El caso MuraAka (1° Parte)

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—Soy la mejor en todo, una excelente empresaria, una excelente esposa, buena cocinera, buena haciendo reparaciones, excelente ama de casa y, no es por ser narcisista pero soy muy linda, sin embargo... —Pensaba para sí cierta pelirroja parada frente a un alto estante mientras miraba con recelo una gran olla.

—Sei-chin... —Le llamó un alto peli morado quien, al ver lo que la chica observaba, tomó y bajó la olla sin problema dejándola cerca de la chica —Ya te he dicho que cuando necesites algo de arriba del estante me avises.

La pelirroja no contesto nada, solo hizo un pequeño puchero mientras su esposo la ayudaba a bajar del banco en que ella había subido.

—Será mejor que compre una escalera. —Expresó entonces pensativa, aun sin soltar la mano del peli morado.

—Sei-chin, eso sería peligroso, no quiero. —Le dijo jalándola hacia él y cargándola de un solo movimiento, mientras se mostraba encaprichado.

—Atsushi. Es solo una escalera y...

—Mo~ he dicho que no. Sabes lo que paso a Mine-chin y a Ryo-chin.

—Atsushi...

—Si quieres puedo bajar todas las ollas y ponerlas allí... —Propuso de inmediato el más alto señalando la barra que separaba la cocina del comedor.

—Abajo no caben, además se verían mal. —Expuso nada convencida su esposa.

—Entonces prepara en otra cosa la comida.

—Necesito esa olla para preparar justo la porción que necesitamos, en otra no cabría.

—Entonces contrato alguien para que lo haga...

—Ni se te ocurra, yo soy la única que quiero preparar tu comida.

—De todos modos después ya no vas a poder por lo grande que se pondrá tu barriga... eh, eso yo no...

Atsushi se puso blanco del susto, su esposa había puesto una expresión que hacía años que no había visto en ella, no desde que eran novios. Era una expresión de completa molesta a la vez que sus lagrimas comenzaban a brotar.

—Y-yo, lo siento Sei-chin, lo siento... —Dijo reaccionando rápidamente y abrazándola más fuerte hacia él, cosa que hizo que la pelirroja llorase aun más y que, segundos después él también rompiera en llanto...

—Perdona Atsushi... —Le dijo Sei ya después de un rato estando los dos más tranquilos sentados en un sillón de la sala. —Creo que exagere. Supongo que estoy más sensible por lo del embarazo.

—Mido-chin me advirtió que lo estarías. Lo siento yo también... —Expreso el peli morado mientras se rascaba una de sus mejillas, para después voltear a ver a su esposa con una sonrisa de complicidad que ambos conocían mientras se tomaban de una de sus manos.

Sei dio un ligero suspiro y sonrió amorosamente a su esposo quien, tal y como el niño mimado que siempre ha sido, se echó sobre su regazo para poder abrazar su vientre mientras le decía:

—Ya quiero conocerlos... ¿Crees que se parezcan a ti? Espero que se parezcan a Sei-chin, porque yo amo mucho a Sei-chin.

—No comas ansias, aunque, yo preferiría que se parecieran a ti...

Le dijo sonriendo Sei, acariciando los cabellos de su esposo mientras esta era ahora quien suspiró al observar su nueva vida y al comenzar a recordar lo difícil que fue para los dos llegar a ella...

... Años atrás...

—Muchas felicidades hermanito, espero que te vaya muy bien en tu nueva escuela —Le decía una chica de cabello color morado a un chico más joven que ella mientras le regalaba una bolsa de papas. —Escóndelas antes de que las vean los demás.

MIDOTAKAFEM - Dulce SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora