Final | Parte 2

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Movía mis piernas de manera impaciente, observando la tarima frente a mí, todo estaba correctamente organizado, las cortinas gruesas y oscuras estaban recogidas a ambos lados del escenario y, en el centro, se encontraba la mesa donde estaban los m...

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Movía mis piernas de manera impaciente, observando la tarima frente a mí, todo estaba correctamente organizado, las cortinas gruesas y oscuras estaban recogidas a ambos lados del escenario y, en el centro, se encontraba la mesa donde estaban los maestros, sobre la misma, se hallaban los diplomas que serían entregados a los estudiantes junto con los anuarios al lado del respectivo título de los futuros graduados.

El club del anuario se había reunido antes de la ceremonia, para entregarle al director Miller nuestro trabajo final, él pareció complacido con lo que veía y nos agradeció por la excelente labor que habíamos hecho.

Los demás se marcharon, prometiendo que nos veríamos en el baile, que por primera vez se realizaría el mismo día de la graduación.

Esa había sido una buena idea de Emma.

Los alumnos de tercero estaban poniéndose su toga y birrete, en un recibidor por el que Sophie se despidió parcialmente de nosotros.

Mis padres y yo estábamos sentados, luego de que a papá le gustara alguna ubicación para tomarme fotos a gusto de mi hermana y mi mamá le aconsejaba como tomar la cámara y conseguir el mejor ángulo.

Ellos estaban muy felices y elegantes, incluso mamá posaba hacia papá, luciendo su vestido verde, ceñido al cuerpo que resaltaba todas sus curvas. Charlie James Jones babeaba por ella y sin vergüenza alguna.

De hecho, le insinuó ir al cuarto del conserje, como aseguró que lo habían hecho en su escuela, solo para recordar viejos tiempos.

Asco.

Jugueteé con mis dedos, impaciente, alisé las arrugas invisibles de mi vestido, sintiendo la tela suave contra las yemas de mis dedos. Me había enamorado de él con solo verlo, el color rojo me atrajo, era en cuello V, descubierto en la espalda, protegiendo mis hombros y llegaba debajo de mis rodillas, el largo de la falta caía suelto. Era cómodo, elegante y me sentía bien vistiéndolo.

Tan malditamente bien como para usar tacones.

Había seguido el consejo de Matt y había salido con Sophie Rosie y mi madre de compras, ambas estaban muy emocionadas cuando se los dije, yo también me sentí de la misma forma, pero no chillé de forma histérica como ellas.

También invité a Emma, sin embargo, ella desistió, diciendo que su madre ya se había encargado de su vestido, sin su consentimiento. Parecía molesta por ello, con obvios motivos, no tenía dinero para comprarse un vestido que fuera de su gusto y no aceptó que mi madre le prestara el dinero.

Entendía a la perfección porque deseaba irse a Londres, muy lejos de sus padres y sus reglas.

Suspiré y mi atención cayó en una cabellera negra, perfectamente peinada en un rodete, que apareció en compañía de un hombre alto, atlético, de cabello dorado, que le susurraba cosas al oído, haciéndola reír.

Pequeña promesa © [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora