Capítulo Nº 43

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Lauren avanzaba rápido por el bosque hasta que el establo ya no estaba a la vista. Se detuvo para recobrar el aliento, mentalmente se reprendía a sí misma por haber sido tan estúpida y audaz. La idea se le cruzó por su mente, después de que su madre le sugirió que debía tener hijos una vez que se casara con el príncipe, pero no imaginaba que le plantearía tal cosa a Camila tan pronto.

- Debe pensar muy mal de mí - Murmuró airadamente. Despacio, frotó sus sienes "¿Cómo pude haber hecho eso? Aunque sabía el porqué. Fue la manera en que Camila la había observado cuando tomaba el baño, lo que la había motivado a proponérselo.

La castaña no podía hacerle una propuesta así a ella, pero estaba claro que quería tanto como ella. Los pensamientos, hicieron que se sonrojara más, luego; negando con la cabeza trató de despejar esos impuros pensamientos. Confiaba en que pronto olvidaría el incidente.

- No sé por dónde demonios empezar - Se dijo en voz alta, pero sólo sirvió para avergonzarse más. Puso su pie a un lado de su caballo y galopó más hacia el bosque, con la esperanza de escapar de sus propios deseos.



En el establo, Camila charlaba con Austin todo lo que había pasado durante ese año y a diferencia de la conversación que tuvo con Katia, esta vez, no perdonó ningún detalle. Austin sabía de su relación con Lauren, y sentía que debía decirle toda la verdad. Éste la escuchaba pacientemente y esperó hasta el final para hacer sus preguntas.

- La Duquesa lo sabe? - Preguntó.

- Sí - Camila respondió con cierto pesar - Debimos haber sido más cuidadosas... nunca debió haberme ido a visitar tan a menudo como lo hizo - Austin, se sorprendió por la reciente confesión.

- El conductor del carruaje, había mencionado que llevaba a la señorita Lauren a la ciudad, más a menudo de lo que le hubiese gustado. Entonces, ella iba a verte a ti? - La castaña asintió con la cabeza bajándola tímidamente. Austin pasó su mano sobre su corto cabello y suspiró.

- No creo que sea mucha la diferencia. La Duquesa tiene sus maneras de persuadir. Y tal vez haya sido una bendición que ella las hubiera encontrado a las dos. Ahora ustedes pueden estar juntas bajo un mismo techo.

- Sólo bajo la condición de que Lauren se case con el príncipe! - Camila contra atacó. Su exclamación le trajo a la memoria la petición que hace unos minutos, le había hecho la ojiverde. Sus mejillas se tiñeron de un rojo brillante haciendo que Austin estallara en risas, calmándola rápidamente.

- ¿Estás bien? Estás un poco... colorada.

- Yo... - No sabía cómo preguntarle - Ah...

- Te comieron la lengua los ratones? Dijo el chico divertido

- Que fastidioso eres - Le golpeó ligeramente en el hombro, echándose para atrás con una sonrisa. Mordió su labio, no sabía cómo hablar, por dónde empezar. Era ahora, o nunca - Ehm! Tengo algo que pedirte - al fin dijo - Pero tienes que prometerme que nunca hablarás de esto con nadie, ni reírte de mí, cuando te lo pida - Volvió a sonrojarse. Austin arqueó una ceja, esperando lo que diría su amiga.

- ¿Qué es? - Preguntó algo curioso- Camila suspiró, estabilizándose un poco.

- Cómo se hace... cómo una... puedo "hacerlo"? - Bajó la cabeza rápidamente, sin atreverse a creer que esas palabras habían salido de su boca. Austin por otro lado no comprendía inicialmente.

- ¿Qué quieres decir? ¿ Hacer qué..... - sé interrumpió a si mismo cuando finalmente su cerebro comprendió, casi se ahoga con sus palabras - Quieres decir...eso .... Oh Dios,...

- Preguntaba cómo uno consuma un matrimonio... o algo...así. dijo la castaña avergonzada

- Sé lo que quieres decir - el chico la interrumpió de nuevo.

- Pero... - Camila veía hacia la dirección por donde se había perdido Lauren.

- Con ella? – preguntó el chico. Camila asintió tímidamente. Austin cubrió su rostro, tratando de bloquear la imagen en su cabeza. La castaña le golpeó en el hombro otra vez.

- Por favor, no sé a quién más preguntarle – le suplico. Austin aclaró su garganta, deliberadamente evitando el contacto visual.

- Y estás segura... ella... um...

- Necesito saber - Camila dijo - Si eso pasa como lo hago... - Austin movió la cabeza.

- Muy bien, pero puedo enseñarte, mostrándote como se hace - Cuando Camila amenazó con golpearlo otra vez, puso sus manos para defenderse.

- Estaba bromeando! Era una broma - Hizo señas para continuar y la castaña le dio una mirada de advertencia - Confía en mí - Camila yacía en el suelo, acostada. Austin tosió y continuó - Normalmente, esto es para comenzar - Se encontraba a horcajadas sobre Camila - Quédate encima de la chica y...Um... - Se sonrojó al ver a Camila ubicada debajo de él. Aunque su mente viajó a la imagen de Becky haciendo brillar sus ojos. Movió la cabeza para librarse de esa idea.

- Estás pensando mucho - Camila dijo agriamente.

- Y las beso si quieren - hizo una mueca con los labios frunciéndolos como un pez. Camila se rió, he hizo como si le estuviera dando una bofetada.

- Austin!! La señorita Lauren puede regresar en cualquier momento, y no debería vernos a nosotros acá... - Cruzó los brazos frente a su pecho. El chico asintió.

- Puede llevarse ropa si se desea, aunque, la idea es quitar... ah... la ropa... - Se rascó la cabeza - He encontrado que... a las mujeres particularmente le gustan.. Si... um... - Hizo un gesto tocándose su pecho - Tómalo... um... en la boca como si fueras un bebé, que... - Se levantó de golpe de encima de Camila - No puedo hacer esto - Movió la cabeza. ¿Cómo podría ser el sexo (algo en lo que le gustaba pensar a menudo) algo tan difícil de explicar? Camila se sentó, avergonzada, pero decidida a aprender.

- Continua, te lo suplico - Le pidió.

- Ciertamente eres la primera chica que me pide esto - Bromeó, pero pudo ver la desesperación en los ojos de la castaña- En última instancia... lo que quieres, está debajo de la falda. Si fueras ya sabes un hombre... te gustaría... ah, poner tu, pija, ahí abajo. Pero puesto que tú eres una chica, me imagino que tus dedos hacen todo el trabajo – Austin No podía creer que le estaba explicando esto a ella tan académicamente.

- ¿Qué mis dedos hacen todo? - Camila preguntó.

- Bueno, puedes ponerlos en su interior o... - Se sentó más erguido - Hay un lugar que he encontrado, eh, ahí; que enloquece a las mujeres con mucho gusto. Tú sabrás cuando lo encuentres - Suspiraba - Eso es todo lo que puedo ofrecerte - Camila tosió y colocó su cabello detrás de las orejas.

- Gracias - Dijo ella. El sonido de unas pezuñas en la distancia, llamaron su atención. Lauren estaba ya de regreso y le daba chance de huir y esconderse.

- Te deseo suerte - Austin dijo con una sonrisa divertida.




El cielo se había vuelto gris y el aire estaba frío. El funeral se llevaba a cabo. El invierno fue bueno mientras duró. La Duquesa se inclinó respetuosamente ante el príncipe cuando enterraban al difunto Rey. Los consejeros más cercanos, guardaron un silencio respetuoso todo el tiempo y Julián intentaba poner su mejor postura para parecer fuerte. Cuando habían cubierto todo el ataúd, muchos de los asesores ofrecieron su simpatía.

- Viva el Rey Julián - Coreaban, aunque Julián aún no había sido coronado como Rey. Asintió en reconocimiento y comenzaron a alejarse.

- ¿Estará bien, Alteza? - Michael preguntó. Julián asintió con la cabeza - Pretenderá mantener la vigilia? - Otra vez asintió. El Duque le dio una palmada en el hombro y se dispuso a seguir a los demás hacia el castillo. Sólo la bella señorita Elena se quedó.

- Yo debo, agradecerte por haberme traído comodidad esta noche – dijo el príncipe.

- Ha sido un honor - respondió ella con una hermosa sonrisa - Debería dejarte en tu vigilia - dijo mientras caminaba de regreso, pero éste le tomó de la mano.

- Debería... Pero también debería agradecerte correctamente. Por favor, quédate un día o dos más en la hospitalidad de mi castillo - Tartamudeó torpemente el joven príncipe.

- Si usted así lo desea – Se sonrieron el uno al otro y aunque sus sonrisas estaban teñidas de tristeza, también había esperanza.

Elena se inclinó una vez más antes de hacer su camino hacia las puertas. Julián veía a la hermosa señorita alejarse en la distancia y luego dirigir su atención hacia la tumba de su padre.

- Padre...¿Qué debo hacer?



Lauren esperaba pacientemente mientras Camila deshacía los cordones de su corsé. Sus ropas estaban endurecidas por el barro que atrajo al montar a caballo y solo quería cambiarse rápidamente y vestir un nuevo conjunto de ropa de cama. No podía ver a la cara a Camila, aún viajaban en su mente, aquellas palabras que retumbaban muy dentro: "No quisiera que él fuera el primero en tocarme. Quiero hacerlo con alguien a quien ame". Aclaró su garganta con torpeza y se centró en la pared que estaba delante de ella.
Detrás de ella, Camila estaba perdida en sus pensamientos también. No se había sentido así nunca en su vida y jamás había considerado una tortura desvestir a la ojiverde. Falló un poco cuando quitaba los cordones del corsé, rozando con sus dedos la piel lisa de Lauren que aun persistía en su mente cuando la vio desnuda en la bañera. Trató de sacar esas imágenes de su memoria, pero rápidamente volvieron a ser reemplazadas con la figura desnuda de Lauren, sentada en la bañera, con esos ojos que hablaban claramente lo que sus palabras no hacían... " Desearía tenerte", pensaba perdidamente.

" El Duque y la Duquesa estarán fuera hoy". "Pero el Duque puede llegar a casa... y él podría volver a echarte" - Una voz en su cabeza resonaba.

" La Duquesa prometió hablar con él"... - Sin embargo otro pensamiento repicaba en su cabeza.

" Y ¿qué pasa, si no es suficiente para convencerlo? - Esta vez, esa voz interior no respondió. Ella sabía que el tiempo juntas dependía de la aprobación del Duque, y que había una posibilidad de que otra vez la exiliaran.

Cuando terminó de sacar el último cordón, Lauren levantó los brazos. Camila sacó el corsé, acariciando los costados de la ojiverde con sus dedos meñiques. Al principio, Lauren creyó que todo había sido producto de su imaginación, pero nuevamente sintió como Camila pasaba sus manos, corriendo de arriba a abajo por sus costillas. Se dio la vuelta y estudió a Camila. La castaña había pensado en que decir, pero no era tiempo para las palabras. Tomó de la barbilla a Lauren y la besó, enviando una breve oración para que todo saliera bien. Lauren llevó sus manos a la cara de la castaña, profundizando su beso. Camila se alejó, sin aliento y con miedo, pero no podía ya contenerse.
Lauren volvió a mirar a la cama y caminó hacia atrás, agarrando de la mano a Camila para traerla también. Se sentaron y Camila torpemente se inclinó otra vez a por un beso, pero Lauren no estaba preparada. Así que los labios de Camila, hicieron contacto con su hombro y comenzó a subir por su piel desnuda hasta su sensible cuello.

Lauren cerró los ojos y saboreó la sensación de tener a Camila besando cada parte de su piel desnuda y los momentos cuando ella irrumpía para besar sus labios. Su corazón se agitó violentamente ante la idea de lo que iban a hacer. Se inclinó de nuevo y colocó su brazo alrededor del cuello de Camila, tirándola bajo de ella. La castaña cayó hacia adelante, casi golpeando su cabeza contra el respaldo de la cama. La mano de la ojiverde tiraba del vestido de Camila, tirando del dobladillo cada vez más hacia las caderas de la castaña. Mientras Camila hacia el mismo recorrido con la ojiverde. Ésta luchaba por respirar contra las acciones de Lauren. Sus pálidos dedos, recorrían la piel del muslo haciéndola estremecer involuntariamente.

- Tiene frío, señorita? – preguntó la castaña. Lauren abrió sus ojos en reproche.

- No - respondió - Y no me llames así - Camila sonrió. Ella había logrado deshacerse del vestido de Lauren con una mano, mientras que con la otra le acariciaba la piel.

Lauren se sentó, entonces se percató que estaba desnuda.

Camila había visto desnuda muchas veces antes a su señorita, pero esto era diferente. Hacía todo por no desmayarse. Su cabello oscuro alborotado, sus mejillas color rojo. La ojiverde abrió sus labios...

- Yo... Yo nunca... - tartamudeó. Camila, le ofreció a cambio una sonrisa nerviosa.

- Ni yo - Ella dijo. "Entonces descubriremos esto juntas"... Pensó.

- Por favor - Lauren le susurró pero no estaba segura de lo que le estaba pidiendo.

Pero Camila, tenía al menos un indicio de lo que le había dicho Austin. Odiaba pensar en el chico en este momento, pero era la única fuente de conocimiento que tenía. Acostó nuevamente a Lauren en la cama y hundió su cuerpo en la parte superior de la ojiverde, comenzando a besar su clavícula. Sus manos encontraron las de la ojiverde, tomándolas firmemente. Los ojos de la ojiverde permanecían abiertos, mirando el dosel rojo por encima de su cama, de pronto, sus ojos se pusieron en blanco cuando sintió que Camila presionaba sus labios en el espacio entre sus pechos. Presenció unas manos recorrerle sus caderas. Camila no sabía qué esperar, si aquello iba a doler. La idea de lastimar a su amada, la había angustiado, pero no podía dejar de hacer aquello.

Sus labios encontraron la punta del seno derecho de Lauren, tomándola entre sus dientes, y succionándolo con la lengua como Austin le había instruido. La reacción fue inmediata y potente. Lauren arqueó la espalda y con un grito tan fuerte, hizo que Camila se hiciera hacia atrás.

- No... - Lauren suplicó - Por favor, no te detengas - Rogaba una y otra vez. Camila sintió que algo se revolvía en el parte baja de su vientre. Y volvió a succionar el pezón de Lauren con su boca, con su otra mano, Jalaba sin piedad el próximo. La piel de Lauren se sentía hirviendo, arqueando de vez en cuando su espalda cuando venían corrientazos de placer. La castaña aventuró sus dedos más abajo donde el calor era más intenso, mirando a la cara a Lauren, previniendo cualquier signo de dolor. No sabía qué hacer, así que esperaba lo peor. Lauren se apoderó de la mano de Camila sintiendo como ella también temblaba. Los dedos de Camila, sintieron cuán húmedo estaba allí abajo. Era extraño y nuevo para ella. Sus dedos separaron los pliegues de allí y su dedo medio viajó de arriba a abajo. "TU SABRAS CUANDO LO ENCUENTRES" recordó. Su dedo atropelló una pequeña protuberancia y Lauren soltó un grito haciendo que Camila comenzara a retirar la mano.

- ¡ No! - Exclamó Lauren tomando a Camila de la muñeca nuevamente - Hazlo de nuevo...

Camila se dio cuenta que lo había encontrado. Las dos se hundieron en la cama y los dedos de Camila viajaron directamente a ese pequeño botón dibujando círculos encima. La respiración de Lauren era bastante agitada y de vez en cuando, un pequeño gemido o grito de asombro se escapaba de sus labios, dejándole saber que lo que estaba haciendo, estaba bien. Lauren tomó la parte posterior de la cabeza de Camila y tiró a por un beso apasionado. Todo su cuerpo se sentía que estaba en llamas y no quería que ésta se detuviera.

Ocurrió inesperadamente. Los dedos de Camila se mantuvieron girando como lo habían hecho, formando círculos y frotando ese lugar sensible de Lauren que hacían que la ojiverde sintiera un hormigueo desde las raíces de su cabello hasta la punta de sus pies. Pero la sensación de hormigueo creció. Se expandió y Lauren sintió como si todo su cuerpo se vendría abajo. Camila continuaba llevando al éxtasis a su amada sin imaginarse si quiera que ésta le dijera que parase.

- Camila... - Se las arregló para soltar un pequeño gemido antes de que todo se pusiera en blanco y la presión estallara, convirtiendo cada centímetro de su cuerpo en 1 millón de puntos de placer. Lauren también tocó a Camila allí abajo y juntaron sus labios en un ardiente beso, tanto así, que Lauren mordió aquellos labios carnosos de su amante cuando Camila se introdujo dentro de ella enviándole olas y olas de placer, ondulando desde su centro hacia el exterior, olvidándose del dolor. Camila abrió los ojos al sentir el leve mordisco, viendo como Lauren se retorcía en la cama, con su boca abierta, jadeando en un grito silencioso y su cabeza tirada hacia atrás, hipnotizada por el éxtasis. Camila seguía moviendo sus dedos lo más rápido posible, sabía que su labio estaba roto, pero no importaba. La felicidad y el orgullo que sentía dentro de ella por ser la que causara una reacción de placer a su amante, era inigualable.

Sacó las cubiertas debajo del cuerpo de Lauren para que no cogiera un resfriado. La ojiverde enterró su rostro en el hombro derecho de la castaña teniendo la sensación de amago al tener ese cuerpo encima del de ella. Sus manos se entrelazaron y fundió más su piel a la de su ahora mujer, por si acaso Dios decidía intervenir y trataba de arrojarlas al infierno. Camila plantó un beso en la frente de Lauren. Ni siquiera Dios las podía separar la una de la otra.

**Joder primero pedir perdón a san Allysus hija de la GRAN.... Iglesia... ella sabe que no soy fan de los Smut pero era algo que tenia que haber dentro de un fic como en las novelas, solo diré que no lo hize yo si no fue mi yo en sonámbula  ok ya ajaja bueno espero el capitulo haya sido de su agrado y si quieren mas ps solo dejen comentario o estrellitas**

Una Caja Musical me Llevo a TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora