Trataba de mantener mis ojos abiertos, de verdad que lo intentaba, pero fracasé en ello. Mis ojos se cerraron de nuevo y alguien sacudió con fuerza mi brazo. Estaba claro que no iba a poder dormir hasta las once de mañana.
No, claro que no.
Al parecer cuando Caleb me dijo que hoy haríamos lo planeado para Emma, lo decía muy en serio, tan en serio que a primera hora de la mañana el rubio estaba totalmente desesperado tocando el timbre, yo no había escuchado sus intentos de que le abrieran la puerta sólo fui consciente de ello hasta que papá se fue a trabajar y Caleb pudo entrar, quitarme mis mantas y ofrecerme un vaso repleto de café ya frío del tiempo que estuvo esperando en la puerta.
—Oh, esto es perfecto. —comentó, emocionado.
Sus ojos rebosaban de chispas, estaba muy feliz con lo que estábamos haciendo.
—Ya lo sé. —musité, tallándome mi ojo derecho.
Miré la hora en mi teléfono viendo que apenas eran las ocho y treinta, suspiré profundamente, sin embargo, la sensación de querer dormir no desaparecía.
— ¿Crees que todo saldrá bien? —preguntó de repente. Alejé mis manos de las pinturas y lo observé. Caleb parecía ansioso—. Tú sabes, Nicky, el karma a veces no me ayuda mucho —se quejó y agregó—: ¿Recuerdas aquella vez que las invité a mi casa?
Inevitablemente exploté, usando el sentido figurado, en carcajadas.
¿Cómo podría olvidar ese día? Fue hace casi un año, estábamos en la última semana de entrega de trabajos finales y teníamos que hacer un trabajo para la maestra de artes. Yo era buena en ello, Caleb y Emma no tanto, pero fue una buena excusa para ambos, pues los dos querían conocerse. El punto al que Caleb se refería era al siguiente: el rubio fue a traer más pinturas pues nos hicieron falta para algunos detalles para el mural ecológico —idea de Emma, elaboración de Caleb, decoración y pintura a mi cargo—, yo me quedé junto con Emma, luego de algunos minutos, dos golpes en la puerta llamaron nuestra atención, Emma fue quien abrió la misma y también la que recibió el tarro de pintura verde directamente en el rostro pues a Caleb se le resbaló y no sabía que estaba medio abierto.
Los días siguientes a eso Emma era la perfecta imitación del Grinch pues que ya estábamos próximos a navidad y la rubia andaba de malas pulgas ya que la pintura no deseaba abandonar su rostro.
Me reí mucho, no lo negaré, tenía un vídeo de ello y muchas fotos. Sin embargo, los planes de ambos rubios no salieron bien y Caleb tuvo que rogar y hacer miles de maniobras para Emma le hablara luego de un mes y ella tuvo que esperar dos semanas para que finalmente la pintura se esfumara por completo de su rostro y parte de su cuello.
El karma o destino siempre eran crueles con el tímido chico.
—Para tu desgracia tengo buena memoria ante esa clase de situaciones —le dije por lo que me miró con severidad, algo avergonzado—. Pero debes confiar en mí, todo saldrá perfecto, por fin estarás con Emma, serán una linda pareja, yo podré gritar que Calemma is real y también elegir mi vestido de madrina para su hermosa boda en Hawái. —suspiré soñadora y enternecida por mis propias palabras.
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Pequeña promesa © [#1]
Fiksi Remaja❝Mi corazón es tuyo, rómpelo, destrúyelo, no importa, porque seguirá siendo tuyo. ❞ TERMINADA. Primer libro de la saga Pequeños amores.