Capítulo Nº 20

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****Enredos**********

Las batallas entre los hombres se decidían con espadas y pistolas. Las batallas entre las mujeres eran tan simples. Esta era lo que reflexionaba Lauren mientras yacía en la cama. Deseaba que fuera fácil poder ejecutar una espada y así atravesarle una de las piernas o el hombro a Becky. Eso le daría placer. Pero eran mujeres de sociedad, y por lo tanto la única manera de declararle la guerra a su ex-amiga, era a través del secretismo y una buena dosis de chantaje. Pero, ¿cómo? Becky Watson era demasiado inteligente para ser atrapada en algo escandaloso, no sabía qué hacer para devolverle el golpe.

Becky ya se creía con cada fibra de su cuerpo que la corona era legítimamente suya, que Lauren milagrosamente le había cedido el trono y era cierto, su padre había aparecido de repente relativamente. Michael, había estado decentemente en el alto ranking oficial hasta que salvó al joven príncipe Julian. Después de eso, el Rey prometió prácticamente un matrimonio entre Julian y Lauren. Pero nunca había aparecido Becky en la "película". Su familia era, sí, muy influyentes y amigos íntimos del Rey, pero no eran de sangre real. Era un trato que Lauren debía considerar pero ya se estaba poniendo en práctica. Ambas estaban siempre compitiendo con algo que no era suyo y que luchaban por razones distintas. Pero en el camino, Lauren descubrió algo más importante: Camila.

Camila, con el castaño bañando sus cabellos y el marrón chocolate clavados en su mirada era sin duda algo más importante para Lauren que el propio príncipe. Era su culpa, jamás tuvo que haber mostrado su debilidad ante Camila. Se reprendió mentalmente por esto ya que jamás tuvo que haber tratado a la castaña como a su "amiga", sin pensar que Becky en algún momento, usaría aquello como beneficio personal.

Los errores ya cometidos ni se podían corregir ni echar para atrás ni encontrar algo igualmente perjudicial para usarlo en contra de Becky. Lauren, no estaba demasiado preocupada por la corona, tenía cosas más importantes en su mente en que pensar en ese momento. El acuerdo, sabía que no iba a ser lo último con lo cual Becky la chantajearía.

Imaginó que Becky usaría a Camila cada vez que tuviera oportunidad. Sabía que perdería una propuesta de matrimonio, estaba a merced de Becky cuando ésta ya sabía que aquella relación parecía ir más allá de ser " Amo y Criada". Tuvo que luchar para salvarse y preservar la compañía constante de Camila durante mucho tiempo. Tenía que encontrar algo en contra de Becky y así poder ella misma jugar su mismo juego, ¿Pero qué? Lauren se quejaba mientras intentaba dormir aunque hacía una noche tranquila y fresca, rara para esa época del año. Pensaba en todas las conversaciones que había tenido con Becky, revisando cada palabra, tratando de encontrar algo que le permitiera actuar contra ella, pero no encontraba nada que hiciera parecer menos perfecta a la chica. Se sacó las sábanas sobre su cabeza y gimió frustradamente, lo único que le haría sentir mejor era la próxima vez que fuera ver a Camila.

- En pocos días - susurró - te veré otra vez.

A medida que los días pasaban, cada vez eran más insoportablemente calientes, a Lauren le resultaba difícil reunir las energías para el viaje. No quería sentarse en un carruaje todo un día y sentirse incómoda por el calor, pero la necesidad de ver a Camila eran mucho más urgentes que otra cosa. Envió a un mensajero adelante para anunciar su inminente llegada mientras se subía en el carruaje. Se avivaba aire con un abanico de encaje blanco recortado que su padre le había traído de vuelta desde otro país en uno de sus tantos viajes. Desesperadamente quería sacar su cabeza por la ventana y sentir la brisa que soplaba, pero supo que sólo arruinaría su pelo y no podía aparecerse en la puerta de Becky como si hubiera caminado a través de un torbellino.
Cerró los ojos en contra del calor. El viaje era demasiado para su gusto pero lo repetiría cuantas veces fuera necesario solo para ver a Camila. Volvió su atención fuera, donde los niños jugaban en el río. Arrugó la nariz. Le parecía tan sucio y asqueroso el río. Los niños y niñas que allí jugaban no eran menores o mayores a siete años. Se imaginaba a Camila cuando estuvo más joven y se preguntaba si ella también había jugado en el fangoso río como esos niños. Imaginó lo que la vida debió haber sido para Camila. Había oído y visto las terribles condiciones en que vivían, pero seguramente tuvieron algunos momentos felices también.

Una Caja Musical me Llevo a TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora