Capítulo N° 34

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ajajaja bueno como estoy de buen humor le dejo otro capitulo mas a la señorita que me lee, solo para que vea que soy buena girl

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Lauren se encontraba sentada en el trono elaborado de fino mármol. Ella y Julian se habían quedado así, mientras le acariciaba el cabello y él lloraba silenciosamente sobre su vestido. Después de mucho sollozar, se levantó a duras penas aún con lágrimas en sus ojos; la ojiverde pasó sus manos por su vestido para alisarlo un poco.

Lauren: Si se digna a dejarme hacerlo, me gustaría quedarme, no sólo durante el día, sino también esta noche - Susurró, apenas sacando toda su audacia.

Julian: Por supuesto, mi señorita - Se aclaró la garganta.

Julian: ¡ Guardias! Guardias! - Dos guardias finamente vestidos entraron en la habitación y Julian le hizo un gesto a Lauren - Por favor, informen a los sirvientes, que Lady Lauren se alojará aquí esta noche. Decidles, que hagan los arreglos adecuados, y que debe ser tratada con el máximo cuidado.

 - Los dos guardias se inclinaron y salieron de la habitación para entregar el mensaje.

Lauren se volvió al príncipe, que parecía que iba a llorar otra vez, pero esta vez, se encontró con que su valentía le faltaba y optó por salir de la habitación.

Fueron los recuerdos de Camila lo que le hacían querer golpearse la cabeza contra la pared simplemente para que terminara de salirse de su mente. Era como si el destino, Dios o algo, hubiesen conspirado para que se volvieran a encontrar de nuevo. Todo aquello tenía que suceder en ese momento: el puente inundado, Camila en aquella aldea en particular, ella misma visitando al príncipe ese día en especial, en vez de esperar a que bajara el río y la lluvia pasara.

No notó unos pasos suaves de cierto hombre entrando en la habitación. Él, notó su expresión algo dura y reflexionó si debía intervenir o no. Al final, justo cuando ella parecía estar en trance, ahogada en sus pensamientos; éste, tosió para llamar su atención. El repentino ruido asustó a Lauren, haciendo que se pusiera de pie de manera automática.

Lauren: ...¿Puedo ayudarle? - Preguntó. Mirándole vagamente aunque no podía recordar donde lo había visto, sintiendo que había sido bastante reciente.

- Mis más sinceras disculpas, mi señorita - Él se inclinó - No quise interrumpir nada.

Lauren: En absoluto - respondió automáticamente. Miraba ansiosamente al caballero que estaba ante ella. Era el Joven Alex Lawer. Tan pronto como su mente lúcida se acordó, se dio cuenta lo que debió haberlo traído allí 

Lauren:  El príncipe es está ocupado en este momento - Explicó.

Alex: Ah! - dijo mientras cambiaba constantemente su sombrero de manera nerviosa en sus manos - ¿Tiene alguna idea de cuándo estará disponible?

Lauren: Está cuidando a su padre el día de hoy - respondió - Como comprenderá, no desea ser molestado.

Alex: Desafortunadamente - murmuró - Bueno, pido disculpas una vez más por la molestia, mi señorita. ¿Si no es mucho atrevimiento, podría usted anunciarle al príncipe que he venido a preguntar sobre el título de mi padre? Dígale que voy a regresar mañana a ver si puedo tener una audiencia con él - Se dio la vuelta y dio un paso para salir.

Lauren: Espere - no sabía por qué, pero las palabras se escaparon de su boca - Tal vez... tal vez vaya a volver, podría esperarlo.

Alex: No puedo estar lejos de mi casa por mucho tiempo, todavía hay mucho por hacer, especialmente porque no tengo a mi nombre el título ni las riquezas de mi padre – el joven Lawer respondió - Simplemente no puedo darme el lujo de esperar - dijo para empezar a caminar otra vez hacia la puerta.

Cuando éste avanzaba, Lauren se percató de una flor blanca que el llevaba escondida en su bolsillo. Era el mismo clavel blanco que había visto ayer y que también había visto en otro lugar. Ella los había visto flotando en el aire cuando se encontró con Camila en la carretera y a la chica se le cayó la cesta en el suelo.

Lauren: Señor Lawer...- Llamó. El chico se detuvo otra vez.

Alex: Sí, mi señorita? - Respetuosamente preguntó.

Lauren: No pensé que le gustaran las flores - Y El joven Miró hacia el bolsillo de su abrigo y sacó el clavel blanco.

Alex: Yo no... A mí no, señorita Lauren. Pero me siento tan feliz cada vez que veo uno de estos - Él lo giraba en sus dedos - Una joven muy especial me los vendió. Ella me dijo, que los claveles blancos representan la buena suerte - Lauren no osó en preguntar cuál era el nombre de la joven, pero el destino de alguna manera, estaba jugando con ella, sin duda era Camila.

Lauren:  Ya veo - Ella dijo.

Alex: Alegra mi día cada vez que la visito. Si no estuviera casado, yo estuviera dispuesto a pretenderla, aunque dudo que me hubiera dejado hacerlo. Parece del tipo de mujer, que ha sido despreciada una vez y que no será lo suficientemente tonta como para dejarse herir dos veces. Miraba hacia lo lejos y luego rió avergonzado por el comentario.

Una Caja Musical me Llevo a TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora