Estaba muy impaciente, Emma estaba encerrada en el baño y se negaba a abrirme. Las chicas que entraban, me miraban con confusión y yo me limitaba a seguir tratando de que Emma me respondiera.
— ¿Estás bien? ¿Aún estas viva? ¡Háblame mujer! —Toqué la puerta una vez más, no respondió—. ¡Emma Foster, abre la puerta! ¡Respóndele a tu mejor amiga! —me crucé de abrazos.
La escuché quejarse.
Las clases del martes ya habían terminado, Emma no se encontraba muy bien, por esa razón ya llevaba veinte minutos esperándola y veinte minutos en los que ella había estado vomitando. La veía agotada, cansada, sus parpados parecían más pesados. Y me sentía preocupada por ella.
Tal como había dicho Caleb, Emma era una chica dinámica, siempre buscaba como ocupar su tiempo y últimamente la veía algo decaída, sin fuerza.
Me asustó bastante ver que se encontraba pálida, su rostro perdió color de un momento a otro, algo me decía que mi mejor amiga no estaba comiendo bien, cuando le ofrecí de mi almuerzo ella lo comió con ganas; tuvo un arrebato voraz por llenar su estómago como si hace mucho no probara bocado. Sin embargo, luego tuvimos que correr al baño de chicas, la comida le había caído mal. Ella estaba un poco débil y, al parecer, su estómago no estaba listo para recibir algo de comer.
Lo peor y lo que más me llamó la atención es que tan sólo fue un sándwich y un poco de fruta picada, comió eso y al instante dijo que se sentía mal.
Tendría que hablar con ella.
La puerta se abrió.
Sonreí al ver que de nuevo tenía color en sus mejillas. Eso era una buena señal.
—Lo siento —me dijo—. Últimamente no he podido comer ni dormir bien. —confesó, apenada.
Se acercó al lavamanos, yo la miré expectante mientras se limpiaba la boca con agua del grifo.
—Emma, ¿Quieres hablar? —le pregunté, cautelosa.
Ella me miró por el reflejo del espejo.
—Sé que no te gusta hacerlo, pero aquí me tienes. —le aseguré, al ver la duda en su mirada.
—Sí, lo sé —dijo—. Pero ya debemos irnos. —dio por finalizada la charla.
Me dejé llevar por ella, teníamos que vernos con Ann a las cinco de la tarde, no teníamos trabajos para mañana e iba a estar con dos de mis amigas. Mi vida comenzaba a pintarse de rosa.
No iba a decir que olvidé la situación con Logan —claramente no era así de fácil, no, no señores—, pero se me había hecho más llevadera ya que él no había asistido a clase estos dos días; sólo habían pasado dos días, DOS, y yo lo sentía como un mes.
Tampoco iba a negar que me preocupaba que no apareciera, siempre estaba esa sensación de saber cómo él se encontraba, ¿Se sentiría bien? ¿También necesitaba estar lejos de mí? No tenía mensajes de él desde ayer en la mañana. Eso me inquietaba.
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Pequeña promesa © [#1]
Teen Fiction❝Mi corazón es tuyo, rómpelo, destrúyelo, no importa, porque seguirá siendo tuyo. ❞ TERMINADA. Primer libro de la saga Pequeños amores.