Oliver
Matteo siguió con su fallido intento de convencerme, sin embargo, yo me negaba rotundamente a aceptar su idea. Eso no lo había planeado, simplemente era algo de ellos, yo no quería estar involucrado. Me había divertido viéndolos planearlo y eso sería todo.
—Oliver, estuviste en todos los ensayos —repuso el chico—. No puedes decir que no te sabes los pasos —puntualizó con el entrecejo fruncido, ya no tenían mucho tiempo—. ¡Por favor, hazlo por mí! ¡Hazlo por esta amistad!
Me dejé caer en el sofá, estábamos en la primera planta y todos los muebles se encontraban en el despacho del señor Jones. Dylan y Caleb estaban en silencio, el rubio no dejaba de caminar por la estancia, se veía muy nervioso. Suspiré.
—Yo dejé muy claro que no iba a participar en esto y tú lo sabes, Matt —objeté, para luego decir—: Todos lo saben. —aclaré.
Dylan bufó al escucharme.
— ¡Vamos, White! —me animó—. Piénsalo de esta forma, podrás mover tu pelvis ante Nicole. —dijo en tono burlón, encogiéndose de hombros.
El rubio que daba vueltas y vueltas se detuvo, miró al chico de ojos azules y escupió:
—No a todos les gusta mover la pelvis frente a la chica que les gusta, Dylan —defendió el chico, un tanto sonrojado—. Algunos somos caballeros, no exhibicionistas.
Matteo se carcajeó al escuchar al rubio.
— ¡No vas a cometer un delito si mueves tu paquete frente a Emma, Baker! —bramó Matt, sin vergüenza alguna.
Rodé los ojos exasperado ante su pelea estúpida.
—No quiero hacerlo, Matt. —ignoré por completo la discusión que Caleb y el castaño tenían.
Mis palabras llamaron la atención de todos, pero fue el chico de ojos azul eléctrico el que se acercó a mí y se sentó a mi lado.
—Es algo de sana diversión —me susurró—. No seas aburrido, Caleb lo hará, ¿por qué tú no?
Caleb abrió la boca sorprendido ante las palabras de Dylan, aquí vamos otra vez.
— ¡Yo no acepté nada! —negó rápidamente.
Negué divertido, mientras Matteo agregó:
—Será divertido, ¿o tienes miedo? —soltó, desafiante—. ¿Qué estoy viendo? ¿Una gallina?
Me cubrí la cara con ambas manos, al tiempo que meneaba la cabeza para no escuchar lo que estaba por decir.
—Por favor, no lo digas. —pedí.
Matt tomó una sonora respiración.
—Lo va a decir. —informó Dylan muy entretenido.
Caleb se quejó en voz alta.
ESTÁS LEYENDO
Pequeña promesa © [#1]
Teen Fiction❝Mi corazón es tuyo, rómpelo, destrúyelo, no importa, porque seguirá siendo tuyo. ❞ TERMINADA. Primer libro de la saga Pequeños amores.