Mi camino ninja (Corrigiendo Y Editando)

Capitulo 37

Capítulo 37

Sasuke POV

Últimamente he estado haciendo misiones de rango D, debido a que la estúpida alcohólica que tenemos como hokage, hoy después de un largo tiempo pude tener una misión de rango C, aunque en si la misión sigue siendo demasiado fácil para mí a Narumi no le pareció que fuera solo. Insistió en acompañarme pero logre escaparme cuando fue a buscar su equipamiento y debido a la ley marcial ningún shinobi puede salir de la aldea sin permiso o justificativo.

La misión que me asignaron fue descubrir a una banda de ladrones que asaltaban a viajeros en la frontera de Hi no Kuni. En cuanto llegue a la frontera me encontré con una batalla librada entre los que parecían los bandidos contra tres personas, una mujer de cabello negro y dos chicos de aproximadamente mi edad, uno pelirrojo y el otro moreno. Corrí rápidamente hacia ellos pero en cuanto vi que la mujer comenzó a hacer sellos con sus manos pude identificar un jutsu exclusivo del Clan Uchiha, el Uchiha Kaenjin, y de inmediato cinco de los siete bandidos fueron quemados al grado de quedar irreconocibles - recuerdo que mi padre hablo de ese jutsu cuando entrenaba con  Itachi-, me acerque más a la mujer y pude ver el sharingan en sus ojos. Quede estupefacto, pensé que era el último Uchiha pero al parecer me equivocaba. Ante tal revelación baje la guardia considerablemente al punto en que uno de los bandidos que aún no ha caído se abalanzó e intento atacarme, logre esquivar su ataque y de inmediato junte mis manos ejecutando los sellos de: Serpiente – Carnero – Mono – Jabalí – Caballo– Tigre.

- Katon: Gōkakyū no Jutsu.- grite lanzándoles mi jutsu e inmovilizándolos. Después de que la conmoción paso un poco me dirigí a la mujer y comencé a interrogarla: - ¿Quién eres y a donde te diriges?- la mujer solo sonrió de lado tomo a sus acompañantes del hombro y respondió:

- Mi nombre es Uzumaki Kotomi mucho gusto y ellos son mis nietos – Uzumaki Kenta y Uzumaki Ryohei, nos dirigimos a Konoha. –

- Vi el sharingan en tus ojos, acaso lo robaste de mi clan.- esa mujer solo se quedó en silencio unos segundos pareciera que estaba pensando que responder.

- No lo robe, el sharingan que poseo y mi nieto, Kenta, es heredado. No responderé ninguna otra pregunta, con solo mirarte puedo ver la arrogancia de Baru.- No pude entender mucho de lo que dijo. Ella simplemente comenzó a avanzar junto a sus nietos.

Fin de Sasuke POV

El camino de regreso para Sasuke fue realmente incomodo ya que Kenta, un chico pelirrojo de ojos negros y piel blanca, no dejaba de intentar entablar una conversación con el joven Uchiha. En esos momentos se encontraba caminando tras la mujer y observándola a cada instante, si bien dijo que su apellido era Uzumaki y por el comportamiento del pelirrojo se le venía a la mente alguien así Narumi- dijo sin pensar que los demás lo escuchasen.

- Esa tal Narumi. ¿Es tu novia?- pregunto curioso Kenta.

- Ken no lo molestes con tus preguntas. Hemos tenido que aguantar tus quejas todo el camino y ahora que podemos descansar de tus quejas vas a comenzar a molestar a un genin simplemente por tu mera estupidez.- Kenta solo miro a Ryohei y le saco la lengua en señal de desaprobación. Debido a que Kenta y Ryohei eran hermanos gemelos fraternos no solo sus apariencias eran distintas, mientras que Kenta era pelirrojo su hermano menor tenía el cabello de color negro y sus ojos eran lilas, sino que sus personalidades eran muy distintas motivo que los llevaba a pelear seguido.

- Niños no peleen ya falta poco para llegar a la aldea.- dijo Kotomi cansada de escuchar a los chicos discutir.

Al cabo de media hora llegaron a la entrada de Konoha, Kotomi les mostro un pergamino a los guardias que custodiaban la entrada. Mientras que Sasuke se quedó a esperarla quería una explicación de la hokage, quería saber si esa mujer estaba relacionada con su clan y de serlo así debía asegurarse de obtener su ayuda para vengar a su clan. Todo esos pensamientos que pasaban por la cabeza del Uchiha fueron interrumpidos cuando sintió un fuerte golpe en la cara que lo mando a volar unos cinco metros.