Nicole
Abrí los ojos con dificultad, al tiempo que estiraba mi cuerpo borrando la sensación desorientada y abrumadora que sentí por los ligeros recuerdos de mis sueños. Observé el techo sin ningún interés, mis ojos buscaron por inercia por toda la habitación hasta que se encontraron la pared pintada de negro y el mensaje con tiza blanco en una esquina.
La respuesta que debí darte aquella noche fue esta. Tú, Nicole, tú eras mi más irreal e inalcanzable sueño.
Todavía podía sentir su presencia aquí, todavía podía percibir su olor, todavía podía verlo observando maravillado aquel mural, todavía podía escucharlo pedirme en voz baja:
— ¿Podría...? —dejó la pregunta en el aire, Ann a nuestra espalda se quejó entre sueños, Oliver miró a su prima sobre el hombro y volvió su atención a mí, esperando alguna palabra de mi parte.
Asentí, por miedo a despertar a Ann, después de la película de terror en la que ella sufrió muchísimo viendo las escenas sangrientas, nos pidió que pusiéramos alguna película animada de Disney, Oliver la complació reproduciendo El Rey León. Ann logró tranquilizarse y, posterior a eso, dormirse.
El chico junto a mí afianzó la tiza entre sus dedos, buscó un espacio para colocar aquella frase, mientras mi cerebro conectaba cada letra y creaba cada palabra, un nudo en el estómago se fue apretando más y más hasta que escribió la última vocal.
La fuerza del nudo fue liberada y todas mis terminaciones nerviosas reaccionaron.
— ¿De qué noche hablas? —inquirí, frunciendo el ceño.
Sonrió, Dios Santo me regaló una enorme sonrisa.
—La noche en la que toqué para ti, después de haber ayudado a Matt, ¿recuerdas? —Preguntó, acercándose un paso más a mí, afirmé con la cabeza—. Me preguntaste cuál era mi sueño frustrado, algo irreal, algo que, si pasaba, sería efímero, debí decírtelo y la verdad era esta —señaló el lugar donde estaba en mensaje—. Tú eras aquel lejano lugar que siempre quise conocer, aquel lugar escondido del que nunca saldría, eras tú.
Su mano se levantó para ubicarse en mi mejilla, mientras sus ojos examinaban cada centímetro de mi rostro, se acercó un poco y yo tragué saliva esperándolo, anhelándolo, deseándolo.
— Y ahora que conoces lo que tanto querías, ¿Qué piensas hacer? —cuestioné, en un susurro, sintiendo el roce delicado de sus labios contra los míos.
Su mano libre buscó mi mejilla derecha, acunándome el rostro, preparándome para la réplica que estaba por salir de su boca.
—Vivirlo —objetó—. Y cuidarlo cada maldito segundo para que jamás vuelva a escapar de mí.
Finalmente me besó, acabando con la delirante tortura que ambos había creado, sus labios saborearon, probaron y degustaron con alevosía, llevándome tan alto, tan lejos, haciéndome perder, olvidar y a la vez logrando hacerme recordar cada detalle.
ESTÁS LEYENDO
Pequeña promesa © [#1]
Teen Fiction❝Mi corazón es tuyo, rómpelo, destrúyelo, no importa, porque seguirá siendo tuyo. ❞ TERMINADA. Primer libro de la saga Pequeños amores.