La duquesa Jauregui estaba más que perpleja por no decir otra cosa, cuando regresaron su hija junto a su esposo; el Duque Jauregui, de la subasta con una niña de la misma edad de Lauren en vez de un collar o una lujosa muñeca. La chica estaba vestida con harapos, se veía hambrienta y perdida.
Michael: Tienes que ir a alistarte para tu fiesta más tarde Lauren - sugirió su padre mientras la pequeña Ojiverde asentía con la cabeza, echándose a correr por las escaleras.
El duque fijó su vista en uno de los sirvientes cercanos que en ese momento se encontraba limpiando y desempolvando sus costosos jarrones y vitrinas por todo el pasillo.
Michael: Tenga. Llévala y colócale ropa adecuada para su talla. Ella formara parte del nuevo servicio. Muéstrale los alrededores y asígnale pequeñas tareas - ordenó el Duque mientras la sirvienta asintió con su cabeza de manera amable y respetuosa conduciendo a Camila hacia el cuarto de servicio.
El Duque frotó su cabeza. Había sido un día bastante ajetreado y duro para él y además tendría que atender a los invitados más importantes que asistirían ese día a la fiesta. Necesitaba alguna bebida y dormir un poco para sentirse más aliviado. Por otra parte, la Duquesa Clara, salió al encuentro con su esposo quien aún permanecía en la inmensa sala, un tanto distraído.
Clara: No sabía que irían a esa clase de subastas - dijo la Duquesa enarcando una ceja y de manera tajante. El Duque solo se limitaba a ver una de las obras de arte que se encontraban enmarcadas y colgando en la pared. No quería ver a la cara a su esposa ya que por su tono de voz, sabía que estaba molesta.
Michael: No estábamos en ninguna de esas subastas Clara. Lauren le compró la niña al Conde York. Supongo que la chica era su más reciente adquisición. No sé los detalles, todo lo que sé es que cuando salí de la reunión, ella estaba allí, tratando de comprarla. Muy bien le podía negar ese deseo en su cumpleaños, pero por Dios, era el Conde York. La pobre muchachita estaba llorando y sabes bien lo que le haría. El Duque Jauregui suspiró. En esta revelación, la Duquesa se suavizó un poco. Ella sabía acerca de la reputación del Conde y una pequeña parte de ella, estaba orgullosa de Lauren, pero pronto volvió a su comportamiento diplomático y distante.
Clara: Bueno, tan deplorable como siempre puede ser el Conde, espero sinceramente que Lauren no piense en recoger de la calle a cada ser indefenso que bote una lágrima delante de ella - respondió secamente - Lauren, al fin de cuentas necesita una sirvienta personal de todos modos. Su niñera se está poniendo demasiado vieja para mantenerse al día con ella. Esta chica será una buena compañía para Lauren, especialmente cuando crezca, que no será sino dentro de muchos años - señaló - de todos modos, será incluida en el nuevo personal - su tono era concluyente y no quería en ese momento discutir con su esposo, no especialmente sobre un "regalo" que Lauren había elegido por sí misma.
Michael: Muy bien, supongo que podemos mantenerla junto a Lauren haciendo pequeñas cosas, como limpiar. Solo tenemos que asegurarnos de que alguien esté al tanto de ella, es apenas una niña y recuerda que los niños siempre se meten en problemas. Me estremezco de solo pensar que pudiéramos tener otro inconveniente en nuestras manos – el Duque realmente se estremeció al recordar al muchacho del establo. Aquel niño había perdido a una de sus preciadas yeguas pasando así horas y horas para tratar de localizarla. El muchacho recibió una paliza tan grande de parte del maestro del establo que él no pudo sentarse el resto de la noche - Ella parece una chica tranquila, no espero ningún problema de su parte - concluyó Michael.
Clara: Espero que sinceramente tengas razón - La Duquesa asintió con la cabeza antes de alejarse.
El Duque se sentó en una de las sillas forradas en terciopelo rojo y miró hacia afuera. Definitivamente no estaba de humor para ser el anfitrión de una fiesta. Pero los sirvientes estaban abajo en el gran salón de baile preparándolo todo, él podría verlos revoloteando de adentro hacia afuera, llevando varios artículos que iban desde comida y bebida hasta brillantes adornos e instrumentos. El espectáculo, pensó para sí mismo, debe continuar. Los sirvientes, aunque estuvieran ocupados, tenían un momento disponible para dedicárselo a la nueva integrante. Ella se sentó en una de las largas mesas que ocupaban la cocina, comía pan y sopa como si jamás en su vida hubiera probado comida alguna. Todo era tan delicioso para sus ojos que casi no respiraba al pasarse cada bocado por su boca. La niña era demasiado joven para ayudarles en ese momento, pero allí estaba.
- ¿De dónde viene ella? - preguntó una mujer.
- Escuché que el Duque la trajo de una subasta y que había sido comprada del mismo Conde York - había comentado otro.
- No, no es mentira. Escuché que la señorita Lauren la salvó de aquella suerte - continuó otro de los sirvientes - el Duque quiere ponerla como sirvienta personal de la señorita Lauren - un cocinero que por allí pasaba se rió por aquel comentario.
- Sirvienta personal para la señorita? Pobre niña. No durará ni una semana con la jovencita gritando por aquí y por allá porque no puede conseguir arreglar su cabello, o algún vestido. Ella logra hacer que una mujer llore por horas, imagínate con una niña de su edad - mofó el hombre.
- A mí me parece que es muy bella. El Duque tuvo compasión. Además, si la señorita Lauren así lo decidió, es porque así debe ser - le indicó la chica que primeramente había preguntado haciendo que el cocinero se encogiera de hombros y desaparecieron hacia la cocina. Tenía un montón de cosas que hacer para llegar a tiempo a la fiesta.
Después de que Camila había terminado de comer, la mujer de servicio se la llevó a la parte trasera donde quedaba el cuarto que ocuparía la pequeña Castaña. La habitación se componía de camas una arriba de la otra. Donde ella dormiría era un lugar que se veía bastante cómodo y confortable, Camila sólo había conocido el piso frío antes, así que dormir en una cama era un lujo que sus padres sólo se lo pudieron dar en ocasiones especiales. Ella se sentó en el colchón y miró a su alrededor. Había al menos una docena de camas en el largo pasillo, si no más. Se maravillaba en pensar lo afortunadamente ricos que eran la familia Jauregui para poder mantener a todos aquellos sirvientes.
- Aquí están sus prendas - Katia, la mujer de servicio le había llevado la ropa de servicio más pequeña que había encontrado - póntelo de inmediato, tenemos muchas cosas que hacer.
Camila hizo como le dijeron, a pesar de todo ella solo quería estar era con su familia. Ella pensó que podría plantear aquello más tarde, en un momento más oportuno. Se colocó la falda, la camisa y el delantal. A pesar de que eran del tamaño más pequeño, seguían siendo demasiado largos para Camila y Katia solo le pudo arremangar la manga superior en su brazo y plegar el delantal un poco.
Katia: Ven, te voy a mostrar toda la casa - le dijo, haciéndole gestos a Camila para que la siguiera. La Castaña saltó de su cama y dobló su ropa, para colocarla debajo de su almohada.
Ella trataba de mantenerle el paso a Katia para no perderse. La casa era bastante grande. Caminaban a través de la sala donde el gran baile ya se efectuaba según lo que veían en la distancia. Katia le mostró la biblioteca a Camila, donde la sala se llenaba de pared a pared y del techo al piso, con libros que nadie habría tenido tiempo jamás de leer. Había una sala de música con un piano de cola que adornaban el centro de la habitación y ventanales con vistas a una gran parte del patio. Dos de ellos recorrían gran parte de la casa y Camila se sentía abrumada por su tamaño. Sentía que podía perderse tan fácilmente, así que ella se mantenía pegada y muy cerca de Katia.
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Una Caja Musical me Llevo a Ti
FanfictionEn una época donde el mundo era gobernado por reyes, nació en una familia noble una hermosa niña llamada Lauren Jauregui hija del duque. Teniendo como destino desde su nacimiento comprometerse en matrimonio con el hijo del rey. Camila Cabello una n...