Yael despertó en varias ocasiones aquella noche. Estaba cansada, pero algo inquietaba su corazón. Primero las palabras de Farid: "Miras la paja en el ojo ajeno y no puedes ver la viga que hay en el tuyo"_ le había dicho casi gritando.
Cuanto la habían herido esas palabras. Pero sabía que tenía razón. No podía pedirle algo que ella misma no estaba dispuesta a hacer... y segundo, la conversación con Akira la había dejado mal.
Sabía que todo lo que conocía de Farid, la confianza que él tuvo al contarle todo su pasado era una responsabilidad y debía servir para ayudar a este muchacho a perdonar y seguir adelante. ¿Pero cómo?
_ Señor: ¿Qué debo hacer? ¿Cómo puedo ayudarlo? Tú conoces su corazón, mejor que nadie tu sabes todo lo que él ha pasado... lo has puesto en mi camino, y quiero que me uses para sanar su corazón y ayudarle a mirar adelante.
La noche la sorprendió varias veces orando.
Esa mañana después del desayuno, estaba decidida a hacer algo, y se encaminó a la oficina de Cecilia.
Corrió la cortina de entrada y para su sorpresa, allí sentado en el escritorio estaba Farid.
_ Perdón, no sabía que estabas aquí, buscaba a Cecilia... necesito hacer una llamada...
_ Hoy no es día de llamadas_ respondió cortante sin levantar la vista de los papeles que completaba.
_ Por favor Farid, quisiera hablar con mi padre... _ musitó en forma de ruego.
El muchacho levantó la mirada cruzándose con la de ella. Esa mirada dulce y clara que lo tenía completamente enamorado. ¿Cómo podía negarse?
_ Está bien... te dejaré sola_ y haciendo amague de salir se levantó de la silla.
_ No te vayas... quédate, por favor... solo será un minuto
Él lentamente regresó a su lugar e intentó seguir llenando sus papeles.
Yael tomó el aparato, ese que tantas veces había usado para llamar a Marcela. Sabía perfectamente como encenderlo y marcar. Pero esta vez era diferente... las manos le temblaban y sudaban. El corazón se le aceleraba como si fuera a salirse del pecho.
Llevaba más de seis meses sin hablar con su padre. Los motivos... muchos, suma de cosas, enojos, fastidio, rebeldía...
Por su parte, él solo había intentado hablarle dos o tres veces, y le había mandado algunos mensajes con sus hermanos, los cuales ella había ignorado.
Las palabras de Farid le habían pegado duro. Sabía perfectamente que no era una opción guardar rencor con su padre y estar distanciados. Y mientras más tiempo pasaba, más difícil se hacía el reencuentro y más se postergaba la charla entre los dos.
Al ser mayor de edad, ya no necesitaba su permiso para hacer su propia vida y salir del país como en esta ocasión, por eso había obviado la llamada para contarle a su padre de su viaje y todo lo que estaba viviendo, aunque suponía que Cecilia o Ema ya se lo habrían contado.
La llamada estaba en proceso.
Los tonos parecían eternos.
Miró de reojo a Farid que tenía la mirada fija en ella. Esa mirada a veces fría y a veces tan tierna, a veces llena de odio y oscuridad y otras, como ahora, tan llena de comprensión y amor. Una voz del otro lado la hizo reaccionar.
_ Hola ¿Quién habla?
Un nudo en la garganta parecía ahogar sus palabras. Las lágrimas estaban a punto de saltar de sus ojos sin haber pronunciado ni una sola palabra. Respiró profundo, tragó ese aire que le impedía hablar y juntando todo el valor que tenía respondió:
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A través de Sus Ojos (Completa)
Teen FictionNOVELA CRISTIANA Mica, Yael y Prisci son tres jóvenes cordobesas que acudirán como voluntarias a Perú luego de un gran terremoto en la ciudad de Ica. Por medio de una fundación cristiana llegarán a servir a los refugiados de esa catástrofe. Dios ti...