Sus manos se posesionaron en mi cintura con firmeza, atrayéndome hacia él con veneración, mientras que las mías torpemente viajaron por sus brazos, sintiendo la delgada y fila tela de su camisa azul oscuro contra su piel, además fui plenamente consciente de sus músculos contrayéndose ante mi tímido tacto, detuve mis movimientos en su cuello donde mis dedos se unieron detrás de él.
Me sujeté ligeramente de Oliver, pero cuando mis rodillas flaquearon aumenté el agarre sobre sus hombros y él, al notar mi pequeño desliz, me tomó con más fuerza de la cintura en una clara señal de no dejarme caer.
Oliver me observaba de una manera fascinante, algo que nunca había visto en él, ni en ningún otro chico, aquella mirada estaba cargada de una mezcla de adoración, cariño, confianza y seguridad, pero que no era incómoda, de hecho me sentía muy bien cerca de él, de su cuerpo fuerte y del calor que emanaba de él.
Entonces claramente lo entendí, fui consciente de que Oliver White me observaba como si estuviera admirándome, como si yo fuera la octava, novena y, si era posible, decima maravilla del mundo, del maldito universo.
Mi pecho se llenó de una emoción placida y cada poro de mi cuerpo buscaba más de esa sensación.
Me descubrí queriendo, en secreto, más de este chico, más de nosotros, más del mundo que nos rodeaba sólo por estar junto a él, por ser parte de su vida, por vivir en su mente y adueñarme de su corazón tal y como él estaba haciendo conmigo.
Nuestros ojos parecían estar hablando entre ellos y una ligera sonrisa se dibujó en sus labios mientras que las melodías de la canción seguían sonando.
También sonreí aunque estuviera a punto de vomitar de los nervios.
«Ni se te ocurra vomitar en este momento. »
Con toda la voluntad del mundo apoyé mi cabeza en su pecho sintiendo en mi oído el latir de su corazón y eso lo tomó por sorpresa, sin embargo, me acogió entre sus brazos, cerré los ojos al tiempo que el ritmo tan armonioso con el cual su corazón daba latidos invadía mi audición y también siendo consciente del suspiro que soltó al estar cerca de mi oído.
—Eres tan hermosa —sentí sus labios rozar con mi oreja y un escalofrío pasó por mi cuerpo—. Tan dulce.
Sonreí incapaz de responder algo que no me dejara en ridículo, era evidente que Oliver podía sentir el movimiento desbocado de mi corazón, pero se mantuvo en silencio una vez más mientras nos seguíamos moviendo al compás de la delicada melodía.
La canción —de la cual no sabía el nombre, pero lo iba a averiguar después— parecía estar a punto de acabar. Justo cuando comenzaba a impacientarme por estar entre sus brazos, él me sujetó con más fuerza, devolviéndome la seguridad de estar allí, con nuestros corazones latiendo a la par.
—Te voy a proponer algo —hizo una pausa mientras sentí su respiración golpear contra mi oído. No me moví ni un solo centímetro a la espera—. ¿Qué te parece si salimos de aquí?
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Pequeña promesa © [#1]
Teen Fiction❝Mi corazón es tuyo, rómpelo, destrúyelo, no importa, porque seguirá siendo tuyo. ❞ TERMINADA. Primer libro de la saga Pequeños amores.