Capítulo 27: Voluntarios a Lima

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El piloto y sus dos ayudantes se quedaron a dormir en el campamento aquella noche. Partirían al día siguiente, cuando los voluntarios estuvieran asignados.

Beto se quedó en enfermería toda la noche cuidando a Cecilia.

Ella pasó una buena noche. La fiebre había cedido por completo.

Los primeros rayos de sol la despertaron.

Abrió los ojos y a su lado, sentado en una silla estaba Beto durmiendo.

Le pareció tierno que hubiera permanecido cuidándola.

Se sentía mucho mejor luego de los remedios y el descanso.

Lentamente se sentó en la cama, tratando de no hacer ruido para despertarlo, pero en el primer movimiento Beto abrió los ojos.

_ ¿Qué haces?

_ Me levanto_ respondió ella

_ No, no... debes permanecer en reposo...

_ Seguiré tomando la medicación y prometo... intentaré ir más despacio... tomar las cosas con calma...

_ Pero solo has estado unas horas en cama...

_Ya me siento mucho mejor, y sabes que odio estar acostada mucho tiempo...

_ Sé que eres terca y testaruda... _ comentó parándose a su lado en la camilla

_ Si...

_ Y que siempre haces lo que quieres...

_ Dime algo que no sepa... _ dijo Cecilia bromeando

Beto se quedó mirándola en silencio por unos segundos y dijo: _ Te amo

Ella frunció su cara en señal de no comprender

_ ¿Qué?_ preguntó riendo

_ Dijiste que diga algo que no supieras... creo que nunca que te he dicho que te amo

Cecilia se quedó inmóvil, mirándolo, sin decir nada. De golpe era como si el aire en aquella pequeña habitación se hubiera vuelto denso y espeso. Nunca se había sentido tan incómoda ante su amigo como en este momento.

_ Quizás no lo había dicho antes por miedo a que reaccionaras... así... _ agregó alejándose un poco y rompiendo aquel silencio.

_ Beto, yo...

_ No tienes que decir nada..._ dijo el hombre encogiéndose de hombros_ en este momento no necesitas otra cosa de que preocuparte... No debí decir nada...

_ Yo... _ intentó decir... aunque las palabras se había anudado en su garganta y en su mente había un remolino de pensamientos y sentimiento que no podía manejar. Quería decir algo, en su cabeza intentaba armar una respuesta pero no le salía.

_ Olvida lo que dije_ y cambiando de tema continuó_ he recibido un par de llamadas y necesitamos hablar de algunas cosas...

Cuando Beto comenzó a relatarle la llegada de Max y las llamadas de la embajada, el ambiente se sintió más liviano, ella por un minuto olvidó aquella declaración de amor, para concentrarse en lo que mejor hacía: trabajar.

_ Tendrás que decidir qué hacer con los voluntarios... creo que es peligroso enviarlos... pero es tu decisión...

_ Vayamos a la oficina... tendremos que hacer un par de llamadas.

_ ¿Seguro te sientes bien? Si quieres quedarte en reposo... puedo ocuparme de todo...

_ Gracias, pero estoy bien...

A través de Sus Ojos  (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora