Capítulo 18

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De un momento a otro mi cabeza no razonaba y yo, ahí de pie, necesitaba que lo hiciera

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De un momento a otro mi cabeza no razonaba y yo, ahí de pie, necesitaba que lo hiciera.

«Muévete, Nicole, ¡No, espera! Mejor no. »

Rápidamente, y sin meditar, retiré las manos de Logan de mi cintura, él frunció el ceño molesto por mi arrebato, pero se quedó en silencio. Oliver observó mi acción con una sonrisa torcida en sus labios.

Y yo, yo no tenía ni la más mínima idea del por qué lo había hecho.

—Lamento interrumpir. —se disculpó Oliver aunque sus ojos decían otra cosa.

Inevitablemente me puse nerviosa, mis manos temblaron, apreté los libros contra mi pecho y suspiré bajito, disimulando mi ansiedad.

—Descuida —le sonreí de forma fugaz—. No interrumpes nada. —dije e hice un desmán con la mano restándole importancia.

Y sentí como Logan cambió su postura relajada a una más tensa. Podría decir a ciencia cierta que estaba molesto por mi respuesta. Pero en mi defensa, no era consciente y, mucho menos capaz, de controlar lo que decía.

—De hecho sí —arremetió Logan dándome una mala mirada, para luego dirigirse a Oliver—. Lo hiciste, nos interrumpiste.

Logan miró fijamente a Oliver quien tenía una sonrisa en su rostro, Logan pareció molestarse más por ello y lo retó con la mirada. Pasaron los segundos más largos de toda mi vida hasta que decidí que tenía que hacer algo.

Tosí un poco llamando la atención de ambos.

Esto se volvió incómodo de un momento a otro.

Y todo fue por mi culpa, por mi arrebato.

— ¿Me necesitas? —me atreví a preguntar mirándolos a ambos con rapidez.

Oliver se tenía que ir, Logan se contenía, sabía que no formaría un espectáculo, sin embargo, esto sería un problema, lo tenía muy claro.

—Oh, sí —recordó y rascó la parte trasera de su cabeza en símbolo de nerviosismo—. Pues verás, quería saber si nuestra cita de esta tarde aún está en pie. —guardó sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón.

Cita.

Maldita sea, ¡Nuestra cita!

Un vacío se instaló en mi estómago.

Y por un momento quise golpearlo.

«No, quisiste golpearte a ti. »

— ¿Cita? ¿Cuál cita? —preguntó muy sorprendido el chico entre nosotros, porque, sí antes Logan estaba molesto, ahora estaba furioso. Tragué saliva.

Sus ojos azules oscuros, profundos, estaban en mi rostro y mis mejillas se tiñeron de un intenso rojo.

No me agradó su forma de mirarme.

Pequeña promesa © [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora