Capítulo N° 9

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En el lado opuesto del salón, Becky deslumbraba con sus juveniles encantos a todos los jóvenes caballeros invitados. Llevaba un vestido azul claro y pendientes a juego. Los hombres jóvenes se apresuraron a presentarse ante Becky quien expertamente coqueteó con todos ellos, dándoles esperanza y dejándolos queriendo más. Su madre sonrió con satisfacción

Alana: A este ritmo, podrás atrapar la atención del Príncipe Julian - dijo Su madre en voz baja.

Becky sonrió, su expresión no era muy diferente a la de un niño que había robado galletas en la despensa

Becky: No dejes que la Duquesa Clara te escuche, madre - Advirtió - Ella nos echaría de su casa - Su madre sonrió delicadamente.

Alana: Me gustaría verla aunque sea intentarlo.

Pero ese día no se trataba de Becky ni del príncipe Julian. Era el cumpleaños número 16 de la joven señorita Lauren Jauregui. Su madre le había solicitado que se sentara en su habitación, y cepillara su ahora oscuro cabello el cual casi causa un infarto en Clara al verla aparecer bajo este cambio justo después de haber cumplido los 15 años tras mezclar algunas pastas y fórmulas que junto al carboncillo y unas cuantas horas al sol, hicieron que su castaño cabello se disipara dejando aparecer su azabache melena que terminaba por debajo de sus hombros. Iba a esperar hasta una hora después de que se iniciara la fiesta para poder hacer su aparición

Clara: Llega elegantemente tarde, querida y así te llevas la atención de todos mientras desciendes por las escaleras. No olvides que nuestro objetivo es impresionar - le decía mientras le ayudaba a peinar su cabello.

Lauren puso su mejor sonrisa para evitar rodar los ojos ante el inoportuno comentario de su madre. Ésta sabía perfectamente que su madre simplemente quería impresionar. Tenía, tal vez, doce años cuando finalmente entendió todas esas visitas a las clases del Palacio, las fiestas y los bailes con el joven príncipe - Comprendo madre - Se limitó en responder. Clara la había estado presionando últimamente ya que se acercaba a la edad donde tenía que pensar en un matrimonio apropiado para ella.

A Lauren no le gustaba específicamente el príncipe, pero no era porque no fuera guapo de echo debía reconocer que era un chico bastante apuesto y atractivo pero siempre veía que su comportamiento era algo embarazoso y además, era un pésimo bailarín. Pero tenía dinero y él tenía poder, lo que hizo tratar de mantener una relación con éste.

Clara: Lauren, si te casas con el príncipe...

Lauren: No te preocupes madre, lo conseguirás - expresó con confianza

Clara: Bueno. No dejes que esa chica Watson gane a tu partido. He visto a su madre merodeando como buitres cada vez que están por aquí - Lauren sonrió.

Su madre se despidió de ella y salió de la habitación para unirse a los demás invitados. Ella se miró en el espejo. Tenía 16 años, edad suficiente para cuidar de sí misma y las agallas suficientes como para enfrentar si era posible a su amiga Becky Watson. Era imposible que dejara a esa ramera castaña robarse a su príncipe, así sea solo por hacer enfurecer a la chica.

La puerta se abrió y entró una criada castaña, llevaba una bandeja de frutas variadas. Depositó cuidadosamente en la mesita del cuarto la bandeja e instintivamente se trasladó para fijar la cinta en el pelo de Lauren.

- Pensé que tendrías hambre - Camila, dijo.

Lauren se miró en el espejo y sonrió. Ahora ambas tenían dieciséis. Camila había crecido. Lo que ella había sido anteriormente; una chica de calle, flaca, sucia, en sólo un abrir y cerrar de ojos, había tomado cuerpo y, aunque no le gustaba admitirlo, Lauren sabía que había crecido.

Una Caja Musical me Llevo a TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora