De Tesoros y Drogas.

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Jimin mantenía su mirada en alto al tiempo de que escuchaba a su profesor.
Estaba cursando primer año en la Universidad de Artes.

Se podría decir que era un estudiante aplicado y amable.  Bastante tímido y callado por lo general.

Vivía junto a su padrastro, o mejor dicho, el único aspecto negativo en su vida.

-Hyung-~ lo llamó Jihyun, con ese tono dulce que a Jimin tanto lo conmovía.

Pero cuando Jimin se giró sobre sus talones y buscó con su mirada a su hermano menor, notó una punzada en su pecho, punzada que lo llevó a la realidad.

-¡Suéltala!- exclamó aquel hombre y Jimin tembló, sin soltar el agarre metálico negro.

A sus 19 años, ocurrió.

Tras una discusión sobre sus estudios con su "padre", un alcohólico que se había casado con su madre cuando el de cabellos morenos tenia 17.

-Aún no puedo creer que mamá haya elegido a alguien como tú...- masculló Jimin, y fue una bomba de tiempo.

Aquel día como tantos otros, las botellas de whisky y Ron yacían regadas por el mohoso departamento.
Su hermano y el compartían habitación, al tiempo de que el mismo Jimin trabajaba medio tiempo.

Cuando el ebrio hombre reaccionó, ni si quiera se abalanzó sobre él, como tantas otras veces. No, esta vez, se encaminó al armario.
Tambaleándose al ponerse en puntas de pie, el hombre tomó algo que estaba oculto sobre el armario.

Y Jimin se alarmó, corriendo hacia él, intentando quitarle el arma.

Sus pequeñas aunque fuertes manos, intentaban arrebatar el arma de las manos de aquel hombre.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y, sin más, entre forcejeo...

Jimin disparó el arma.

Y tras ese sonido sordo, el sonido del vidrio partiéndose.

Y, tras el sonido de los vidrios esparciéndose por el suelo, logró arrebatarle el arma al hombre.
A sangre fría, sin miramientos, sin pensarlo un segundo... Le dió de lleno en el pecho.

El suelo de parqué se tiño de rojo y las lágrimas no hicieron más que aglomerarse en sus ojos cafés.

-Hyung-

Soltó el arma y buscó al dueño de aquella voz, a punto de pedirle que empacara sus pocas pertenencias, que era hora de marchar.

Jihyun había vuelto del mercado, con unas cuantas bolsas... Con una sonrisa en su rostro, porque él, a pesar de todo, era feliz y mantenía un rayito de esperanza en la destrozada y caótica familia Park.

Pero allí estaba...
Las botellas de refresco habían reventado contra el suelo y, ahora, también en el suelo, estaba él.

El primer disparo y, el ultimo.
Ese que terminó con la vida del muchachito de solo 14 años.

Y, como si se tratara de una rosa, Jimin, se marchitó.
La policía llegó al cabo de unos minutos, mientras él, notaba el oxígeno llenarle los pulmones a su hermano por ultima vez.

Había perdido su único valor por el que seguir viviendo...

Había hecho daño a su tesoro...

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La jeringuilla parecía tragar con obsesión aquella mezcla de color dudosamente blanco.

Yoongi tiró aun más de la jeringuilla y cuando creyó que era suficiente, tomó la goma, pasándola por su brazo izquierdo. Apretó al punto de que su piel pálida se tornaba de un color aún más pálida.

Encendió la musica y tras ponerse sus auriculares, clavó aquella jeringa en su piel, inyectándose.

Desato el nudo y pronto, se dejó caer sobre el sillón en el que estaba sentado. Su cabeza dio de lleno en el respaldo y, sin mucho más, cerró los ojos.

Habían pasados cerca de siete meses desde que había escapado de casa, aunque, sinceramente, él mismo había perdido la noción del tiempo y el espacio.

Cuando la policía llegó esa noche, lo encontraron prácticamente, muerto. Sin embargo, su corazón aun latía y, por más que intentaron que el chico reaccionara, lo trasladaron al Asilo, sin obtener tan siquiera una respuesta del inconsciente Min Yoongi.

El mundo se tornó colores negros, grises y blancos...
Y con blanco, nos referimos a su uniforme...
Cuando sus ojos se abrieron, cayó en la dura realidad.

Había perdido su libertad, habían cortado sus alas por segunda vez. Y eso que él creyó por un instante que lo más doloroso del mundo ya había pasado, al ver a su familia darle la espalda, justo cuando descubrieron sus adicciones y, peor aún, cuando descubrieron su mayor secreto.

Al ver su extraña inclinación sexual, siendo que ellos eran "normales".

-ESTAS ENFERMO, NO TE QUEREMOS AQUI.- La voz de su abuelo no hizo más que hacerle sentir asco a su "extraña condición".

-No puedo permitir que mis demás hijos estén contigo Yoongi, eres un depravado. Un maricón. ¡LE FALLASTE A TU SANGRE!- la voz de su madre aun estaba fresca en su memoria...

La cabeza de Yoongi rebotó mil veces contra el suelo buscando entre tantas golpizas de los guardias, una que lo dejara ir de este mundo. Mas, cuando estuvo a punto de dejarse caer entre los brazos de la muerte... aquel ángel, de voz preciosa, lo llevó al menos un instante, al Cielo que yacía en la tierra.

El de piel nívea miró la cámara por primera vez, y, decidió que aquel hombre, de voz firme, lo llevara al más dulce y sucio de los paraísos.

-Eso es, Gatito. Gime para mi...-

Y su delgado cuerpo se dejó hacer frente al Doctor.

Y su piel se erizó cuando, el de piel morena, lo marcó.

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Esta es el primero de 4 espaciales :)

GRACIAS POR TODO EL AMOR❤

Mila

"Paciente N° 005" ~ (BTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora