A través de Sus Ojos (Completa)

PRÓLOGO

Te has preguntado alguna vez...

¿Qué piensa Dios cuando mira este mundo?

¿Qué siente al ver tanta maldad, egoísmo, hipocresía, guerra, violencia, injusticia?... ¿Qué siente al ver a su creación en tanta decadencia, dolor, agonía y perdición? ¿Qué sentirá al ver tanta gente sola, amargada, enojada, disconforme, intolerante?

Imagino Su corazón dolido, Su mirada triste, quizás resignada... pero a la vez incomprensiblemente está llena de amor y misericordiosa...

Pienso en lo fuerte y profunda que es esa mirada... que puede ver pasado, presente y futuro, puede ver más allá de los actos, puede ver... las intenciones del corazón.

Una mirada ante la que nada queda oculto, y a la que nadie puede mentirle...

Quisiera por un minuto poder tener esa mirada.

Ver el mundo como él lo ve... Sentir como él siente... Ver mi propia vida como él la ve.

¿Será posible tener ese tipo de mirada? ¿Será posible tener un corazón tan sentible y receptivo para ver el mundo como Dios lo ve?

El principal problema es que somos tan egoístas...

Nuestra mirada se centra principalmente en nosotros, en lo que somos, en lo que tenemos, en lo que sentimos, en lo que nos dicen, en lo que nos hacen... mirando siempre el mundo a través de nosotros mismos.

Pero puede ocurrir, que algunas personas, en algún momento, por alguna razón que no comprendemos, se les otorgue esta virtud...

Se les de la capacidad de mirar el mundo de una manera diferente, como Dios lo ve...

Es entonces cuando la vida cambia, las metas y prioridades se ordenan, las cosas materiales y los logros personales dejan de tener valor, el tiempo se invierte de otra manera y las personas se vuelven valiosas sin importar su raza, lengua o nación...

Es allí cuando Dios ordena las cosas en tu vida, cuando te revela su voluntad y te muestra el camino que ha preparado para ti...

Porque solo en Dios y su Palabra podemos comprender el propósito de la vida... quiénes somos y para que estamos en este mundo.

Y cuando lo hacemos, vivir se vuelve una Aventura.

Lejos queda la monotonía y la rutina, lejos queda la autocompasión y la depresión, queda fuera de nuestra mente el éxito personal y la ambición de alcanzar más...

Nosotros cambiamos, nuestras metas cambian, nuestras prioridades... las cosas a las que realmente damos valor...

Solo por ver el mundo como Dios lo ve...

Solo por mirar la vida...

A través de Sus ojos.