Las dos primeras semanas se habían pasado volando.
Las actividades en el campamento estaban funcionando cada día mejor. Las tareas se habían reducido un poco ya que varios refugiados comenzaron a regresar a sus hogares o a casas de familiares en otras ciudades.
Todavía unas 150 personas estaban hospedadas allí y había que cada día preparar la comida, atender a los niños y limpiar todas las instalaciones.
Cuando lograron estabilizarse ese segundo domingo de estar en Perú se realizó temprano por la mañana la reunión de la Santa Cena. Fue un hermoso tiempo de comunión, donde los 98 voluntarios, más los médicos, enfermeras y cocineros, compartieron un tiempo de quietud y adoración. Luego fijaron como fecha realizar la reunión una vez cada quince días. Y el domingo siguiente realizarían una reunión especial para los refugiados. Así podrían predicarles a todos.
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Para esta altura Max había aprendido a pelar papas, era casi experto en cortar cebollas y picar lechuga. Pero lo que más disfrutaba era el cuidado de los niños.
Ya no dependía de Pri para cumplir con sus obligaciones, se había adaptado rápidamente.
Esa mañana cuando fue al pizarrón, estaba asignado a la clase Bíblica de los niños. Era una nueva tarea que por sugerencia de Mica había remplazado los juegos de la mañana.
Viendo que poco a poco las personas se iban, era necesario tener tiempo de predicarles antes que abandonaran el campamento.
Beto reunía a los hombres y juntos tenían un tiempo de charla y reflexión después del desayuno y Paula con Akira compartían algo con las mamás y mujeres mayores.
Max no se sintió muy feliz. Si bien le agradaban mucho los niños, estar en una clase Bíblica no le causaba ningún placer.
Mica juntó los materiales que había traído con sus hojas y lápices y se acomodó en una gran sombra de un frondoso sauce.
Javier, Celeste y Max estaban jugando a la pelota con los chicos hasta que todo estuviera listo para la clase.
...........
Yael estaba limpiando los baños cuando se encontró nuevamente con Yoli. Con todas sus tareas, hacía un par de días que no se la cruzaba en el campamento.
_ ¿Cómo esta? _ le preguntó
_ Bien_ respondió la anciana_ Sigo preocupada por mis hijos. No sé si ellos estarán bien. Quisiera poder llamarles, pero no recuerdo su número...
_ Perdón Yoli!! , me había olvidado de ese tema... le prometo que hoy mismo buscaré la forma de contactarme con ellos.
_ Pero sino los conoces
_ Si usted me da sus nombres podemos buscarlos por internet y conseguir una dirección y un teléfono.
_ Muchas Gracias querida, sería un alivio solo poder avisarles que estoy bien.
Yael se apuró a terminar su tarea lo más rápido que pudo.
Carla llegó a los baños mientras Yeyé secaba la entrada.
_ Hola Cenicienta!_ dijo riendo_ los baños y tu se llevan bastante bien!... Estas nos son tareas para mí!
_ Yo vine a servir Carla, en lo que sea... no me avergüenza tener que limpiar los baños.
_ ¡Qué buena tu actitud! Recibirás la medalla de honor a la cordobesa más servicial!!_ comentó en tono burlón mientras entraba en el baño.
_ Y tú a la porteña más arrogante y estirada!!_ pensó para sus adentros mientras permanecía en silencio ante las críticas hirientes de la cruel muchacha_ Parece que no todos vinimos con las mismas intenciones_ reflexionó Yael_ pensé que los voluntarios tendrían un corazón de servicio, pero esta chica no se interesa por nadie más que ella misma.
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A través de Sus Ojos (Completa)
Novela JuvenilNOVELA CRISTIANA Mica, Yael y Prisci son tres jóvenes cordobesas que acudirán como voluntarias a Perú luego de un gran terremoto en la ciudad de Ica. Por medio de una fundación cristiana llegarán a servir a los refugiados de esa catástrofe. Dios ti...