Capítulo 59

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El mundo entero se detuvo, la tierra dejó de girar sobre su eje y el tiempo se pausó cuando el mismísimo Elliot Foster nos devolvía la mirada esperando una respuesta que, tan Caleb como yo, dudábamos de dar, se veía tranquilo y relajado, no parecí...

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El mundo entero se detuvo, la tierra dejó de girar sobre su eje y el tiempo se pausó cuando el mismísimo Elliot Foster nos devolvía la mirada esperando una respuesta que, tan Caleb como yo, dudábamos de dar, se veía tranquilo y relajado, no parecía afectado de estar a pocos minutos de rencontrarse con Emma y sus padres luego de más de cinco años sin tener noticias de él.

¿Qué estaba pasando? ¿Por qué él estaba aquí?

—¿Qué? ¿Me dirán si mi hermana está aquí o no? —apuró, con un tono de voz casi aburrido y sin emoción.

Giré el rostro, buscando alguna explicación en Caleb, la cara del rubio frente a mí demostraba que él ya lo sabía y su expresión aterrada era propia de los protagonistas de una película de asesinos y entes paranormales.

Y, de pronto, éramos conscientes de que esto era real, de que Elliot había vuelto y de que Emma estaba a escasos metros de él.

«Vaya, que fin de semana tan entretenido, ¿eh?»

Elliot no esperó respuesta de nuestra parte, viró encontrándose con Sophie y Matt y, más allá, con Loyce, Dylan y su hermana, Emma.

Sonrió de lado al verla.

—Descuiden, ya la encontré. —le restó importancia y empezó a caminar hacia ella.

El mundo entero volvió a su marcha, la tierra siguió con su movimiento de rotación y el tiempo avanzó, tenso.

Yo seguía totalmente rígida y de pie porque, diablos, sí era Elliot, aun tenía esos gestos de desdén, despreocupado e inalterable ante este tipo de cosas. Sus ojos solo estaban en Emma, ni siquiera había preguntado por sus padres.

El motivo de su regreso era mi mejor amiga, me sentí feliz por ella, pero ¿Emma cómo se tomaría esto? Ella ya me había hablado de tener pistas sobre el paradero de su hermano, sin embargo, nunca dijo que se había puesto en contacto con él.

El caos de Elliot Foster estaba por arribar en la vida de su hermana, mi mejor amiga.

Oh y ni hablar del señor y la señora Foster.

—Dime que tú también puedes verlo. —pedí, sin despejar mis ojos del chico que, segundos antes, preguntaba por ella y que ahora iba a su encuentro.

Caleb estaba pasmado, así que lo sacudí un poco para que volviera a la realidad.

Lo necesitaba aquí.

Levemente asintió.

—Pensé que era una maldita broma. —tartamudeó, con sus ojos abiertos de par en par.

—¿Qué? —solté—. ¿Tú sabías que él vendría?

Parpadeó repetidas veces, quizás probando que, lo veían sus ojos, no era producto de su imaginación.

—¡De eso quería hablar contigo! —medio gritó, nervioso—. ¡Él es la situación!

No estaba entendiendo nada, seguía sin saber por qué se presentó precisamente aquí y no en su casa. Elliot sabía que estábamos en la playa, así que empecé a conectar cables y llegué a lo siguiente:

Pequeña promesa © [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora