El caso de Aomine Daiki (2° Parte)

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Después de una buena comida robada de un obento y de haber recuperado la revista de su amada Mai-chan, Aomine, subió hasta la azotea dispuesto a dormir, sin embargo, al observar a través de las rejas al estar buscando un buen sitio para recostarse alcanzo a ver como la castaña, a quien minutos antes le robara gran parte de su obento, se escabullía entre unos arbustos.

—... ¿Sakurai Ryo? —Se preguntó el moreno mientras observaba lo que la chica hacía, después de todo, si se estaba escondiendo, era seguramente de alguien — ¿La estarán molestando? —Sé preguntó el moreno, quien sin darle más importancia solo se fue a acostar a su sitio de siempre.

Después de un rato, Aomine despertó gracias a Momoi, quien le indicó que ya era tiempo de regresar a casa, por lo que él, mientras se despejaba, volvió a asomarse por la rejilla, sin embargo esta vez ya no había nadie entre los arbustos.

—Mo~ Daiki ya no deberías de faltar a los entrenamientos o por lo menos a las juntas, sabes que te pierdes de la información de...

Le trataba explicaba Momoi, sin embargo, el moreno, como siempre sin prestarle atención se encamino junto con él hasta los casilleros para tomar sus cosas y donde los dos se toparon con Sakurai.

—Ryo-chan ¿qué te paso en la mejilla? —Le preguntó preocupado Momoi al ver un raspón en la cara de la chica — ¿y por qué estas cubierta con tierra?

— ¿Eh?... Ah... N-no es nada, lo siento por preocuparte, pero solo fue una pequeña caída que tuve, pero en verdad no fue nada, l-lo siento, me retiro, hasta mañana —Expresó la chica disculpándose rápidamente para retirarse enseguida del lugar.

—Qué raro, ¿Cuándo se habrá caído? Si en el gimnasio se encontraba perfectamente.

Preguntó el peli rosa a su amigo, sin embargo este, aun bostezando, ya se dirigía a la salida sin opinar nada sobre el asunto...

Los días eran siempre iguales para Aomine, nada le interesaba, nada le motivaba, se sentía vacío y lo peor, aunque sabía que no era nada bueno, no tenía idea de cómo salir de ese hueco en el que se encontrara "El único que puede vencerme soy yo" se repetía continuamente, sobre todo al ver siempre a alguien jugando basquetbol.

Así, mientras divagaba en sus pensamientos, no se percato de que se le había hecho tarde y apenas llegó a la primera ahora de clase y donde, su profesor, lo regaño al cacharlo al tratar de entrar este a hurtadillas al salón.

—Joven Aomine Daiki, después de clases quiero una muy buena disculpa por escrito, al igual que usted Sakurai Ryo. Estos jóvenes de ahora... —Refunfuño el profesor mientras se dirigían a su lugar.

— ¿Sakurai Ryo? —Se pregunto Aomine quien al girarse, observo que la chica se encontraba tras de él mientras se disculpaba como ya era su costumbre, pero no solo eso, sino que noto que aparte del raspón de ayer ella ahora tenía unos cuantos rasguños y moretones en uno de sus brazos.

Las clases continuaron como de costumbre y, al terminar estas, ninguno de los dos se dirigieron palabra, solo se sentaron en silencio a escribir sus disculpas.

—Tch... que fastidio —Expresó Aomine en voz alta, sin embargo al no escuchar nada volteo a ver a su compañera quien, a diferencia de él, escribía lo más rápido que podía la carta. — ¿Tanta prisa llevas por ir al club de básquet? —Le preguntó por fin el moreno.

— ¿Eh?... —Expresó Sakurai extrañada de que este le dirigiese la palabra, pero reaccionando le dijo; —L-lo lo siento, yo no voy hoy al club de básquet, sino al de dibujo... este, lo siento, no es que no me interese solo que al ser varias manager no soy muy necesaria.

MIDOTAKAFEM - Dulce SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora