Capítulo N° 24

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****Amar****


Lauren había estado durmiendo por unas horas cuando escuchó algo golpeando la ventana de su habitación. Se despertó sobresaltada y miró a su alrededor, tratando de encontrar la fuente que originaba el ruido. Se percató de que todos estuvieran durmiendo. Abrió la ventana y miró hacia abajo para encontrarse una figura pálida, con cabello largo y castaño reuniendo otro puñado de pequeñas piedrecillas para lanzar. Su corazón dio varios golpes fuertes al verla y abrió rápidamente la ventana.

- Camila! - Susurró en la oscuridad. Camila sonrió y saludó. Lauren miró a su alrededor de nuevo.

- Dame un momento, y estaré allí - dijo. Aunque por la emoción que sentía por ver a Camila sus pies hubiesen corrido por las escaleras que separaban la estancia del jardín, sabía que necesitaba ser sutil para que sus padres no se enteraran de la identidad de la chica que allí estaba.

En cuanto salió de la casa sin alertar a nadie, se arrojó hacia el abrazo que le brindaba Camila en ese momento mientras que la castaña la recibía con los brazos abiertos, tomándola en el aire y girando con ella entre sus brazos.

- ¿Qué haces aquí? - Lauren preguntó al separarse del abrazo una vez en el piso. Camila colocó su dedo índice sobre los labios de la ojiverde señalando con sus ojos hacia otro lado de la casa. Lauren vio donde ésta había señalado y sonrió - Al jardín entonces - Ella dijo. Esta vez, se mantuvieron tomadas de los meñiques como siempre lo hacían mientras caminaban a sus bancos habituales.

Cuando se sentaron, Lauren preguntó de nuevo - Es media noche, ¿cómo lograste llegar hasta aquí?

- Becky duerme como una muerta - Camila rió - No fue nada difícil colarse por la puerta de su habitación.

- ¿Has caminado hasta acá? - Lauren preguntó. Camila sonrió tímidamente y señaló hacia el bosque; Lauren vio la silueta de un caballo.

- Volveré antes de que se den cuenta - dijo maliciosamente.

- Pueden castigarte por esto - Lauren comentó preocupada.

- No podía quedarme en casa - dijo Camila - Estuvimos poco tiempo juntas. Siempre hemos tenido muy poco tiempo. Siempre hemos sido sirvienta y Ama. Nunca habíamos estado como ahora - Corrió con la punta de sus dedos la cima de la mano de Lauren. La ojiverde sonrió, aunque estaba algo preocupada por los problemas en los que podría meterse Camila, pero estaba tan contenta de esa visita que la castaña le había hecho, sin importarle incluso lo tarde que ya era.

- Estuvimos juntas el día de hoy - Lauren señaló. Y Camila sonrió tímidamente.

- No fue suficiente - Camila respondió y ambas sabían que era verdad. Lauren sonrió tanto que casi le dolieron sus mejillas. Camila volvió, estaban sentadas en el jardín otra vez como siempre lo habían hecho. Era casi como cuando las cosas eran normales en aquella casa. Les encantaba el cómodo silencio. Ninguna de los dos tenía que decir algo para hacerles sentir la intimidad del momento. Pero Camila fue la primera en romper el silencio.

-¿Cuándo supiste? - dijo – o sea me refiero cuando te diste cuenta que me querías.

- Lauren se giro hacia ella, un poco sorprendida por la pregunta.

- Yo...- tartamudeó - No lo sé. Por mucho tiempo, creo. Yo sabía que eras especial la primera vez que te vi. Me habría rendido ante cien cajas de música por ti - Los ojos de la castaña parpadearon rápidamente.

- Creo que puedo recordar la caja de música de la que estás hablando! - Exclamó - Me llamó la atención a mi también...- Dejó de hablar, recordando porqué su padre la había llevado allí en primer lugar. Lauren sintió que la conversación se estaba tornando triste y habló rápidamente.

- Creo que me enamoré de ti el día que fuimos a rescatar a tú hermana. Me llamaste "bella" y yo pensaba "eso es lo que tú eres".

- Camila subió de nuevo la mirada, encontrándose con los ojos claros de Lauren.
Miró la mano de la ojiverde que se encerraba entra la suya y con la que tenía libre, recorrió el contorno de su camisón nerviosamente y se apoderó de su hombro y luego siguió hasta la línea de la mandíbula y cayó sobre el rubor dela mejilla de Lauren. La ojiverde la miró. Nunca se había sentido tan nerviosa antes.

- Sabes que - Lauren empezó a decir - No he besado antes... - pero no terminó la frase.

Camila se inclinó y la besó. El mundo de Lauren se iluminó, más que un día de verano. Lauren colocó una mano sobre la rodilla de Camila y con la otra, más cerca, la tomó envolviéndola con su brazo al contorno de su cintura. Por la memoria de Camila se habían borrado los inicios de sus primeros besos que jamás significaron nada. Y para Lauren, quien nunca había sido besada antes, le abrió una experiencia que ella sólo quería compartir con la castaña.

Desde el balcón de la finca Jauregui, la duquesa las había visto quedando prácticamente en shock! 

Una Caja Musical me Llevo a TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora