—Sí, son primos —repetí por cuarta vez—. Emma, ¿estás segura de que no tienes sueño? —pregunté, divertida.
Era evidente para mí que se encontraba cansada, somnolienta, pero sin importar su cansancio ella seguía ahí; escuchándome, pendiente de mí.
— ¿Sueño? —preguntó con ironía—. Pffs, ¡Claro que no! Si sólo son las dos de la mañana y es miércoles, o sea día de escuela —soltó una risa bastante falsa—. ¿Quién tendría sueño?
Aguanté mi risa.
— ¡Qué suerte! —exclamé divertida—. Porque tengo que contarte que...
— ¡Nicole Marie Jones! —interrumpió usando mi nombre completo—. ¡Cállate de una vez! ¡Se considerada con tu mejor amiga y déjala dormir!
Me quedé en silencio mientras mordía mi labio inferior, sabía que debía dejarla descansar, de sólo pensar en su cachetada aquella vez que la asusté, consideraba darle algunas horas de sueño. Emma suspiró desde el otro lado de la línea. Entonces volvió a hablar.
— ¿Nicky? —preguntó en susurro, avergonzada—. Ya, puedes hablar. —sabía que en este momento debía estar rodando los ojos con molestia.
Reí en voz baja, pues sí mamá me encontraba con el teléfono a esta hora enloquecería y con ello, yo terminaría castigada: adiós ración de azúcar diaria.
—Gracias. —murmuré.
—A veces quiero golpearte. —confesó en un suspiro.
Seguimos hablando por algunos pocos minutos o, bueno, yo lo hacía y Emma escuchó todo, o eso quería creer porque sus respuestas eran más murmullos que palabras con sentido alguno. Llegó el momento en el que me reí al escuchar su ronquido.
Colgué el teléfono decidiendo ser considerada y también volviendo a recordar lo que sucedió cuando no durmió como debía.
Mi mejilla subió de temperatura al pensar en la bofetada.
Revisé mi teléfono, llamadas, mensajes y redes sociales. Nada nuevo.
Desde hace unos días no había hablado mucho con Logan o, mejor, no había hablado absolutamente nada con él y comenzaba a preocuparme, así que decidí abrir la conversación que él olímpicamente ignoró y sabía que lo hacía porque justo en ese momento estaba en línea y no respondía.
Observé mi último mensaje, en el cuál se leía:
Yo: Te he notado algo distante, ¿todo anda bien? Te quiero.
Pero era obvio que no había nada bien, él volvió porque decía extrañarme, sin embargo, ¿Ahora era fácil hacerme a un lado? Yo también lo estaba extrañando demasiado, me gustaba tenerlo nuevamente cerca, pero ahora todo era extraño; ya no sentía la necesidad de saber de él, de estar con él.
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Pequeña promesa © [#1]
Teen Fiction❝Mi corazón es tuyo, rómpelo, destrúyelo, no importa, porque seguirá siendo tuyo. ❞ TERMINADA. Primer libro de la saga Pequeños amores.