, víctima de la impotencia, pues Adrien la tenía acorralada, estaba entre la espada y la pared. ¿Cómo podía ser capaz de hacerle algo como aquello? Estaba a punto de exponerla frente a todo el castillo sin ningún reparo, ni temor.

 No quería que la viese llorar, pues ya de por sí se sentía humillada como para ahora además darse el lujo de derramar lágrimas .

 Pero fue en vano, Adrien ya la había visto.

 El joven príncipe abrió mucho los ojos al darse cuenta de aquello que estaba haciendo ¿Dónde quería llegar con todo aquello? ¿Por qué la estaba torturando de aquella forma? Él nunca había querido venderla de esa forma, mucho menos que alguien la descubriera.

 Pero su deseo, la impotencia de tenerla alejada de él lo había llevado a un límite de locura que le incitaba a hacer cosas horribles. Ella estaba llorando delante de sus narices, y lo peor de todo era que él era el autor de aquellas lágrimas. Condujo sus manos a los brazos de la joven y la obligó a descubrir su rostro incitándola así a mirarlo. Acto seguido la atrajo hacia él provocando que la joven descansara su rostro sobre su hombro y cuello hasta finalmente fundirse en un abrazo.

  —No, no llores—Murmuró el rubio.—Lo siento, he sido un idiota, me he pasado contigo, lo último que quiero ahora mismo es verte llorar.

 Marinette no decía palabra, tan solo descargaba su rabia llorando desconsoladamente sobre su hombro.

    —No voy a dejar que nadie te ponga una mano encima—aseguró Adrien, la apartó levemente y la miró a los ojos—Ven conmigo.

 Miró a su alrededor y se aseguró de que tenía el campo libre. Volvió a dirigir su atención a la joven y sirena y la ayudó a salir de la fuente, pues ahora, con su cola de sirena era incapaz de salir. Se despojó de su elegante chaqueta y con ella cubrió su apéndice escamoso todo lo que la aquella tela fuese capaz. Adrien se agachó levemente dispuesto a cargarla y a pesar de que Marinette no quería acercarse a él no pudo evitar agarrarse al cuello de él para ayudarlo a cargarla en volandas, pues en aquel momento Adrien era la única herramienta que tenía para salir de aquel problema.

 Sabía que aunque su cola de sirena estaba cubierta por la chaqueta de Adrien, era imposible que se cubriese en su totalidad, por lo tanto tenía todas las papeletas para ser descubierta. El joven príncipe no se expuso a dar una ronda entera para llegar a su cuarto o al de Marinette, pues corrían el claro riesgo de ser descubiertos. Se metió en el primer cuarto que se encontró, y ese era uno de los establos, el lugar donde guardaban el pajar y el heno para los animales.

™El Susurro De Las Olas 🌊Miraculous Ladybug🌊 #PremiosLadybugTLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora